—¿Por qué has hecho eso? —le pregunté enfadado.

— Si hubieras mordido eso te habrías muerto, sólo fíjate en lo que ha pasado con la fruta —me dijo él señalando hacia donde la había lanzado.

Entonces vi que, después de que aquella especie de manzana se hubiera golpeado contra un árbol y se hubiera abierto parcialmente, comenzó a salir de ella una especie de zumo que en cuestión de segundos comenzó a corroer aquel árbol causando un gran agujero en el.

—Esta montaña puede parecer muy bonita, pero también es extremadamente peligrosa... Prácticamente cualquier cosa puede matarte, por eso mismo se suele aconsejar que nadie se acerque a ella —me dijo Chain.

Tras ver eso decidí continuar con nuestro camino sin atreverme a tocar nada de lo que había a nuestro alrededor.

Tras un par de horas caminando llegamos a una casa escondida en medio de la ladera de la montaña. Era una vivienda bastante grande y estaba rodeada por una enorme valla de madera que evitaba que se pudiera observar nada desde fuera.

Nos dispusimos a entrar por una puerta que se encontraba no demasiado lejos de donde estábamos, con lo que sorteamos la valla.

Una vez dentro pude ver mejor la casa, que también estaba hecha de madera, y se encontraba rodeada por un jardín. Además, me di cuenta de que había una especie de edificación de piedra justo detrás de la casa.

Entonces Chain se acercó y llamo a la puerta. Después de unos cuantos minutos esperando a que nos abrieran aún no había aparecido nadie, por lo que Chain me hizo una seña para que le siguiera.

Como si esto fuera algo que ya le había pasado más veces, rodeamos la casa hasta llegar delante de la edificación de piedra.

Mi compañero no dudó en abrir la puerta metálica para entrar en aquel edificio, y nada más hacerlo pude notar como una gran ola de calor salía de su interior. Tras eso, cruzamos la puerta para encontrarnos con lo que parecía una fragua en la que había un hombre trabajando.

Era un señor de estatura media, moreno, y tendría unos cuarenta años. Además, como llevaba la camisa arremangada se podía observar que tenía unos brazos muy musculosos; lo más seguro es que fueran el resultado de muchos años trabajando en la fragua.

— Muy buenas —dijo Chain elevando la voz—. Venimos a hacer un pedido.

Al oír la voz de Chain, el hombre se giró y con una gran sonrisa nos saludó:

— Hombre, Chain, cuánto tiempo sin verte por aquí... Ya hace casi diecinueve años que tengo lista tu arma —dijo Óindorn dejando de trabajar en la forja.

— Lo sé, pero he estado bastante ocupado en este tiempo y de todos modos no me he encontrado con ninguna situación que requiera de una de tus creaciones —le dijo Chain apoyándose en una pared—. Pero ahora mismo no me vendría mal si me dieras mi pedido y, si es posible y no estás demasiado ocupado, que forjes una nueva pieza para mi amigo.

— Ya veo... —dijo él mirándome de arriba a abajo—. Mañana comprobaremos qué tal sabe pelear y dónde le vendría mejor una pequeña ayuda.

Después de eso no pasó nada demasiado importante: Óindorn nos invitó a entrar en su casa y nos presentó a su familia, cenamos juntos y nos mostró una habitación en la que podíamos quedarnos durante esa noche.

Por la mañana nos levantamos temprano, y en cuanto nos encontramos con Óindorn vimos que cargaba con una caja de madera de aproximadamente un metro de largo.

— Aquí tienes tu pedido —dijo Óindorn entregándole la caja a Chain—. Espero que no hayas cambiado demasiado tu estilo de pelea, si no esto va a resultar bastante inútil.

Entonces Chain abrió la caja y al hacerlo se encontró con una katana con la funda y el mango blancos.
Con sumo cuidado desenfundó su arma y realizó un tajo en el aire... Pero de pronto el arma se deshizo en miles de lo que parecían pequeñas agujas metálicas casi tan finas como un pelo, cayendo todas al suelo.

— ¿Todo esto para que se rompa con un tajo al aire? —dije yo un poco desilusionado.

— Precisamente ahí está la gracia —dijo Chain sonriendo.

De repente, los trozos comenzaron a brillar ligeramente y volaron a gran velocidad a mi alrededor, pinchando con suavidad en cientos de sitios a la vez, entre ellos varios puntos vitales.

— Por lo que puedo ver, a pesar de que podría usar esto como una espada, su objetivo principal es convertirse en proyectiles y diferentes armas que funcionen bien con mis poderes de telequinesis —evaluó Chain mientras sostenía una de las agujas entre sus dedos y la observaba desde cerca—. Con esto puedo atravesar fácilmente una coraza de acero, el único problema que le veo está en la lucha contra enemigos mucho más grandes que yo, pero contra humanos esto puede resultar un arma muy letal.

— Viéndolo así si que parece resultar muy útil —dije sorprendido.

— Y no solo eso, fíjate en esto —añadió mientras me mostraba el mango, que tenía varios símbolos extraños que resultaban casi invisibles a simple vista—. Esto son runas mágicas: me ayudan a utilizar mi telequinesis y reducen su consumo de [Mp] en gran medida, lo cual me permite pelear durante horas utilizando este arma sin descanso.

Viendo la creación de aquel hombre no pude evitar sorprenderme por la calidad del arma de Chain y emocionarme por lo que podría hacer para mí.

— Ahora que te he entregado tu arma es el turno del chico —dijo Óindorn haciéndome un gesto para que le siguiera.

Héroes enemigos supervivientes:233

I'm (Not) A Hero (Pausada Hasta Nuevo Aviso) Där berättelser lever. Upptäck nu