Capítulo 23

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La llegada al Instituto fue dura y caótica. Ninguno de los presentes quería separarse de la rubia y a ellos se había sumado Izzy y Clary.
El reencuentro entre ambas parabatai fue emotivo y lleno de lágrimas. Ahora Bekah podía sentir que estaba completa. O casi, si Alec hubiese estado, por lo menos, un poco alegre de volver a verla.
Antes de que pudiera retirarse a su habitación a descansar, una rubia furiosa llegó frente a ellos. Lidia no podía creer que Bekah haya vuelto al Instituto y menos que lo haya llenado de subterráneos.

-¿Qué demonios haces aquí? ¿Y estos? Váyanse ya. No deben estar aquí-

Todos iban a saltar a defenderte, pero tus ánimos no eran los mejores y menos para tratar con ella. Tomaste su cuello con fuerza, mostrando tus ojos color ámbar que mostraban tu naturaleza híbrida.

-No es el mejor momento para que me fastidies, Lidia. Ellos se quedarán aquí el tiempo que quieran y tú no molestarás a nadie. O juro que te arrancaré esa bonita garganta que tienes- gruñó enojada.

Arrojó el cuerpo al suelo, mientras Lidia lloraba asustada. El resto te veía orgullosos de como te hacías respetar. Sobretodo Nick y Damon, ya que ellos te habían enseñado todo lo que sabes sobre vampirismo y licantropía.

-No te preocupes que en cuanto termine mi entrenamiento me iré de aquí y no volverás a verme- dijo yéndose de allí con el orgullo a tope.

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Una semana había pasado desde el regreso al Instituto y los únicos que se habían quedado eran Damon y Klaus. Ambos seguían preocupados por la seguridad de su pequeña y preferían quedarse a hacer de guardaespaldas.
El entrenamiento de Rebekah había avanzado muchísimo gracias a Jace que se tomaba su trabajo de tutor muy enserio.
En este momento estaban practicando las runas que existían en el Libro Gris. Y el rubio tenía un regalo muy especial para su amiga. Al ser nueva en todo este mundo, todavía no había recibido su estela.

-Tengo algo para regalarte, peque- dijo Jace en un pequeño descanso que habían tomado.

Sacó de su bolsillo un caja alargado de regalo, bastante pequeña y la dejó entre las manos de la chica. Cuando ella la abrió, se encontró con una hermosa estela nueva de color rojo.

-Es hermosa, Jacy- contestó emocionada- Gracias- susurró en su oído cuando se lanzó a abrazarlo

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-Es hermosa, Jacy- contestó emocionada- Gracias- susurró en su oído cuando se lanzó a abrazarlo.

Estaban sentados en la sala de entrenamientos, centrados en ellos cuando alguien entró llamando su atención. Alec había entrado para intentar descargar sólo un poco de la frustración que sentía, cuando se encontró a su parabatai con la chica que le robaba el sueño entre sus brazos quiso que la tierra se lo tragase.

-Perdón. No quise molestar- dijo intentando irse de la habitación cuanto antes.

-No te vayas, Alec- dijo Jace llamando su atención- Ustedes tienen que hablar- le susurró a la rubia que lo mataba con la mirada.

Pequeña de ojos azules- Alec LightwoodWhere stories live. Discover now