"Y no, ya para que pedir perdón, no es correcto no puedo compartir lo que no se me dio no soy la dueña de tu corazón yo soy quien sobra en esta habitación"
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palomacoceres ha subido una historia 📍Aeropuerto de Barajas, Madrid
5:30 de la mañana, demasiado temprano para mí Dortmund nos olemos luego 🤙🇩🇪
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Sí, Paloma tampoco entendía muy bien como es que había terminado volando a Dortmund. Hasta donde ella sabía -y había planeado- viajaría a Bélgica para cubrir la fecha de Champions del interesantisimo Valencia. Claro que no estaba en desacuerdo con el cambio. Solo le parecía tan raro, que tampoco había querido involucrarse en conseguir una explicación. Al parecer, y a lo único que ella se había limitado a escuchar, había habido un misterioso intercambio de números de whatsapp entre Julia y Koke. Paloma no sabía qué era peor: Paulina entrometiéndose en la vida amorosa de su hija o que la revista se sustente a base de favores. En síntesis, la argentina estaba sentada en el aeropuerto concentrándose en no dormirse, a unos minutos de subirse a un avión directo a la ciudad alemana.
Toda la vida le dijeron que Europa -comparada a países del continente americano- era un pañuelo. Lo que nunca pensó es que eso iba a ser figurativo. Justamente fue eso lo que no la dejó dormir ni la noche anterior ni las dos horas y media de vuelo. La cosa era que el Borussia Dortmund (equipo que Paloma consideraba 'una mentira') jugaba la jornada número tres con ningún otro que el mismísimo Atlético Madrid.
Antoine y Paloma no habían vuelto a hablar. Luego de las reiteradas veces que él la ignoró por cualquier dispositivo posible, ella simplemente dejó de llamar. Dos semanas de rechazos eran suficiente para entender que su dignidad valía mucho más. Era curioso -y la ponía muy nerviosa- el hecho de que la historiadora se iba a tener que abrir paso entre él y su equipo para conseguir algo bueno para la revista.
Entre los vueloslow-cost, el tránsito de la mañana y su cansancio acumulado, Paloma se tiró e cabeza a la cama apenas llegó al hotel. No es que iba a poder descansar mucho, eso es claro. Se le venían encima tres días a todo ritmo, en donde iba a tener que disponer de todas sus habilidades (y un poco de su encanto, también) para conseguir entrevistas y datos de color.
Paloma se sentó en el borde de la cama y revisó su agenda. El partido no sería hasta la noche del día siguiente, por lo que aquel martes tenía libre hasta el entrenamiento vespertino a puertas abiertas que iban a dar los equipos. Decidió cambiarse los tacos por un par de borcegos y se colocó una bufanda roja que resaltaba por sobre el tapado blanco. Salió a la calle dispuesta a caminar un poco para luego encontrar un lugar para almorzar.
