Roses

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Era sábado por la tarde y Changkyun pasaba su fin de semana tranquilamente como casi siempre. Estaba sentado en el sofá anaranjado de la sala y sus pies descansaban en la mesa de centro y entre las manos tenía un gran bote de helado de galleta. En la televisión se reproducía el capítulo cinco de Stranger Things, la fiebre por la serie le había llegado demasiado tarde. Aún tenía su pijama puesta y ya eran las 2:00 pm, su padre no estaba en casa y quería relajarse lo más que su cuerpo le permitiera, el lunes tenía la entrevista a la facultad de arquitectura y claro que estaba nervioso.

Hace casi 15 días que no veía a Jooheon, simplemente hablaban por teléfono y chats. De alguna manera estaba agradecido por eso, sentía que no estaba perdiendo el control. Aún así lo extrañaba.
No es que estuvieran en una relación formal. Pero tenían algo.
Y ese algo, en los tres meses que llevaban saliendo ya los había colmado de besos, abrazos y coquetos mensajes matutinos. Claro que no solamente hablaban de cosas cursis, mantenían esas platicas absurdas y divertidas que tuvieron desde que se conocieron. También hablaban de lo que les preocupaba y los exámenes de admisión y entrevistas se habían hecho presentes en esas horas de pláticas interminables entre dos jóvenes que comenzaban a experimentar un amor serio.

Aunque a Jooheon las cosas se le estaban haciendo demasiado fáciles, el ya había sido admitido en la universidad, y es que tenía un gran talento para la composición y su voz era preciosa. Tenía demasiados talentos musicales.
El lado realmente sensible de Jooheon era el que más le había gustado a Changkyun, ese lado en el cual Jooheon se quedaba horas escribiendo canciones -o sabe Dios que- y la satisfacción que tenía en el rostro cuando les encontraba una linda melodía. Y al parecer ese lado también le gustaba a la escuela a la que el de hoyuelos entraría.

Y ahí estaba de nuevo, retrocediendo 10 segundos al episodio porque se encontraba pensando en aquel chico y perdía el hilo de la historia.

Se había enterado por Kihyun que ya habían encontrado un apartamento cerca de el Museo de Historia Natural. Debía admitir que estaba feliz por su amigo, pero lo estaba un poco más porque el caprichoso Jooheon no iba a tener que apartarse tan pronto de Hyunwoo. Todos ganaban.

Sonó el timbre y Changkyun lo escucho con pesar, ya que estaba casi seguro de que era uno de esos repartidores de propaganda, así que pauso la televisión, se puso sus pantuflas de garritas y sin quitarse de la boca la cuchara con helado de galleta abrió la puerta.

—Kyunnie, traje pizza y alitas.

Y sin aviso entró a la casa del pequeño Changkyun.

(T▽T)

Jooheon ya estaba en la cocina y Changkyun se maldijo internamente al menos unas 100 veces, aún estaba como si recién se hubiera despertado. Y peor, con sus pantuflas de garritas.
—¿Por que no me dijiste que venías? Pude preparar algo. —Dijo Changkyun con la intención de decir implícitamente que pudo haberse arreglado o mínimo traer puestos zapatos.
—Estaba de paso, pequeño. Y si te hubiera avisado no habría sido una sorpresa. Tonto. —Dijo observándolo con un puchero y poniendo una rebanada de pizza en cada plato. —Además, quería darte ánimos para el lunes. Sé que mañana llega tu papá y querrás estar con el. —Añadió con una sonrisa y se acercó al sillón en el que estaba sentado el menor. Changkyun fue por vasos. Sirvió un poco de jugo en el suyo y té helado en el de su "invitado"

Comieron y vieron un episodio más de Stranger Things cuando Changkyun de verdad se sintió incómodo y prácticamente pidió permiso para poder ir a ducharse, ya que Jooheon se había aferrado a él como si fuera una garrapata.

Closer | Jookyun | 🐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora