Capítulo 18

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-Narra  Blas-

Todos se quedaron mirándola, con incertidumbre, mientras ella comenzaba a llorar.

David: ¡Mirad a Blas que pillín! ¡Sólo quiere estar con su novia!

Me harté de ellos y corrí a sacarla de allí, no sin antes gritarle a David.

Blas: ¡Cállate la boca, joder!

La llevé a la habitación y me encerré allí con ella.

Blas: No pasa nada cariño... -le dije, acariciándole el pelo.

Se abrazó a mi.

María: Tengo miedo... -dijo entre sollozos.

Blas: ¿Son los vecinos otra vez? -le pregunté.

María: No... son ellos... -me confesó, refiriéndose al resto del grupo.

Blas: ¿Por qué?

María: ¿Y si te hacen daño? Para que tu no estés conmigo...

Blas: No me harán nada. Ellos son buenos...

La abracé en silencio, esperando a que se calmara, mientras notaba sus lágrimas desaparecer en mi camiseta.

Blas: Lo siento... pero es mejor que ahora me vaya un poco con ellos, para que no desconfíen.

Temía que se enfadara, pero no lo hizo.

María: Vale...

Volví al salón, esperando recibir las risas del resto de mis compañeros.

Ellos, se quedaron mirándome al entrar, esperando a que les dijera algo, pero la emoción me invadió en ese momento.

Me puse a llorar, desbordado por las situaciones que había vivido estos días con ella, mientras ellos me observaban en silencio.

Álvaro: Blas...

Blas: ¡Dejadme! -les rogué.

Fueron pasando los minutos, poco a poco.

Blas: Lo siento...Os pido perdón a todos... -acerté a decir.

David: Perdónanos tu a nosotros, por haberte molestado...

Nos quedamos mirándonos, unos a otros.

Carlos: Y... ¿puedes decirnos quien es ella?

No tenía pensado contárselo, jamás, pero dadas las circunstancias, confiaría en ellos.

Al fin y al cabo, ellos siempre estarían conmigo, aquí, en casa.

Pero, por si acaso, puse condiciones.

Blas: Primero, no quiero que os toméis la historia que os voy a contar como una broma y, segundo, sed un poco empáticos conmigo.

Por supuesto, ellos estuvieron atentos durante todo el relato, e incluso se les escapó alguna lagrimilla.

Blas: Y por eso, me puse así. Me enamoré de ella desde el primer instante en que la vi, pero no sabía nada de lo que escondía...

Álvaro: Joder...

Dani: Que fuerte...

Al final, acabamos todos destrozados. Yo por recordar la triste historia de María, y ellos por mi.

Carlos: Blas... ¿puedes traerla?

¿Puedo confiar en mi ángel de la guarda?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora