Capítulo 19

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Bekah quería desaparecer de ese lugar, en ese instante.
Había tenido un día demasiado agotador como para terminar discutiendo con Alec. O aceptando que iba a casarse.
Antes de que pudiera voltear para irse de allí, un par de brazos se lo impidieron. El moreno la abrazaba con fuerza, disfrutando otra vez esa cercanía.

-No te vayas- susurró Alec contra el pelo de la chica.

-Debo hacerlo, Alec. Te amo, vas a casarte y yo me iré de viaje con Kol hasta que deje de doler-

El agarre en su cuerpo no aflojaba. Era obvio que podía alejarlo sin siquiera esforzarse, pero no quería dañarlo.

-Por favor, Hadita. Te necesito. Te amo- repetía en voz baja el moreno.

Un sollozo salió de los labios de Bekah y Alec fue empujado por Brat. Nadie debía hacer llorar a su otra mitad, y menos ahora que podía manifestarse cuando quisiera.

-Auch- se quejó- no iba a hacerle daño, Brat-

El gran lobo azul le contestó con un fuerte gruñido. Se había sentado en el camino entre ellos, impidiéndole el paso al Shadowhunter.

-Calma, Brati. Vuelve adentro. Ya hiciste demasiado hoy y debes descansar- regañó suavemente la rubia.

Después de un último rugido hacia Alec, el lobo volvió a entrar en Rebekah, sin dejar de estar alerta a cualquier movimiento por parte del moreno.

-¿Podemos hablar?- preguntó el chico mirando atentamente a la rubia que aún lloraba en silencio.

-¿De qué? No hay nada que hablar, Alec. Te vas a casar y no cambiarás de opinión por mí- dijo entre sollozos- tuve un día demasiado estresante como para lidiar contigo, Gideon. Estoy cansada. Iré a ver a Jace y luego me iré a casa de papá-

Se paró, limpiando las lágrimas con rabia. Estaba cansada de llorar por el idiota parado frente a ella y que a él le importara tan poco.
Cerró los ojos, calmando a Brat con su mente. Su pequeño protector estaba tan enojado con el moreno que era capaz de descontrolar su magia para hacerle daño. Pero su concentración se fue al diablo cuando sintió unos suaves labios juntarse con los suyos. Eran cálidos y deliciosos. Inmóviles y llenos de temor.
Alexander se había atrevido a besarla otra vez cuando al otro día iba a casarse con otra. Ahora no fue Brat quien reaccionó, sino ella. Se separó de esos hermosos belfos y golpeó con fuerza el rostro del chico.
Lo más rápido que pudo, salió corriendo de allí, sin mirar atrás. Dejando a un Alec golpeado y ahogandose en llanto. Viendo como la persona que más amaba, huía de él para siempre.

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Jace estaba acostado en su cama, reflexionando sobre los últimos sucesos. Haberse enterado que Clary era su hermana fue un golpe muy duro, del que todavía no se recuperaba. Aparte de la culpa que sentía por haber dejado ir a Valentine. Eso era algo que no podía perdonarse.
Unos golpes en la puerta lo hicieron volver a la realidad. Pero antes de poder abrir, su mejor amiga entró hecha una desastre de lágrimas.

-¿Qué te pasó, Becky?- preguntó preocupado por el estado de la chica.

Ella no respondió y se tiró sobre el rubio, en busca consuelo. Jace la abrazaba con fuerza, intentando que dejara de llorar.

-Alec me besó- dijo entre fuertes sollozos- va a casarse, Jace. No puede besarme como sino fuera nada-

El enojo que sentía el rubio era incalculable. Recién hoy había logrado arreglar las cosas con su parabatai, pero no iba a dejar que usara a su pequeña. Bekah era demasiado importante en su vida. El lazo que habían creado desde que llegó a su vida no tenía precio.
Alzó el frágil cuerpo de la chica y lo llevó hasta la cama, sin soltarla. Podía sentir como la tristeza emanaba de ella y eso lo hacía enojar aún más.
Se dedicó a acariciar su cabello con cariño y dejar que llorara todo lo que necesitara. Había tenido un día demasiado duro y sabía que tenía descargar todo lo que sentía.
Un largo rato después, los sollozos se habían reducido a simples hipeos tristes. Recién ahí Bekah sacó la cabeza del pecho de su amigo.

