Capítulo 5. La teoría del rumor

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Un poco mareada todavía por las sensaciones que acababa de experimentar me moví sigilosamente hacia la barra. Un centenar de preguntas se sucedían por mi monitor mental, estaba en shock. Había una pregunta que volvía una y otra vez ¿me gustaba Ambar?

¡Por dios, no podía ser cierto! 

Lo peor era reconocer que me sentía atraída por una maltratadora serial. ¡Total freak! 

Mis amigas bebían y reían sin atisbos de autorecriminaciones.

  —Nina, ¡que cara! ¿te encontraste con el payaso de IT en el baño?

 —Es probable...  

Ahora, de verdad, ¿Porqué habría de gustarme Ambar? 

 —¡No nos digas que ya perdiste la virginidad con Ramiro! —dijo Soledad risueña como siempre. Su cabeza se movió como la de una mascotita para autos.   

No me animaba a decir porqué, ahora que sabía la razón. Volví a pensar en Ambar. Estaba claro que cuando ella quería, podía agradar a cualquiera. ¡Ahí estaba, me había confundido con sus dotes hipnóticos! 

  —Por favor —resoplé. Celina me observó atenta.

  ¡Me sentí cómoda por un instante con ella, eso es todo! Evidentemente estoy un poco necesitada de cariño. Tal vez hubiera sentido lo mismo con Pulpi, la mascota de Esmeralda.    

  —Oh, ¿y Guille? —pregunté aturdida. Solo quería cambiar de tema para detener mi propia conversación. 

  —¡Aja, ella no lo vió!  —Valeria codeó a Soledad mientras se recogió el pelo con una gomita. Sudaba como en un sauna.  

Quedé expectante.

 —Se fue con Ezequiel —exclamó Sole con ojos pícaros.

—¡No lo puedo creer! —Al menos, alguien aquí consigue lo que quiere.

Ana Clara asintió con una sonrisa tímida.

—Está en los reservados....—esbozó por lo bajo tapando sus finos labios. 

Sonríeron como quintillizas dejando la misma linea recta dibujadas en sus rostros.  

No supe bien porqué pero esto no olía bien. Lamentablemente, no estaba bien visto que las "chicas bien" se adentren por esos territorios. Para colmo, lo ví venir a Ramiro en mi peor momento.

—Te estuve buscando Franco ¡te me escapaste! —Hizo un gesto espamentoso con las manos. El jopo estaba mas alto que nunca, parecía Fido Dido. Le lanzó un saludo a mis amigas.  Yo solo intenté una sonrisa sin suerte y miré el reloj ¡Lautaro no llegaba! 

  —¿Te gustaría que vayamos para arriba? —agregó cabeceando. Valeria se apantalló acalorada. Ana Clara se tapó la boca. Soledad me tiró un pisotón que casi me hace reventar los ojos. Celina intentó sonreír sin lograrlo dejando al descubierto solo sus dientes inferiores.

¡Estaba claro lo que estaba sucediendo! Los galanes se aseguraban las chicas "fáciles". Ezequiel sabía que Guille siempre estuvo muerta con él.  

  —Vamos —dije ciertamente enfurecida. 

Pasamos caminando por el "sillón" en donde estaban Guille y Ezequiel. No parecía muy decorosa la imagen. Solo deseé haber sido una de las pocas "testigas", pero de inmediato la vi a Lourdes y al resto observándo la escena en primera fila. 

Comenzó a sonar una canción de Luis Miguel y Ramiro la cantó desaforadamente. Se acercó a mi rostro para colocar un cabello detrás de la oreja. Estaba por empezar con la catarata de reproches y de repente, unos brazos me envolvieron por detrás.

  — ¡Aquí está mi chica! —Lautaro acababa de llegar en el momento indicado.

Ramiro me miró desilusionado. Sin embargo, sus ojos se encendieron al saludar al Lautaro.

  —¿Tenés novio? No sabía...perdón. —Le dió la mano como buen caballero. 

  —En eso estamos —agregué malabarista.

 —¡Sí, nos vamos a casar! —afirmó con énfasis. ¡Que exagerado! 

Ramiro le sonrió.  De verdad, no le creyó. Sin embargo, nos dió tregua y se retiró.

 —Ok, no sabía nada. Los dejo tranquilos.—Le palmeó el hombro.

Mientras tanto, vimos ir y venir desde el VIP al grupo de serpientes, con otros grupillos influyentes del colegio. Se estaba gestando una intriga. Los grupos se movían como si fueran virus por todo el local esparciendo alguna especie de antrax que definitivamente  se convertiría en explosivo. ¡Olía a rumor!

La teoría del rumor señala que para que una información se convierta en rumor, debe tratar sobre algo que los grupos consideren importante.  La segunda característica que debe tener para convertirse en tal es que sea limitada, que no haya detalles ni demasiadas evidencias. Lo que se presenta a los demás, en realidad, son unos cuantos elementos que estimulan la imaginación. Todos los receptores saben que "hay algo oculto" y esto es precisamente uno de los elementos que más atrae su atención. 

Se trata entonces de dilucidar un misterio, de completar la pieza que falta. Y aquí es donde la teoría del rumor se convierte en adictiva, ya que habla acerca de temas que invitan a participar. La ambigüedad permite que prácticamente cualquier persona pueda construir su propia versión de los hechos. En definitiva, la escencia del rumor es ser una construcción imaginaria que adquiere visos de verdad. 

De allí que la clave de su uso podía ser casi un arma biológica, por no decir  el peor virus que puede padecer cualquier adolescente. Sino, pregúntenle a "la panchera" o mejor dicho a Malena Clark. Hoy un ser del inframundo, antes una chica silvestre y alegre que osó darle su teléfono a Ezequiel. 

Y Lourdes era especialista en tales operaciones cuando se enfurecía de verdad, era la reina de ese juego.  


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