tres.

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"Hasta ayer, todo andaba bien y ahora el mundo es tan extraño. Cómo hacer para distinguir la sinceridad del engaño"

Antoine estacionó su auto justo en la puerta del bar, lugar para los reservados. Entró al bar como si fuera suyo. Aunque no estaba escrito en ningún papel, su reiterada presenci ameritaba que lo sea. El lugar era amplio pero su interior no tenía nada fuera de lo convencional. Mesas para varias personas, una larga barra al fondo y un sútil escenario acoplado a una pequeña pista de baile.

Saludó a Carlos, uno de los dueños, con un abrazo y se ubicó en una de las banquetas acomodada frente a la barra.
-¡Antoine! Qué raro verte un lunes ¿lo mismo de siempre?-preguntó su compañero, en referencia al tipico menu que pedía regularmente.
-Sí...salí con hambre de entrenar y bueno... y no, que sea con cerveza esta vez. -se decidió el francés, desobedeciendo la máxima del club de no tomar alcohol los días de semana.

Mientras esperaba su cena, Griezmann se sacó una foto y la subió a su cuenta de Instagram, no sin antes bloquear temporalmente a su novia y a su entrenador para no despertar sospechas de nada.

Lo que no sabía el galo es que justo en la otra punta de la barra, se encontraba Paloma practicamente devorando su comida como un canibal. Si bien la muchacha esperaba cenar en algún restaurante con un poco mas de variedad en el menú, se encontró con la mayoría de ellos ofrenciendo el postre. Parecía que Madrid era una ciudad que dormía temprano...
Se tuvo que conformar con entrar a un bar y comer algo tan internacional y común como la ensalada caesar, acompañada por una porción generosa de papas fritas.

Paloma bebió un largo trago de cerveza al tiempo que chequeaba las stories de su instagram. Tuvo que esforzarse de no escupir todo cuando notó con quien estaba compartiendo ubicación. Revoleó la cabeza para todos lados buscando, inconscientemente, el característico pelo rubio decolorado de uno de sus jugadores favoritos. En cambio, divisó a un hombre a su derecha, de mediana estatura con la cabeza rapada y un porrón de cerveza en la mano. Sus miradas se encontraron y Paloma se quedó congelada. Con la expresión denotando sorpresa e incredibilidad, no hizo otra cosa más que identificarlo. Esos ojos azules no se podrían olvidar ni en 100 años...

Antoine bebía de la botella de cerveza cuando se sintió incomodo. Por el rabillo del ojo divisó la mirada fija de una muchacha. Si bien no quería mirar, no le dio mucha importancia. Fanáticos había en todos lados e históricamente lo habían rodeado. Sin embargo, esa noche no quería tener contacto con nadie, ni siquiera con una desconocida con -seguramente- intenciones de sacarse una selfie.

Los minutos pasaban y la cerveza se acababa. La muchacha seguía mirando de reojo pero cada vez de manera mas obvia. No había sido un buen día para Antoine, estaba cansado y alcohol ya había empezado a desinhibirlo. Su celular no paraba de vibrar por los constantes mensajes recibidos. Su novia, su manager, sus compañeros de equipo. Todos y nadie a la vez. Soltó el teléfono violentamente y giró sobre su eje hacía el lado de la chica.

-A ver, dime qué quieres, que no has parado de mirarme ni un segundo- le gritó, causándole un sobresalto. Con alguien había que desquitarse...
Paloma lo miró, todavía algo shockeada por el llamado de atención repentino. Él la observó. Rubia, de estatura estándar, flaca, no debía tener mas de 30 años.
-Te soluciono las cosas- habló ante el silencio- ¿Qué quieres? ¿Una selfie? ¿Un autógrafo? - agregó con un tono mas bajo pero igual de exaltado.

Paloma volvió a clavarle la mirada. Su rostro mostraba confusión y desentendimiento de lo que estaba sucediendo. Sin embargo, el silencio sacaba de quicio al futbolista ¿qué pasaba que no le respondía?

-Antoine- habló de una vez por todas, en un murmullo- Soy Paloma. Paloma Cóceres. ¿No te acordas de mí?

Ahora el que estaba en silencio total era Griezmann. Quieto, casi petrificado, lo único que se reproducía en su mente era el gif de Barney Stinson cuando se le "explota la cabeza". Ahora sí la veía. Rubia, de facciones afiladas, pero con los ojos color café denotando inocencia. ¿Cómo es que se había olvidado de aquella cara?

-Sí... ¡no lo creo! Luego de tanto tiempo...- se acercó y se sentó al lado de la muchacha- Estas igual, aunque no te haya reconocido...
-¿Igual que cuando tenía 13?- agregó con una pequeña risa -qué bueno que no se me note el paso del tiempo.
-¿Has vuelto? - preguntó el francés.
-No, no. Es temporal. Vine a hacer una pasantía de historia europea unos meses -Antoine sintió un dejo de desilusión en algún lugarcito recóndito de su ser- Llegué hoy igual.
-Vale, enhorabuena -respondió un poco desconectado de la situación, todavía no podía salir de su asombro. -Perdón, pero no puedo creer la coincidencia. ¿Cuánto tiempo pasó desde la última vez que nos vimos? ¿10 años al menos?
-Y...yo de San Sebastián me fui a los 15...así que sí, una década. -respondió, al terminar de hacer cálculos.
-Pensé que nunca volvería a verte...- rió, nervioso.
-Cuando me fui, pensaba lo mismo. Al tiempo me encontré leyendo tu nombre en los diarios y viéndote jugar en la primera división... mirate ahora, sos todo un campeón.

Ambos rieron, aunque no hubiera ningun chiste del que reirse. Paloma encontraba cómico las vueltas del destino o las coincidencias de la vida y Antoine se sentía feliz de reencontrarse con su vieja amiga. Amagó a sacar un tema de conversación, pero sintió la vibración determinante de su celular. Se disculpó y atendió el teléfono. Era Erika, nuevamente preguntando a qué hora volvería. Ya no tenía opción, era tarde y debía regresar a su casa.

-Disculpa, debo irme, yo... tengo cosas...-le dijo, intentando no mencionar la palabra "novia".
-Está bien, entiendo- interrumpió la argentina.

Dentro de toda perplejidad, Antoine estaba seguro de algo: quería volver a ver a su vieja amiga.
-¿Qué piensas de vernos algún otro día? - preguntó, algo tímido.
Paloma dejó escapar una risa.
-Solo si me convidas mates-
El francés le pidió su instagram y comenzó a seguirla. Se saludaron con un beso en la mejilla, propio de las costumbres rioplatenses y se retiró.

Cuando llegó a su casa, agradeció que su novia haya caído dormida y le haya evitado tener que inventar mas mentiras. Se recostó en el sofá y prendió la televisión. El resumen deportivo del día, sin embargo, no era tan interesante como el perfil de Paloma. Ahora la veía en todos lados. A través de los artilugios que tenía la app para mostrarte a quienes queres ver -y a quienes no, también- Antoine notó todos los likes de la muchacha en sus fotos. Se asustó. ¿Y si ella también había comprado esa imagen distorsionada de él?

Apagó su celular y se desplazó a su dormitorio, donde yacía su compañera. Se acostó en el borde de la cama, cerró los ojos, y abrazándose a sí mismo, se durmió de una vez por todas.

Hola! tercer capitulo, espero que les guste. Si es así, por favor voten y comenten qué les parece!
Canción: "Confundido" Los Auténticos Decadentes

paloma. || antoine griezmann ✔️Where stories live. Discover now