Cap.18

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— ¿Q…qué? —tartamudeé. — ¿Por qué?

— ¿Todavía osas preguntarme el por qué? ¡Ah! Sirvienta insolente, ¿qué les pasa a las chicas pobres en este tiempo? ¿Todas son así de ingratas? — dijo para sí misma, con un aire dichoso. De tal palo…tal astilla.

—Lo siento, señora. Yo no…

—Ella no se irá de esta casa. —Salió una voz profunda del pasillo— Fui yo quien la contrató. Yo la despediré cuando quiera. —dijo el Sr. Styles.

¿Él me contrató? En el anuncio decía que la Sra. Styles buscaba una sirvienta, no el Sr.

—Pero, cariño…—dijo la Sra. Styles, perpleja. Y detrás de ella se encontraba Harry incluso mucho peor que su madre.

—No puedes despedir a algún empleado así cómo así sólo porque a Harry no le parece o no le agrada alguno de ellos. Así que, si no tienes alguna otra buena razón para despedir a esta chica, no puedes despedirla. — idolatraba al Sr. Styles, es cómo un grandísimo ídolo, es tan callado pero tan crítico a la hora de enfrentarse a la vida. Reflexivo y toma buenas decisiones con tan sólo pensarlo alguna vez. Bueno en los negocios y humilde.

Algún día, si Dios me lo permite, seré cómo él. Tendré una casa gigante, muchos libros, mucho dinero y una hermosa familia. Aunque, claro, a excepción de la horrible esposa y el estúpido egocéntrico hijo mayor. De ahí en fuera, su vida es de ensueño.

—Ella me insultó, padre, me regañó. Como si fuera mi madre o algo así, no tiene el derecho. —reclamó Harry, desesperado. No me vas a lograr correr, no lo harás Styles.

— ¿Y por qué te regañó? —preguntó apaciguadamente el señor Styles.

—Bueno…yo, eh…supongo que me pase un poco al regañar a la otra chica, la nueva empleada... ¿Zuria? —dijo Harry, sin importancia.

—Uriah —corregí enojada.

—Bueno, en ese caso, estoy de lado de Selena. Así que, por favor, señorita — me sonrió— puedes volver al trabajo. No hay ningún problema.

—Gracias, Sr. Muchas gracias —sonreí agradecida, hice una reverencia y salí de allí a paso apresurado.

— ¿Qué? ¿No me preguntarán que ha ocurrido? —les dije a las chicas que se encontraban en la cocina, mirándome atónitas, con los ojos como platos.

—Hemos…escuchado todo, linda —dijo la Sra. Roberts.

— ¿Estás…bien? —Pronunció difícilmente Uriah— por culpa mí, tu despedida casi.

—Sí, Uriah. Estoy bien —asentí sonriendo sin mostrar los dientes— por un momento casi muero, pero estoy muy aliviada. Todo se lo debo al jefe.

—Es un milagro, se podría decir —dijo la Sra. Roberts desmesurada. Toda la tarde estuve trabajando arduamente, la Sra. Styles se ponía a desordenar cosas y sólo a mí me ponía a ordenarlas.

 — ¿Qué le pasa a esta loca desquiciada? —susurré entre dientes

 No, Selena, no la insultes, no la insultes. Gracias a este tipo de personas tienes un buen trabajo. Sé agradecida. —replicaba por dentro— a la mierda, la odio. Al comienzo del atardecer la Sra. Styles se había marchado con toda la familia, a excepción de Harry.

Ya había terminado gracias a la Sra. Roberts, que me estuvo ayudando en secreto, y decidí enseñarle a Uriah un poco de inglés. Lo necesario para que pudiera entender y comunicarse con la familia Styles.

—Bien. Creo que eso es todo por hoy. Estoy agotada, y tú lo pareces más. —le dije a la pequeña chica que asentía aliviada, cansada de estudiar un idioma difícil para ella

Ella se fue hacia la sala, para terminar de ordenar la basura que había dejado Sophie al ver una película con palomas y refresco. Esa niña come como un monstruo. Y me encanta.

