Dos tipos de amor

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Emma cruzó los brazos y se recostó contra el respaldo de su silla en el jardín, era martes y estaba en su tiempo libre antes de la siguiente clase. Le llegaron comentarios en su nueva entrada, fue a leer el primero. Una tal Sol Armoa decía «Violaré una de las normas de la comunidad y te diré que eres una tonta, Emma. B no te conviene, evidentemente, y todo apunta a que deberías darle más importancia a alguien, cuyo nombre empieza con C. J puede irse a ya-sabes-dónde. No te decepciones porque pillaste a C con alguien más, es soltero, hasta donde lo comentaste, es completamente normal que busque una distracción, ¡las mujeres también hacemos eso!». Emma abrió los ojos de forma exagerada y cerró la computadora de golpe, frente a ella estaba sentado Brandon, acababa de llegar, lucía como enojado.

—No sabes la cara que puse cuando me enteré que un moreno, no identificado, se robó a mi chica.

Emma respiró entrecortado por la boca, —No me sentí bien, disculpa. No tolero estar mucho tiempo en medio de una aglomeración. El moreno era Jordan, mi amigo, solo me acompañó hasta mi dormitorio, quiero decir, hasta mi edificio, porque nos despedimos en la entrada. Discúlpame por haber desaparecido, sentí mucha pena después de eso, por haberte abandonado, digo.

—Cariño, me lo hubieses dicho.

Emma bebió su botella de agua, sin saber qué decirle.

—La drogadicta anda diciendo que tú te drogas —añadió él.

—¿Q-qué?

—Con pastillas.

«Demonios, demonios, demonios», pensó Emma.

—No sé hasta qué punto puedo creerle. —Brandon se acomodó mejor en su asiento y cruzó sus brazos.

—Y-yo sufro de trastorno de ansiedad.

—Ansiedad. Vaya. La enfermedad del siglo veintiuno.

—La ansiedad es un trastorno. Y no me drogo de la manera en la que Vivian lo divulgó.

—Tu ansiedad es algo que me hubiese gustado escuchar en nuestra primera cita.

Emma frunció el ceño, —¿Cuál primera cita? Ni siquiera me prestaste atención. —Realmente lo dijo sin pelos en la lengua, mas se achicó completamente al crear conciencia; ¿cómo pudo hablarle de esa manera?, ¿qué iba a pensar de ella?

«¿No te parece que ya hiciste suficiente abandonándolo? ¿Tenías que quejarte de su atención? ¿Hablarle de esa manera?», se castigó en su interior.

No podía ni mirarlo de la pena que estaba sintiendo.

—Tengo amigos, Emma. No esperes que toda mi atención esté puesta en ti todo el tiempo. Me ofende demasiado que me hagas ver como el malo de la historia cuando incluso te pedí que me acompañaras a la fiesta para presentarte a mis hermanos. En tres días es la fiesta de mi fraternidad, es una tradición que la hagamos después de las Beta, en serio espero que seas mi acompañante, que no me abandones.

Emma se relajó tan solo un poco. Sus músculos estaban rígidos al igual que su mandíbula, pero saber que Brandon la quería como acompañante, a pesar de haberlo abandonado, era un motivo para relajarse.

—¿Me acompañarás o tengo que rogártelo?

—Iré. Tengo clases ahora. —se puso de pie y recogió sus pertenencias, estaba por irse de ahí, pero él la detuvo del brazo y apuntó su cara; quería un beso en la mejilla. Emma tomó aire y se inclinó a darle un beso rápido, luego se fue. Brandon se quedó mirando cómo esas pequeñas piernas se alejaban; deseaba hacerle de todo, pero, sobre todo, deseaba verla arrodillada frente a él.

Al Estilo Emma© #1Where stories live. Discover now