BUCKY BARNES

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Olvidame III

Dos meses.
Habían pasado dos meses desde que Bucky Barnes apareció en la escalera de tu edificio días después de sacarte de tu coche en llamas, dos meses después de que te había besado. Dos meses después de irse sin dejar rastro.

"забыть меня" (olvidame)

Caminas con tu bolso colgado al hombro, por la ajetreada calle, empujando a multitudes de personas para llegar al edificio de tu apartamento. Te dolían los músculos debido a las clases de lucha que estabas tomando en un gimnasio; Te habías inscrito en una clase de defensa personal una semana después de que Bucky se fue. Deseabas poder decir que no fue por lo que había pasado en el puente, pero todo tenía que ver con ese día. Te negaste a volver a necesitar un guardaespaldas, y menos después de que el último hubiese desaparecido de la faz de la tierra por una clase de "errores"

"забыть меня" (olvidame)

¿Cómo pudiste?, ¿cómo pudiste olvidarme?, ¿cómo poder olvidarte? Irónicamente esas palabras que te había dicho parecían alguna vez irse; rebotaban de un lado al otro de tu cabeza, sin signos de escape. Lo escuchabas en cada lugar al que ibas, en cada paso que dabas; siempre pensabas en él y te volvía loca. Un extraño no podía afectarte tanto, ¿verdad?

Justo cuando comenzabas a cruzar la calle, un motorista casi te lleva por delante, aunque afortunadamente, gracias a tus entrenamientos, fuiste rápida y conseguiste esquibarlo. Sin embargo los entrenamientos no te preparaban para esa clase de situaciones, así que no te apartaste lo suficiente y el manillar consiguió arrancarte el bolso. Maldijiste por lo bajo, y te arrodillaste para recuperarlo. Al retroceder pudiste dislumbrar una figura.

Una figura familiar.

"¿Bucky?" Te susurraste a ti misma, estrechando los ojos para tener una perspectiva más clara del hombre al otro lado de la calle.

Pasó un autobús, y miraste nuevamente la acera, esperando que pasara. Una vez que no estaba obstruyedo tu visión, miraste arriba y abajo de la calle frente a ti, solo para ver a un montón de extraños. Ninguno era Bucky Barnes. Permaneciste allí unos minutos más. Intentando no molestar a la gente que iba y venía, prometiéndote a ti misma no estar allí más de 10 minutos... Bucky... Solo una parte de ti se había convencido de que era una ilusión, un truco cruel que tu mente te jugaba solo porque lo echabas de menos. Te sentiste estúpida. Solo habías estado con él dos veces, incluso un beso compartido no negaba el hecho de que no lo conocías, sin embargo, tampoco cambiaba el hecho de que querías verlo nuevamente.

Un suspiro escapó de tus labios cuando te giraste y te acercaste a tu edificio; tu casero estaba parado junto a la puerta mientras terminaba uno de sus cigarros. Su barriga cerbezera asomaba a través de la camiseta metida en sus pantalones. Sabías exactamente lo que quería, y no estabas lista para lidiar con sus quejas, justo hoy. Sacaste el único billete de 50 dolares que tenías, acercándote a él.

"Señorita" se sacó el cigarrillo de la boca "me alegra saber que está viva."

Hiciste una mueca de disgusto y tendiste el arrugado billete para que lo tomara. "Tómalo, es todo lo que tengo este mes."

"Te dije 150, esto no es ni la mitad, cariño." El insistió, colocando el cigarrillo entre sus labios nuevamente.

Tragaste saliva, subiendo el bolso a tus hombros nuevamente. "Conseguiré dinero, Lee, solo necesito más tiempo."

"Eso dicen todos." Frunció el ceño metiendo los 50 dolares en su bolsillo. "Tal vez si no gastases tu dinero en juegos infantiles tendrías más "

"¿juegos infantiles?" Te burlaste. "Te dije que mi padre está en Brinton Woods, y yo soy quien paga sus cuentas."

Tu padre había desarrollado una adicción a las drogas con el paso de los años, desde que se había ido tu madre, y nunca pudo dejar esa vida. Hasta aquel día, cuando le contaste que Bucky te había salvado. Se dio cuenta de que necesitaba salvarse. No podría seguir si no estás con él.

Bucky Barnes & Sebastian Stan | One Shots Where stories live. Discover now