No tenía absolutamente nada que hacer y sólo eran las 7, pasaban las manecillas del reloj tan lentas que parecía un infierno estar allí. Así que haría lo único que podía hacer que el tiempo pasara enseguida; dibujar

No sabía que dibujar, no estaba realmente inspirada, pero no tenía nada que hacer. Así que decidí dibujar a mi ídolo de ídolos; mi padre. Tenía millones de bocetos de su rostro o de él, siempre le dibujaba, pero nunca me cansaba. Sus pequeñas canas en la nuca, sus arrugas que se formaban cada día en su rostro por el agotamiento de la edad, sus ojos cansados pero llenos de belleza, llenos de un color gris inspirador, cómo el mismo hollín del fuego, cómo el mismo arte abstracto, que sólo las personas más clasificadas y dotadas podían mostrar su elegancia y poder. Sólo personas cómo yo, que podían ver tan asombroso y grandioso era mi padre. Y lo amaba, todo aquello lo adoraba. Él, mi padre, ha trabajado toda su vida. Ni un descanso, ni un respiro. Siempre trabajando, sólo para sacar a flote a su familia.

— ¿Qué…dibujas? —dijo Uriah buscando las palabras que le había enseñado para formar la oración, mientras veía interesada en el rostro casi terminado de mi padre.

—Uhm, dibujo a mi padre. —sonreí, agregándole detalles al dibujo.

—Dibujas…красивый — No sé si era un insulto o halago, así que sólo la miré.

—Oh, perdona. Dibujas…mmm —buscaba palabras— hermoso. —dijo dificultosamente.

—Ah, si es así, entonces gracias. —Reímos— aprendí a dibujar por mí misma, cómo a los 6 años, tratando de dibujar las series animadas que veía, y aunque mis dibujos eran todos chuscos e inentendibles, yo seguía dibujándolos, hasta que me salieron perfectos. Me gusta dibujar, porque con…—miré el reloj, pasaban de las ocho y media— ¡Dios mío, Uriah! ¡Me tengo que ir, es tardísimo! —había quedado con Logan para ir al boliche— Sigo mañana ¿de acuerdo? —ella asintió comprensiva y salí volando de allí.

Mientras corría por el —enorme— jardín escuché un golpe seco y un grito grave y adolorido.

—¿Q..qui..quién anda ahí? —tan sólo imaginarme un ladrón me aterraba. Nadie me contestaba. Fui acercándome poco a poco, caminando silenciosa y cuidadosamente en cada paso, agarrando una jardinera de barro vacía como arma.

Era Harry. Estaba tirado en el piso, ensangrentado de la sien izquierda, casi inconsciente.

— ¡Dios mío, Harry! —corrí hacía él, agachándome para ver cómo estaba— ¿Pero qué…qué diablos ha pasado Harry? Agh, estás ensangrentado ¿estás bien? —Pero no me contestaba, sólo miraba al cielo oscurecido desorientado, a punto de desmayarse— ¡No se te ocurra cerrar los ojos! ¡Sigue aquí, Harry! ¡Sigue aquí! —saqué de mi mochila agua y un pedazo de servilleta, la mojé un poco y empecé a limpiarle la herida. Corrí a la bodega que se encontraba a pocos metros de ahí y tomé un poco de alcohol. Se lo puse en la nariz de Harry, para que pudiese retomar la conciencia y volver a la realidad.

—Todo está bien, Harry. Todo está…bien. —dije acariciando su cabello, con lágrimas a pocos centímetros de caerse de mis ojos. ¿Por qué lloraba?

— ¿Eres tú? —articuló Harry difícilmente, mirándome a los ojos, y sonrió. Sonrió como nunca había sonreído. Tomó mi mano, acariciándola suavemente y sonriendo sin parar— Taylor ¿estás aquí?

Dangerous |Harlena| »Adaptación« |Cancelada|Where stories live. Discover now