doce.

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"Caminando caminandote, mi calle que quizá, yo pueda cambiar
esperando esperándote, costumbres argentinas, de.. decir ¡NO!"

-No - respondió Paloma de manera determinada y al mismo tiempo desafiante.
-¿Disculpa?- Gustavo frunció el ceño. No era la respuesta que esperaba.
-Digo que no. No quiero- La muchacha repitió.

Los dos se encontraban en la oficina de Gustavo. Era lunes por la mañana y a ninguno le sentaba bien la situación. El español le había ofrecido lo que a él le parecía la oportunidad de su vida, sin embargo Paloma tenía otros planes y se negaba rotundamente.

-Paloma, estamos hablando de la Champions. Tendrías pases vip, exclusivas con los jugadores, ganarías popularidad ¡hasta podrías conseguir novio!- exclamó el hombre lanzando sus manos en el aire. 
-Yo no soy periodista y mucho menos deportiva. Te estás abusando de mi predisposición. Yo vine acá a hacer una pasantía de historia, no a entrevistar a futbolistas- afirmó. 

Paloma estaba mas allá del bien y del mal. Su fin de semana no había sido para nada bueno: no tenía agua caliente en su casa para ducharse, el tipo de cambio había vuelto a subir y su celular se le estaba quedando sin datos. Como si eso fuera poco, no había oído -ni leído- una palabra de Antoine desde aquella conversación por Instagram. Siete días sin dirigirse la palabra le parecía raro y también sospechoso. Entendía que ambos estaban con mil responsabilidades a full todo el tiempo, pero un mensajito de texto... ¿era mucho pedir? 

-Señorita, no sé si tú sabes, vivimos en un mundo capitalista. No hacemos lo que queremos, hacemos lo que mas vende. Y hasta ahora, lo que estuvo vendiendo fueron las entrevistas a jugadores, que de hecho tú propusiste. 
-Qué visión tan triste- respondió. Quiso decir algo mas pero se quedó callada. Realmente estaba indignada. 
-Lo siento, Paloma, pero las cosas son así. Y el jefe aquí soy yo. La semana entrante irás a cubrir partidos de Champions. Tus compañeros ya se están moviendo para conseguir contactos. 

La argentina salió de la oficina apenada, mordiendo bronca entre dientes. El poco poder de decisión que tenía la hacía sentir débil y la afligía mucho el hecho de que no podía hacer nada mas que acatar. Las reglas del juego del sistema eran así, por lo menos hasta que ella fuera jefe, cosa que nunca pasaría, al menos en el corto plazo. 

Se sentó en su escritorio y le dio un largo sorbo a su vaso de café, que encima estaba frío. Escuchó la voz de Bruno detrás de ella y giró sobre su silla para mirarlo.

-Paloma, aquí estuve haciendo unas llamadas para ver con quien podemos contactarte- le comentó el madrileño.

La muchacha seguía sin entender a que iba el trabajo. Las entrevistas anteriores al menos tenían una relación de pertenencia con la ciudad, pero ahora era cualquier jugador con tal de vender. Pareciera que esa era la cruda realidad...
-A ver, contame- respondió intentando esconder el tono ácido. 

-Vale, los equipos que han respondido a mis llamadas son: Young Boys de Suiza; Club Brujas de Bélgica- Paloma asentía al escuchar cada nombre- Estrella Roja de Serbia; y la frutillita del postre: el Valencia- la muchacha continuó con el movimiento de cabeza, ahora mas acentuado.

-Ah, claro, claro. Equipos de mierda, por lo que veo- exclamó. Bruno quedó anonadado- No, no me mires así, sabes que lo son. Son equipos de mierda, que no conoce nadie y que se fundaron hace dos años- finalizó tajante. Su compañero permaneció en silencio.

Paloma giró para estar frente a la computadora de nuevo.
-Gustavo piensa que una vez en el lugar, puedes conseguir contactarte con equipos importantes...ya sabes...- volvió a hablar el muchacho.
-Gustavo es un pelotudo- la frase rompió todo tipo de armonía- que se piensa que yo aplaudo y los jugadores caen rendidos ante mí. 
-Calma, Palom...-
-Calma nada- lo interrumpió- déjame ver qué puedo hacer y te aviso.

paloma. || antoine griezmann ✔️Where stories live. Discover now