Capítulo 7.

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Capítulo 7

— ¿Cómo te atreves? ¿¡CÓMO TE ATREVES A INSULTARME!?— gritó

Harry aún más fuerte. Estaba muerta de miedo, pero no debía demostrarlo.

—No, Joven. No le haga nada, es nueva y no sabe...—suplicó la Sra. Roberts, mirándolo con piedad.

— ¡Tú cállate! —Le grito eufórico— Y tú...maldita pobretona ¿cómo te atreves a gritarme? ¿Acaso no sabes tú posición social? ¡¿NO SABES QUE ERES UNA POBRE GATA MUERTA DE HAMBRE?! Tú....estúpida —me miró con sus ojos inyectados en sangre y furia— ¡estás despedida! ¿Me oyes? ¡Despedida!

— ¿Quién eres tú para despedir a los empleados que YO contrato? —resalto la penúltima palabra. Entro por la puerta su padre. El señor Styles

— ¿Por qué piensas que puedes despedir así como así a la servidumbre?

— ¡Padre! Esta maldita... ¡me gritó! ¿Puedes creerlo? —Harry se hizo el indignado, paseándose una mano por su pelo alborotado.

—Usted, señorita. Venga conmigo a mi despacho. —Me señalo y asentí— ytú, muchacho, ve a tu recámara.

Seguí a paso pequeño y cabizbaja detrás del señor Styles.

Él era alto, lucía elegante y era muy guapo. Ya veo porque la señora Styles se fijó en él.

—Pasa, por favor. —me abrió la puerta de su despacho y entré. Teníademasiados libros en estantes. Como yo amo leer, me pareció un paraíso celestial. Olía a Lima y sus sofás eran de piel muy elegantes, al igual que él.

— ¿Te gusta leer, cierto? —se detuvo al lado de mí, yo estaba admirando todos los libros, así que asentí.

— ¿cómo lo sabe? —pregunté aun viendo todos los libros.

—Tu mirada al ver los libros. Pareciese como si creyeras que esto es el paraíso. Y tienes razón, lo es. Para mí. Siéntate por favor. —señaló con su mano un sillón marrón de piel.

Me senté, las manos y las piernas me temblaban. ¿Me iba a gritar?

—Yo también amo leer. Y cuando necesito relajarme me dirijo aquí. Es mi pequeño paraíso. Si quieres —me pasó una taza de té humeante— algún día te prestare alguno de ellos. Todos los he leído, pero cada día voy comprando uno nuevo.

Asentí nerviosamente, como un corderito con miedo.

—Ahora sí —gimió de relajación al sentarse en su sillón al lado de su escritorio— ¿Por qué le has gritado a mi hijo?

—Señor, por favor, perdóneme. Le juro que no lo vuelvo a hacer. Pero por favor, no me despida. Necesito el dinero, para pagar mi universidad. —le implore sollozando.

—Tranquila, no te voy a despedir. A menos que sea necesario. Aunque no lo creo, pareces de buen corazón. —sonrió. Sus pequeñas arrugas de la boca y los ojos se inclinaron.

—Pues yo le grité al joven Styles...porque desde que entré me había menospreciado. No dije nada por aguantarme. Pero hoy, cuando le ha gritado así de feo a la pobre Sra. Roberts que lo ha cuidado casi toda su vida, no me pude contener. Soy una persona que tiene modales, y que no le gusta que no respeten a las personas, menos a los mayores. —ahora estaba un poco relajada. Me había desahogado. Aunque aún estaba en riesgo de ser despedida.

—Bien. —Se quedó pensativo, tocándose los labios con los dedos índices de las manos— está bien. Eres la primera chica que se ha enfrentado a mi hijo.

Todas las chicas que han trabajado aquí han salido llorando por su culpa.

—Pero tú. Tú...—se recargó en el escritorio— tienes valentía. Eres justo lo que necesito para que mi hijo se estabilice. Una persona como tú, fuerte y luchadora, controlara a mi irrespetuoso hijo. Lo sé. —Sonrió, contento —Ahora, tienes el derecho de reprenderlo si se comporta de esa manera tan grotesca. Desde hoy, eres la sirvienta especial de Harry. Puedes retirarte.

¿¡QUÉ?!

Estaba completamente enredada. Confundida.

¿No me despidió? ¿No me reprendió?

¿¡Soy la sirvienta especial de Harry?!

