#24

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Pasaban los días y todo parecía ir con letanía... Abrí los ojos. No sentía mis piernas, tenía la boca reseca, lagañas por montones en los ojos y un terrible dolor de cuello. Podía sentir hojas de papel pegadas a mi mejilla.

Me había quedado dormida en la mesa donde hacíamos el trabajo. La cara de Harry se encontraba a varios metros de mí, en la misma posición que yo, y con algo de saliva salida...por cierto. El sol estaba brillando demasiado, y se escabullía por todos lados iluminando fuertemente la habitación. ¿Qué hora es? El reloj me marcaba que eran las 10...

—¡Las diez!

—¿Eh? ¿Qué? ¿Qué pasa? —se levantó Harry exaltado, lleno de ojeras.

—Es tardisimo. Necesito ir a bañarme y venir a trabajar —me levanté.

—No. —dijo en seco— ¿No recuerdas lo que dijo mi padre? Tenemos poco tiempo, ya después te bañarás. Al fin y al cabo siempre estas toda harapienta y llena de hollín.

—¡Qué hermoso alago! Nunca nadie me había dicho tantos cumplidos. Eres un caballero. —sonreí apretándole la mejilla.

—Sigue con la edición de las gráficas, yo tengo que seguir haciendo el ensayo de las estadísticas de la empresa. —pronuncio serio. Harry cambiaba totalmente cuando se involucraba en trabajo. De esa personalidad irritante, presumido y estúpido se vuelve una persona fría, calculador, pensativo, serio. Era igual que su padre a la hora de los negocios, porque lo trae en las venas, ser calculador con los negocios, lo tenía en la sangre. Y nadie podría cambiarlo, aún arrebatándole sus raíces, el era así. Por eso podía ser tan cruel con las personas sin salir herido. Te puede observar y encontrar tus puntos claves, tus puntos cruciales donde sí te da, puedes salir lastimado, herido, indefenso y sin ningún recurso para contratacar. Es por eso que podía hacerme añicos, a mí, a la chica que siempre se defendía, me dejaba sin nada para defenderme.

—¿Por qué me miras así? —dijo Harry confundido.

—¿Eh? Ah, no... Tienes un moco. —aunque no fuera cierto, me salvo. Y aparte, el odiaba los mocos.

—¿En serio? ¿Dónde? —dijo espantado.

—Olvídalo, creo que vi mal.

—De acuerdo, estoy agotado. —dijo Harry tirándose al piso.

—Yo...también. —hice lo mismo que el— Dios Harry, en serio, necesito bañarme, me siento sucia.

—No te largarás de aquí y dejarme con el trabajo.

—¡Pero son las ocho de la noche! No soporto más...

—Bien. —Se recargó en su brazo— báñate aquí. Mi baño está en esa puerta café.

—¿te has vuelto loco? No pienso bañarme aquí, en tu recámara. —exclame agobiada.

—Es eso o no bañarte. Yo te daré otro uniforme de repuesto. Así qué, anda, rápido. Hay muchas toallas y champús en mi baño. Resignada, porque no pensaba estar sin bañarme, fui hasta el baño de Harry. Cuando entré al baño pude ver lo inmenso que era. Estaba sorprendida, cosa que era muy común cada vez que miraba la casa Styles. El baño era del tamaño de mi casa, sino es que más.

Había muchísimas toallas de diferentes tamaños, sandalias de diferentes formas.

Había miles de champús de diferentes formas, tamaños y colores; "para cabello oscuro" "para cabello reseco" "puntas definidas" "brillo total" "para reconstruir puntas capilares" "Oscuro natural" "Cabello súper lacio" "anti caspa" "Más largó en menos tiempo". ¿Qué era todo esto? Cuidaba su cabello más que yo misma.

Escogí uno color azul, la verdad no me interesaba si arreglaba mis puntas, mi brillo natural, anti caspa o rizos definidos, sólo quería quitarme la suciedad y el cansancio. Me di una ducha rápida, ya que nunca me había dado un baño en tina, y no pensaba hacerlo ahora. Además, darte un baño es como remojarse entre tu propia mugre. Me puse una toalla blanca y salí poco y discretamente por sí Harry estaba ahí.

—¿Harry? —musite. Un pequeño gancho en la pata de la cama atoro mi toalla de un extremo y en un segundo me encontraba desnuda.

—Selena, ya te traje tu...—me miro asombrado— uni...forme.

Dangerous |Harlena| »Adaptación« |Cancelada|Where stories live. Discover now