Un romance de niños que se convirtió en un infierno. Félix no creyó que la chica que amó durante años pudiera romperle el corazón de esa manera. Un joven no tan amigable se cruza por su camino, haciéndole sentir cosas raras que desde un principio su...
Se acercaba la noche y ambos chicos estaban ansiosos. Sentían un pequeño miedo a lo que SuJin podría hacer. Tal vez sólo quería hablar con Changbin, pero los dos sabían que no sería sólo eso.
[...]
— ¿Seguro estarás bien? — Sonó preocupado.
— Sí, sólo espérame en el auto. — Bin lo intentó calmar, pero su tono fue muy serio y nada tranquilizante. Ahora el chico manejaba muy bien la silla de ruedas, aunque con su poca fuerza no podía recorrer largas distancias, así que Félix lo había dejado en la recepción del edificio en el que vivía la joven.
El pecoso se dirigió nuevamente al carro, recordando todo lo sucedido. Él, un ramo de flores y un peluche, todo se fue a la mierda de un día a otro. Bufó cuando su mente le transmitía aquellas imágenes. Puso sus manos detrás de su cabeza y se echó hacia atrás mientras miraba por el espejo, pero sólo veía la bella imagen de la Luna junto a un poste luz, tendría que esperar.
[...]
Changbin vestía completamente de negro, una sudadera y un buzo cómodo, esa noche hacía algo de frío. Tocó la puerta esperando que la respuesta fuera inmediata, no tenía mucho tiempo. Una chica totalmente arreglada y con un labial rojo intenso se presentó, su vestido llegaba un poco más arriba de sus rodillas, pero el sexy escote dejaba un poco a la vista sus pechos. El pelinegro había quedado pegado un rato, pero luego miró hacia otro lado, no caería esta vez. Con sus manos movió ambos ruedas y entró al apartamento.
— Y bien, ¿Qué era lo que querías? — Comenzó mientras se cruzaba de brazos.
— ¿No es obvio? Te quiero a tí. — Ese tono seductor que usaba, se acercaba lentamente hasta el chico, quedando a su altura. — Sabes perfectamente que lo nuestro quedó pendiente, no puedes alejarte a si como así de mí. — Sonó algo manipuladora.
— SuJin, sabes perfectamente que ya no hago este tipo de cosas, y menos ahora que ya ni puedo usar mis piernas. — Miró las mencionadas, se sentía inútil.
— Eso no es impedimento, puedes satisfacerme igualmente. — Puso sus manos alrededor del cuello del chico, incrustando los dedos en sus suaves cabellos.
— ¿Sabes algo? — Tomó de las muñecas a la mujer y la alejó. — No caeré de nuevo en tu jueguito, si sólo me querías para tener sexo lamento decirte que me niego, ahora me tengo que ir. — Luego de esas palabras un fuerte estruendo se escuchó por toda la sala. La chica habúa empujado aquella silla con toda su fuerza hacia un lado, logrando que Bin cayera de ella; estaba totalmente loca.
— Si no vas a ser mío por las buenas, serás por las malas. — Empezó a quitarle la ropa mientras se sentaba encima de él. — ¡No puedes dejarme así como así, yo debería hacer eso! ¡Sé un caballero esta vez, Changbin!
Nunca pensó que esto le pasaría, sería violado ¿por una chica? Que irónico ¿no? Él realmente no quería, intentaba levantarse, pero sus piernas se lo impedían. La podía golpear, le podía hacer daño, sus manos estaban débiles, no podía hacer mucho, además el shock del momento sólo le permitía desesperarse. Comenzó a gritar, eso lo podía salvar, pero SuJin le tapó la boca, amenazándolo.
[...]
Dormía con el asiento acomodado hacia atrás. No paraba de pensar en Changbin. Vió la hora en su celular, dándose cuenta de que ya habían pasado varios minutos, no era normal. Salió del vehículo algo asustado, volvería a la misma situación de antes. Esperaba que su exnovia no haya cambiado la contraseña de sus casilleros, buscaría la copia de la llave. Ingresó el código correspondiente, se sorprendío cuando la pequeña puerta de metal se abrió, dando paso a los objetos de la chica. Además de la llave notó unos papeles extraños, decidió llevarselos para leerlos luego; sospechaba de ella.
Algo apresurado decidió subir por las escaleras. Buscaba el número mirando de un lado a otro. Escontró la entrada, sus manos estaban muy temblorosas. Metió la llave por la cerradura como pudo y abrió la puerta.
No de nuevo, la misma escena, ahora en el piso ¿Qué estaba pasando? Quería echarse a llorar ahí mismo. Notó a Bin algo incómodo, como si no quisiera estar ahí, de repente fijó su vista en el castaño, pedía auxilio con esos ojos oscuros, le estaba pidiendo que lo salvara. No dudó, no entendía nada, pero lo único que quería era ayudarlo. Empujó a SuJin contra la pared, la tomó por los hombros, la odiaba, la odiaba con toda su alma, eso lo demostraba tan sólo con su expresión. No resistió y la golpeó con toda su fuerza cerca del ojo derecho, dejándola inconsciente. Su respiración estaba agitada, nunca creyó pegarle a una chica, pero esa estúpida lo merecía.
Changbin estaba desnudo frente a él, llorando. El pecoso suspiró aliviado sabiendo que su amigo no tenia intenciones de nada con la joven. Lo vistió y acopló nuevamente a la silla, estaba devastado. Se sentía más que inutil por no poder salvarse a si mismo, quería volver a caminar, algo imposible.
Llegaron al auto, antes de entrar Félix abrazó con todas sus fuerzas al discapacitado, llorando ambos en el hombro del otro.
— Lamento no haber llegado a tiempo, por favor perdóname. — Sollozaba.
— N-No digas eso, yo debía defenderme. — Acariciaba el cabello del castaño.
— Yo prometí estar siempre para tí, debí entrar contigo, te dejé solo. — Maldecía para sí mismo.
— Félix, oye mírame. — Las mejillas y la nariz roja de ambos, junto al aire frío saliendo de sus bocas daba un ambiente triste. El pecoso detuvo el abrazo para mirarlo — Tú no tienes la culpa de nada. — Tomó su rostro con sus grandes manos, secándole las lágrimas. — Será mejor que nos vayamos antes de que esa psicópata despierte. — Estaban tan cerca del otro que podían sentir sus respiraciones. Si ambos se gustaban ¿Por qué no se besaban? A pesar de lo que acababa de pasar seguramente una pequeña muestra de amor le vendría bien a los dos ¿No?
Cada voto es una golpiza más en el rostro de Su Jin por arruinar mi OTP.
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