Capítulo 20

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Durante toda la noche, me percaté que pensaba en el pasado que mi padre era una maldición para mi vida privada. Pero en esos instantes, me di cuenta que en realidad aquella maldición lo fue Estefan.

Si me hubiera casado con Darío desde el primer momento en que nuestros padres pactaron, Manuel jamás me hubiera metido en el centro psiquiátrico y que no hubiera sufrido por tantos años de mi vida.

Entonces recordé como empezó aquella horrible, pero bendita maldición. Una maldición que al final parecía ser que se rompió con el paso de los años...

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― Lista para irnos a la sierra estos dias ―me dijo Estefan cogiendo mis maletas.

Había decidido que nos fuésemos para no conocer al hijo del nuevo empresario de ese negocio de mi padre. No estaba dispuesta a casarme sin amor.

― Sí. Vayámonos antes de que mi madre llegue de la peluquería.

― Aun no entiendo por qué va ella a esa reunión.

― Ni yo.

Estefan y yo caminamos hacia la salida del departamento. Pero hubo algo que me frenó. O debería de decir alguien.

― ¿Qué haces aquí? ―le pregunté.

― Venía a recogerte. Pero ya veo que aún no estas vestida.

― Lo siento Manuel. Yo no voy a ir a esa reunión.

― Te espero abajo, Inés ―dijo Estefan.

Estefan salió del departamento y Manuel entró al departamento, diciendo:

― Papa te mataría si no vas a esa reunión. O te desheredaría.

― Pues que no haga. Jamás he necesitado dinero y no voy a dejar que él me intimide con algo como lo es esa herencia suya.

― Inés, hazlo por la familia al menos.

― Manuel, yo me he criado en una familia humilde de la cual se ha vivido de ilusiones. No voy a casarme con un niño de mama y papa porque nuestro quiera.

― Soy de los que opinan como tú. Pero si me piden que

me arriesgue, lo hago sin dudar.

― Eso es porque ambos pensamos distintos.

― Lo sé. Pero...

― Nada, Manuel. No me harás cambiar de opinión. Ya que nunca he necesitado mucho dinero para sobrevivir.

― ¿Entonces qué le digo a nuestro padre?

― La verdad. El motivo por el cual no quiero ir a esa reunión.

El gesto de Manuel cambió de pronto y me vi obligada a caminar para no ver más esa cara de enfado. Ya que no era la primera vez que mi medio-hermano me miraba como si fuese una intrusa en la vida familiar. Pues lo hizo una vez cuando yo era niña.

Después bajé las escaleras del departamento.

En el coche después de montarme en breve, noté una presión que nunca había sentido en la nuca.

―Pensé que te harías con tu hermano a esa reunión familiar.

― No. Jamás voy a cambiarte por el dinero Estefan.

― Vale.

Hicimos una pausa:

― Lista para irnos.

― Sí. Lo estoy.

― ¡Inés!

― Sí.

― Te amo.

Para ti es mi Pasión (Química Entre Nosotros II)Where stories live. Discover now