Capítulo 24

162 13 0
                                    

En unos dias le daremos el alta, señor Barquero ―le dijo el doctor a mi padre.

Había estado pendiente de él, porque me sentía culpable por lo que había pasado.

El doctor se marchó y me quedo a solas con mi padre en la habitación del hospital.

Gracias por preocuparte de mi hija.

No hay de que ―dije―. Además, yo soy la causante de que estés en esa cama.

No lo eres. Debí de contenerme a la hora de enfadarme contigo.

Hicimos una pausa:

Le pediré a tu secretaria que me del número de ese empresario y me reuniré con él. Si lo que deseas es que me caso con el hijo de ese hombre, antes de conocerle y romper mi relación con Estefan.

No lo hagas. No rompas esa relación por un negocio que no deseas tener.

Vale. Pero aun así me reuniré con ese hombre.

De eso se está encargando tu hermano Manuel. Disfruta de ese muchacho que tanto idolatras.

Vale.

Tráeme al menos a ese muchacho para conocerlo. Lo he tratado muy poco y no sé si es bueno para ti.

¿Y crees que él va a querer tratarse contigo, después de intentar separarme de él?

No. Pero le explicaré mis motivos.

Vale. Cuando le vea, se lo dire.

Gracias.

Hicimos otra breve pausa:

¡Inés!

Dime papa.

¿Qué opinarías si decido tener el resto de mi vida al lado de tu madre?

¿Por qué tendría que opinar yo? Sois vosotros quienes debéis de saber lo que haréis con el resto de vuestra vida. No soy quien para decir lo que debéis de hacer con ella.

Vale.

Sé que os amáis todavía. Así que los dos podéis hacer lo que querías.

Hicimos una pausa más.

Recuerda lo que te dije Inés. No siempre se vive de amor.

Y me lo dijiste por lo que te pasó con mi madre.

Exactamente.

Gracias por tu consejo. Lo tendré muy en cuenta.

Lo sé.

Pero no me harás cambiar de opinión. Conoceré a ese hombre y a su familia cuando tú salgas del hospital.

Como desees, hija...

Desperté de pronto y en una milésima de segundo, supe porque había tenido aquel sueño.

Sentí ese olor a café recién hecho que procedía de la cocina.

Me levanté de la cama y me puse la bata de seda para salir de la habitación.

Caminé hacia la cocina y cuando llegué una milésima de segundo después, vi a mi marido con su traje de chaqueta puesto y su abrigo. Pero lo que nunca le había visto hasta ahora, eran esos guantes extraños de cuero.

Para ti es mi Pasión (Química Entre Nosotros II)Where stories live. Discover now