¿Como se lo digo?

26 Mi último recuerdo

- Vale, Cariño. Estas despierta?
Oigo detrás de la puerta de mi habitación la voz de mamá, muy temprano en la mañana.

Yo ya estaba despierta,
- bueno, eso creo, porque prácticamente después de recibir aquella devastadora noticia, parecía estar con mis ojos abiertos, pero que mi alma no estaba allí-

Mi mirada puesta en un punto fijo, y eran pocas las palabras que articulaba.
Las necesarias para no ser maleducada con mis padres.

Era una especie de "zombie" En eso me había convertido.
Al menos así me sentía.

-Entra mamá!
Le contesté.

Abre la puerta, me deja un beso en la frente, y se sienta en la punta de mi cama para darme una noticia que cambiaría un poco las cosas;
Y eso lo agradecia.
Era justo lo que necesitaba.

- Nos vamos a ir por un tiempo fuera del país.
Estuve hablando ayer con tu padre, y adelantaremos las vacaciones.

Creo que nos vendrá bien a todos, otro lugar.
¿Qué crees?
¿Estas de acuerdo?

Asenti con mi cabeza antes de que mamá terminará de hablar.
Mientras le daba un sorbo a una botella de agua que estaba en mi mesita de noche.

- Si.
Creo que no hay una mejor idea que esa.
Lo pensé, pero no me atreví a decirlo, porque sé que cada uno tiene su trabajo, y yo la escuela, y la iglesia, pero, es el momento indicado para irnos.

- Que bueno que no me tomo mucho trabajo convencerte. Hablaré con tu padre y en pocos días, nos iremos.

Papá me lleva alombro al carro para una cita que tengo en el ortopeda, para ver si me quitan el yeso. Pues no pienso viajar con el puesto. Sino me lo quitan hoy, cuando llegue a casa, me encargaré de quitarmelo yo misma.
Mucho aguante esta cosa en mi pierna.

Vamos de camino, y mientras... voy viendo cada rincón, cada casa, cada tienda, y como que todo ahora tiene más valor para mi... y eso se debe a que pronto nos iremos, y quien sabe si nunca  volvamos a este hermoso lugar, donde tenemos mil recuerdos, y mucha gente linda que vamos a extrañar.

La vida nos cambia en un abrir y cerrar de ojos. En un segundo todo cambia.

Amo mi casa, mis amigos del cole, mi iglesia, en fin. Tengo toda una vida construida en este lugar, y me lo llevaré todo muy bien guardado en mi corazón.

Hoy estoy más sensible que de costumbre. Mientras veo todo, y pienso en esto, se me cargan los ojos de lágrimas.
Pero aveces tenemos que tomar desiciones, y tener el valor y la valentía, la fuerza mental de poder aceptar los cambios que se nos cruzan en el destino.

Llegamos al hospital y está muy lleno. Miro mi celular y la carga está en 13% Así que agarro un libro que tiene Mamá en la cartera de crucigramas, y me entretengo a lo que me llama el Doctor.

Un rato más tarde. Escucho mi nombre por fin.

Suelto el libro, y voy con mis muletas, y la ayuda de mi papá a entrar a la oficina. Mientras voy con los dedos cruzados, deseando de que me quiten el yeso.

Para mi sorpresa. La placa estaba perfecta. Había sellado en menos tiempo y me quitaron el yeso.

En medio de tanta tragedia. Al fin empezaba a ver la luz al final de túnel. Otra buena noticia para mi.

Salgo de aquella oficina cojeando un poco, pero la verdad era que eso era lo menos que me preocupaba ahora. Me sentía feliz, pero eso no duraría mucho.

Cuando salimos, Papá va a buscar el carro, y Mamá se pone a hablar con una señora que conoció entre las pacientes.

Yo voy a la máquina a sacar un dulce, y cuando voy caminando hacia la puerta, para irme a montar en el carro, veo que nos pasa por el lado nada mas y nada menos que el Mark.

Iba de pasajero. Su mamá estaba guiando [cosa que me estuvo rara, pero eso pasó a un segundo plano en mi cabeza]

Pasaron lentos.
Pero yo sentí que el tiempo se detuvo, junto con el carro, y mi corazón también.
Su mirada fría, estática me causó que escalofrío recorriera toda mi espalda.

Nunca había sentido eso ante la mirada de nadie, nunca.

Desconocía ese Mark.
Ese no era el Mark del que yo me enamoré.

Me dio mucha curiosidad de saber qué había pasado con él; pero más que eso, me daba sentimiento, tener que llevarme esa mirada de él como mi último recuerdo.