Dios mío... ¿Qué he hecho para qué me castigues de esa manera?

Mi vida es un asco. Confirmado.

— ¿Te ha despedido, Selena? —se sorprendió la Sra. Roberts. Negué. Pero aún seguía desorientada— Entonces ¿por qué estás tan pálida?

—Yo...ah...—me pesaba tragar la saliva— he sido ascendida a empleada especial del joven Harry.

La Sra. Roberts abrió los ojos ensordecida. Tratando de carburar lo que le había dicho.

—Lo siento mucho, cariño. —me acarició la mejilla en significado de pésame y se marchó de allí; dejándome congelada y sufriendo las palabras que me había mandado mi jefe. Para ser la primera vez que veía en persona al jefe, fue pésima.

El Sr. Styles salió de la recámara de Harry y enseguida este salió gritando como psicópata.

— ¿Qué? ¿Por qué ella? ¿Por qué no la Sra. Roberts? ¿O alguna otra sirvienta? —replicó en berrinche.

—Porque la última sirvienta exclusiva tuya salió de la casa al segundo día de haberla contratado, gritando y llorando por tu culpa. Esta chica sé que es la necesaria. Y, si vuelves a replicar, te quitare el Porsche. ¿Entendido? Me largo. Tengo aún trabajo e ir por tu madre de la oficina. Cuídate hijo, te quiero. —alborotó el cabello bien peinado de Harry  ya que él estaba mucho más alto.

—Te odio. —me susurró Harry al pasar por mi costado.

—Ni creas que yo también anhelo ser tu empleada exclusiva. Dios no me pudo haber castigado peor. Supongo que debí matar a alguien porque este castigo no se lo deseo ni al peor de mis enemigos. —recordé a Sarah, y a su buena acción de avisar sobre lo que podría tener mi padre. ¿En verdad lo hizo de buen corazón? ¿O para afectarme? La cabeza me da vueltas.

— ¡Logan! ¡He olvidado regresar las llaves del baño de la casa de los Styles! Iré a regresarlas. —me levanté de un salto al recordar, poniendo fin a nuestro juego de mesa.

—Te acompaño. Y no repliques, no dejare que vayas sola. —sólo pude bufar porque sabía que cuando Logan decía algo, lo hacía.

Caminamos lentamente mientras el aire frío hacia que nuestro aliento se congelara. —¡Dios! —Dije tartamudeando— ¡que frío!

—Toma — Logan me dio su bufanda.

—Pero ¿y tú?

— ¿La quieres o no? —dijo estirando el brazo dándome la bufanda. Tenía tanto frío que no me negué.

Al llegar le dije a Logan que esperara fuera, si pasaba algo yo le mandaba un texto.

Todo estaba oscuro, supuse que la casa estaba sola y los chicos estaban durmiendo. No creí que estuviere despierta Gemma y la verdad no quería despertarla, a ella ni a Sophie. Sus padres no estaban, y el único que quedaba era el irresponsable hijo mayor de los Styles.

— ¿Harry? —Toqué la puerta, pero no contestaron— ¿Harry? Olvide devolver las llaves del baño. —seguían sin contestar. Supuse que estaría dormido.

Como tenía las llaves también de las recamaras, decidí abrir. Estaría dormido y no se molestaría.

Pero no estaba dormido por su propia cuenta. — ¿Qu...quien eres tú? —había una chica esculcando la cartera de Harry, en ropa interior. Harry estaba igual. Pero él parecía estar desmayado, no dormido (en una posición un tanto extraña).

— ¡Lárgate, idiota! —me abofeteó la chica rubia y quiso golpearme en la cabeza. La tomé de los codos, le giré los brazos doblándoselos por detrás del torso y le di un rodillazo en el estómago, para que se quedase sin aire.

Sí, había tomado un curso de defensa personal.

La chica se quedó sin aire, pero aún trataba de dañarme, así que no tuve otra opción que noquearla dándole con la punta del pie en la cabeza. Eso la mantendría unas horas desmayada, suficientes para que llegue la policía.

— ¡Harry! —le grite, pero no despertaba. Le zarandee el cuerpo y la cabeza, pero nada.

Había un vaso en su mesita de noche con una bebida de color extraño. La olí. Contenía droga.

Habían drogado a Harry.

Dangerous |Harlena| »Adaptación« |Cancelada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora