jaehyun encuentra por fin, entre pasos torpes, su departamento. éste se encuentra escaleras arriba, al comienzo del pasillo.
es acogedor, y lo mejor de todo, está cerca del hogar del chico desquiciado que acaba de encontrarse.
decide, mientras espera al camión de mudanzas, darse un baño y cocinar algo para su vecino. lo tiene verdaderamente cautivado, quiere acercársele un rato: es un simplemente deseo inmediato y contradice el sentimiento de querer que sea suyo para siempre.
como un flechazo, quizá.
abre la ducha con esos pensamientos en mente, y espera que el agua se vuelva cálida, pero eso nunca pasa.
suspira sin saber muy bien qué hacer, así que se fuerza a salir de su pequeña y nueva casa. toca la puerta del departamento de al lado, el 16. cierra los ojos un momento, esperando encontrarse a otro lindo chico.
nadie.
piensa un momento, y baja las escaleras.
toca la puerta.
—¿otra vez tú? ¡que te vayas, dije!
el castaño se encoge, enternecido ante ira o incluso paranoia de su tan hermoso vecino.
—no logro calentar el agua de la ducha, y en los departamentos de al lado no hay nadie. —excusa con razón.
...
—graciasgraciasgraciasgracias, doyoung.
—sólo era una perilla, no es nada. —menciona el pelinegro dirigiéndose a la puerta. un poco indiferente, quizás.
—¿no te quedas? estoy cocinando ramen.
—no me gusta.
jaehyun contempla como su mayor se va sin despedirse.
—¡puedes decirme jaehyun!
dongyoung ni siquiera detiene su paso.
—¡estás enfermo! —bromea a medias.
no es un enfermo, ¿qué cosa es esa?