-¿Mejor?- preguntó él con una sonrisa.

La rubia sólo asintió con la cabeza, intentando devolver esa sonrisa. Pero parecía más una mueca triste que otra cosa.

-Alec es un idiota, Becky- dijo besando su cabeza.

-Lo sé. No por eso duele menos- contestó ella, volviendo a esconder su cabeza en el cuello del chico- gracias por estar siempre-

-Nunca dudes de eso- dijo sintiendo como el cuerpo entre sus brazos se iba relajando de a poco, hasta quedarse dormida.

Sonrió un poco, prometiéndose golpear a Alec mañana. Y se dejó llevar por el sueño, junto a su pequeña.

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La mañana había llegado y con ella los últimos preparativos para la boda. Cuando Jace despertó, se preocupó al no encontrar a Bekah a su lado. Pero al darse cuenta de lo que pasaría ese día, supo que se había ido del Instituto.
Intentó no preocuparse por ella, pero tenía un mal presentimiento. Como sí algo pudiera sucederle hoy y no quería tenerla lejos de su vista y protección. Antes de dirigirse hacia Izzy, le envió un mensaje a la rubia preguntándole como estaba y en donde se encontraba.
Esperó un rato por su respuesta, mientras se vestía con el traje que su hermana había elegido para él. Parecía que su pequeña no iba a responder y eso lo tenía inquieto. Antes de salir de su habitación, envió un último mensaje a Magnus.

«¿Sabes algo de Bekah?» eran simples palabras que estaban cargadas de preocupación.

Cuando terminó de arreglarse fue hacia el salón de la boda. Era el padrino de Alec y no podía llegar tarde. Aún cuando él era un idiota que no valoraba a su amiga.
Lo más divertido de su mañana fue que al llegar al lugar, pudo ver claramente el morado ojo de su parabatai. Era obvio que Bekah lo había golpeado por besarlo y no había sido nada suave.
Un rato después, la ceremonia comenzó y Lidia llegó con un hermoso vestido blanco y dorado. Se podía sentir la tensión en el aire, aunque nadie se veía con intención de detener nada.
Alec no podía dejar de imaginarse a su pequeña Hadita en ese vestido. Preguntándose como se encontraría ahora y si realmente había huido con ese vampiro Original. Sacudió su cabeza con disimulo, intentando centrar sus pensamientos en lo que estaba pasando. La rubia frente a él estaba por hacerle la runa del matrimonio, hasta que un ruido en la puerta atrajo la atención de todos.
Un Magnus angustiado e histérico había entrado por ella.

-¿Qué diablos, Magnus?- preguntó Alec muerto de preocupación.

Había sólo una cosa que podía poner al brujo en ese estado y no le agradaba para nada la respuesta.

-Bekah fue secuestrada por el Círculo. Kol no sabe que sucedió pero se la llevaron. Necesito su ayuda, por favor- dijo al borde del llanto.

El salón quedó en completo silencio. Alec sentía que no podía respirar. No quería imaginar la de cosas que podían hacerle a su pequeña ahora que estaba en manos de Valentine. Quería arrancarse cada uno de los pelos que tenía en la cabeza.
El primero en acercarse al brujo fue Jace. Silencioso y culpable por no haberle hecho caso a su presentimiento.

-No puedo hacer esto- dijo Alec, mientras seguía al padre de su pequeña fuera del salón.

Todo empeoró cuando Izzy comenzó a quejarse. Su vínculo parabatai dolía como el infierno. Signo de que estaban torturando a la pequeña Bane.
Clary ayudó a la morena a sentarse, mientras el resto la miraban con preocupación.

-¿Qué sientes, Izzy?-

-Dolor. Muchísimo dolor. Todo arde y quema demasiado-

-Es verbena y aconito- dijo una nueva voz llena de enojo.

El gran Híbrido Original se hacía presente en la habitación. Preparado para asesinar a quien sea que se haya llevado a su protegida.

Pequeña de ojos azules- Alec LightwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora