Wide Awake

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El reloj marcaba las diez y cuarto de la noche cuando HoSeok se encontraba esperando su turno para comprar un emparedado y un café para la cena. En algunas horas abordaría el avión que lo llevaría de vuelta a Nueva York, junto a ChangKyun.

Mientras comía, a unas cuantas mesas de él, se encontraba un una joven pareja que compartía un pastelillo mientras se cuchicheaban cosas y que de vez en cuando se acercaban para dejar tiernos besos sobre los labios o mejillas del contrario. Sonrió.

Melancólicamente recordó cuando besó a Im por primera vez y cuan nervioso estaba por ello... y también por el vuelo. El miedo a las alturas aún no lo había superado y ahora, sin ChangKyun —y sus labios—, pensó que sería más difícil de sobrellevarlo.

A las once en punto ya estaba en su asiento, por supuesto el de la ventanilla. Tal vez así se sentiría menos sofocado e ignoraría más fácilmente el impulso de arrojarse al vacío por la ansiedad que estar ahí le provocaba.

Se colocó sus audífonos y la música comenzó a sonar aleatoriamente. Cuando sus ojos comenzaron a sentirse pesados se acurrucó solitariamente en su asiento y añorando poder estar ya junto al pequeño Im soñó con él. Soñó con su cabello a medio peinar y su mal humor mañanero. Soñó con su voz y su cuerpo. Soñó que lo tenía entre sus brazos

Gracias a la dulce voz de la azafata tuvo que despertar puesto que el avión comenzaría su descenso y él debía tomar las precauciones necesarias. El cansancio y la tensión que había estado acumulando en los últimos meses se había alojado en su espalda en una sola noche haciéndolo gruñir y refunfuñar.

Llegar a su apartamento no fue precisamente alentador. Había olvidado el montón de cajas vacías que dejó arrumbadas por todos lados cuando tuvo que regresar a Seúl. Ignorando todo el desastre fue a su habitación y se quedó dormido sobre el colchón sin sábanas si quiera.

Para cuando el sol estaba ocultándose y el viento golpeaba suavemente sobre las hojas de los árboles, un fuerte gruñido en su barriga lo hizo despertar. Caminó con pesadez hacia la cocina con la ilusión de encontrar algo de comida enlatada o tan siquiera una botella con agua para beber y en definitiva no fue así.

Volvió a su habitación, esta vez seleccionando de entre sus maletas un conjunto deportivo negro con líneas blancas, unos tenis del mismo color y una gorra. Se metió a la ducha planificando —y ensayando— en su mente que sería lo primero que le diría a ChangKyun en cuento lo viera. Se recordó así mismo cuando en cuarto año se declaró por primera vez a alguien, se sentía como un tonto y un inocente. Pero no engañaría a nadie, también se sentía especialmente entusiasmado por volver a ver a su chico después de tanto tiempo. Los mensajes y las largas video llamadas ya no eran suficientes para él, necesitaba más, necesitaba poder abrazarlo y mimarlo. No importaba si solo estaban en casa y veían aburridas películas o series —que en su mayoría eran elegidas por ChangKyun— o si salían a algún excéntrico y apartado lugar en otra galaxia. Mientras Im ChangKyun estuviese a su lado todo estaría bien.

Tan rápido como pudo salió de su apartamento y aunque algunos vecinos lo detuvieron para saludarlo y decirles cuán alegres estaban de verlo de nuevo estuvo en la estación del tren en menos de diez minutos.

Mientras caminaba directo a la casa de Im sus rodillas habían comenzado a temblar y sus manos a sudar y aunque ceder no era una opción pensó seriamente en retroceder y volver a su apartamento, tal vez no estaba listo para verlo. Respiro hondo y en un parpadeo ya estaba frente a la puerta deseada. Titubeó un poco antes de tocar el timbre pero finalmente lo hizo.

Recargó su frente sobre la madera esperando a que la puerta se abriera. Tocó un par de veces más y al notar que sus intentos eran en vano se sentó sobre las escaleras, decidido a esperar. Sacó su celular y le envió un mensaje de texto a HyunWoo, solamente para anunciar su llegada y quedar juntos algún otro día.

Closer | Jookyun | 🐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora