Capítulo 22

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En la oscuridad de la habitación, sólo se podía oír un llanto quebrado y triste. Hacía años que la rubia no sentía un dolor tan profundo como ahora. No era solamente físico, sino que estaba rota emocionalmente.
Su conexión con Brat era totalmente nula. Valentine quería enredar su mente para que se uniera a él. Tenía heridas que sangraban aún y sino fuera inmortal ya hubiese muerto hace mucho. Aparte hacía días que no tenía conocimiento de ninguno de sus seres queridos y eso la desesperaba todavía más.
Podía sentir como la sangre en sus venas corría tan espesa como cemento fresco. El maldito ni siquiera le había llevado algún tipo de alimento. Sangre, comida y agua se le habían prohibido totalmente desde que había llegado y eso dificultaba la curación de las heridas que le producían.
El vacío que sentía en su pecho era tan doloroso que se le dificultaba respirar. Eso era que lo que generaba la falta de su gran lobo azul. Brat llenaba cada celula de su cuerpo. Era una conexión tan única que no tenía palabras para describirla. Tanto que no se sabía donde comenzaba uno y donde el otro. Y le preocupaba que había pasado con su protector, porque nunca se habían separado de esa manera.
Ya no podía conectar una idea con la otra. Solamente lloraba y pedía ayuda en la oscuridad. Aún sabiendo que nadie a su alrededor haría nada para sacarla de allí.
Por suerte, sus sentidos seguían siendo tan óptimos como siempre y comenzó a escuchar sonidos de luchas en la lejanía. Provocando que una chispa de esperanza explotara en su pecho. Estaba segura que esos sonidos eran de los suyos. Su familia había venido por ella.

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El plan había sido pensado a la perfección, sólo hacía falta ponerlo en práctica. Pero los impulsos asesinos de todos los vampiros presentes no dejaron que eso sucediera.
La idea era que al llegar al lugar donde tenían a la rubia, primero iban a investigar donde la tenían. Porque el hospital abandonado tenía demasiadas habitaciones y podía estar cualquier lado. Pero Brat corrió dentro y los vampiros los siguieron, llamando la atención de los Shadowhunters dentro del lugar. Así fue como empezó la pelea entre todos. Por fin podían liberar un poco de la tensión que tenían acumulada. Y que mejor que haciéndolo con las personas que tenían secuestrada a su pequeña rubia. Eso era lo que los instintos le decían a los vampiros, que se encargaban de asesinar a cualquiera que pasaba frente a ellos.
Por otro lado, nadie había notado que el gran lobo azul estaba yendo hacia una dirección en particular. Podía sentir a su dueña cerca y gracias a eso comenzó a aullar de felicidad. Pronto volvería a estar con su protegida y ya nada podría dañarla.
Bekah se asustó al ver a Valentine frente a ella. Su familia estaba tan cerca que no quería que nada saliera mal en ese momento.

-Creo que es hora de irnos, princesita- dijo el asqueroso hombre frente a ella con una gran espada Serafín en sus manos.

La rubia intentó, una vez más, tirar de sus ataduras. Pero era inútil porque no tenía fuerzas para eso.

-Pero como necesito que estés dormida, haremos esto-

Acercó el filo de la espada a su cuello. La chica asustada cerró con fuerza sus ojos, esperando el corte que, si bien no la mataría, la haría desangrarse hasta que su cuerpo pudiera sanar por sí solo. Pero dicho corte no llegó. En cambio, un fuerte y conocido gruñido llegó a sus oídos y Rebekah no pudo ser más feliz. Abrió los ojos para asegurarse que era real. Lágrimas corrían por sus mejillas al ver detrás de Valentine a su preciado lobo azul. Su compañero, protector, amigo y tantas cosas más.

-¿Qué demo...- intentó decir el líder del Círculo, pero fue interrumpido por una mordida en su pierna.

Brat no se había contenido al ver esa amenaza hacia su protegida y lo mordió con fuerza hasta que el hombre cayó al suelo, sin posibilidad de levantarse.
La rubia no tenía palabras para describir la sensación de plenitud que la recorrió al volver a sentir a Brat dentro de ella. Cada una de sus células había vuelto a la vida, al igual que su conexión con él.

Pequeña de ojos azules- Alec LightwoodWhere stories live. Discover now