Capítulo 3

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No encontraba las palabras para describir lo que en esos momentos sentía después de aquel orgasmo y de que mi marido me estuviese abrazando en esos instantes tan confusos de mi vida.

Me preguntaba que vería en mí en aquella fiesta de máscaras para que consiguiese lo que hasta ahora había conseguido. Pero, sobre todo, que desde el primer momento consiguiese de él la atención que no quería. Pues estaba saliendo con Estefan. El hombre que creía que eran enemigos naturales por un amor como el mio y no porque eso viniese desde mucho antes de entrar yo en sus vidas.

― ¿En qué piensas cara? ―escuché.

― Pensaba en que esto que acabábamos de hacer es una completa locura.

― ¿Por qué?

― Por qué discutimos siempre y lo primero que haces es confundirme con tus juegos sexuales. Igual que ahora.

― Bueno, al menos sé que te quedaras a mi lado.

― Lo haré. En el caso en que...

Mi teléfono móvil comenzó a sonar y me levanté en unos segundos para atender la llamada de teléfono.

― ¿Qué ocurre cara?

― Espera un segundo.

Al ver el nombre de Francesca en la pantalla, lo cogí de inmediato:

― Ciao Francesca.

― Ciao Bambina. Come stai.

― Tutto bene. ¿A que debo tu llamada?

― Te llamaba para saber cuándo puedo visitarte a tu casa para que firmes la denuncia que pusiste en contra de tus hermanastros y el señor Medellín.

― Puedes pasarte más tarde por la oficina. Al menos que

quieras que nos tomemos un café.

― Por mi está bien en tu oficina.

― En cuanto a los papeles de tu divorcio, tenemos que hablar sobre ello y lo que querías negociar con tu marido antes de la firma.

― Hablaremos de los términos del divorcio cuando

salgamos del juicio en contra de mis hermanastros y el señor Medellín, Francesca.

― ¡Que! ―escuché de los labios de Darío.

― Te dejo Francesca. Te veo en mi despacho.

― Va bene. Ciao ragazza.

― Ciao.

Colgué el teléfono móvil y me levanté enseguida de la cama ara ir a ducharme.

― Pensé que te ibas a quedar a mi lado. No que me ibas

a pedir el divorcio.

― Lo haré. Pero el divorcio sigue en pie desde hace mucho tiempo, Darío. desde que comencé a ser tu maldita esclava sexual.

― ¿Por qué cara?

― ¿Por qué el que, Darío?

― ¿Por qué haces esto?

― Aun te lo preguntas. Hicimos una pausa:

― ¿Por qué no comenzamos de cero y te olvidas de una vez de Estefan?

― Creo que a Estefan lo olvidé desde hace mucho tiempo y el cual debería de estar lejos de esta conversación de matrimonio, ¡no crees! Pero lo que no puedo dejar pasar por algo es el daño que me has hecho en estos largos y duros años.

Para ti es mi Pasión (Química Entre Nosotros II)Where stories live. Discover now