Capítulo 40

2.1K 107 1
                                    

-Narra María-

Los días pasaban y, con ellos, mi confianza en Blas aumentaba.

Todas las tardes, salíamos de paseo con Antía y Carlos por el Retiro y, la verdad, me lo pasaba genial con ellos.

Pero hoy iba a ser diferente, ya que con nosotros también iban venir David y Charo, su novia.

Con David ya había hablado varias veces aunque, tras mi "resurrección" me tenía un poco de miedo, y a Charo jamás la había visto.

Cuando llegamos a la entrada del parque, Antía y Carlos ya  estaban allí.

Antía: ¡Hola chicos!

María y Blas: ¡Hola!

Nosotros nos pusimos a su lado.

Carlos: Y, como siempre, David y Charo llegando tarde... -dijo mirando a todas partes.

Blas: ¿Y eso te parce raro?

Carlos: Pensándolo mejor, la verdad es que no...

Nos echamos a reír.

Mientras esperábamos por ellos, Antía me estuvo hablando de sus nuevos modelos, ya que, al tener el título de diseñadora, se había convertido en la estilista de los chicos.

Tras varios minutos, apareció David, que venía acompañado de una misteriosa chica de piel blanca, pelo liso y castaño, y ojos marrones verdosos.

Aquella debía ser Charo.

David: ¡Buenas tardes!

Charo: ¡Hola!

Blas: ¿Por que siempre llegáis tarde?

Carlos: ¿Que estabais haciendo?

Antía: Seguro que  cosas para mayores de 18... jajaja

Charo: ¡Yo no soy así! -protestó.

Carlos: Pero el si... -dijo señalando a David.

Todos nos echamos a reír.

David: Bueno... venga... vamos a pasear... -y cogió a Charo de la mano, anteayer de empezar a caminar.

Nosotros les seguimos.

Yo iba entre Blas y a Antía, para sentirme más segura y protegida aunque, desde aquella vez, no había vuelto a tener más ataques, y tampoco quería que eso cambiara hoy.

Charo: Así que esta es la famosa novia de Blas, ¿no?

Carlos: Siii

Charo: Pues encantada de conocerte. Me han hablado mucho de ti...

Me tendió la mano.

Vale. Tenía que  dársela sí o sí. No tenía porqué sentir miedo, ya que tenía a Blas, Antía y Carlos de mi lado, así que se la di.

Por supuesto, estés dos primeros se me quedaron mirando atónitos, mientras yo me sonrojaba a la velocidad de la luz, y cuando continuamos con la  marcha (ya  que habíamos parado para hablar), Blas me cogió de la cintura, me acercó a él, y me susurró al oído.

Blas: Lo has hecho muy bien... estoy muy orgulloso de ti...

Me pegué más a él y deseé abrazarle, pero allí, ante ellos, no podía, así que yo también le pasé el brazo por detrás de su espalda.

Y, al final, entre risas, aquella acabó siendo una gran tarde.

Poco a poco, fui cogiendo más confianza en Charo con la ayuda de Antía y, con ellas, descubrí un montón de anécdotas y secretos de Auryn que jamás pensé que le hubieran sucedido.

¿Puedo confiar en mi ángel de la guarda?Where stories live. Discover now