Capítulo 37

2K 109 2
                                    

-Narra María-

X: ¡María!

Era Blas pero, ahora, no quería estar con otra persona que no fuera Antía.

Se acercó a mi, pero le di con la mano un fuerte golpe en el pecho, para que se fuera.

Volví a llorar sobre el hombro de ella, ahora con más fuerza mientras la abrazaba.

Antía: Marcharos... por favor... -les suplicó.

Por suerte, tanto Blas como  Carlos, que seguía en la puerta  del año y no había entrado a el, se fueron.

Antía: ¿Por qué has hecho eso? -dijo mirándome con sus ojos oscuros.

No sabía que responderle, aunque mi mente creyera conocer el motivo.

Antía: ¿Hay algo... que quieras contarme...?

¿Se lo decía o no?

Por supuesto, ya había mencionado este miedo varias veces, pero todos pensaban que ahora lo había superado.

María: Si... -susurré.

Antía: ¡Dímelo! Y así podré ayudarte. No se lo contaré a Blas, te lo juro. Puedes confiar en mi...

Confianza. Esa era la palabra.

María: Tengo... mi-miedo... a... que ... m-me... aban-bandone... -tartamudeé entre sollozos.

Ella se quedó pensativa.

Antía: Y... ¿lo ves capaz de hacerte eso?

María: No lo sé... He confiado en un montón de gente todo mi vida que, al final, siempre me acabaron traicionando...

Antía: Mira... yo no te conozco de nada, aunque sepa tu historia, pero a Blas si, y lo suficientemente como para decirte que el jamás te haría eso...

María: Pero... ¿y si se aburre de mi? ¿de como soy?

Antía: ¿¡¿Por qué?!?

María: Siempre pasa lo mismo...Estamos un tiempo bien y después pasa algo que lo acaba estropeando todo. Y yo soy la culpable todo... -susurré esta última frase.

Antía: Si las cosas pasan, es por algo. A lo mejor ea para que te des cuenta de que, por muchas cosas que os sucedan, el jamás va a dejar que eso se interponga entre vosotros...

Quizás tuviera razón.

Antía: Además, el jamás a dicho nada malo de ti, ni que le molestara que fueras así. Sólo cosas buenas. ¿Nunca has visto su Twitter?

¿Twitter? ¿Que demonios era eso?

La miré, desconcertada.

Antía: ¿Que pasa? -me preguntó, sorprendida.

María: No-no sé... que... es Twitter... -dije, avergonzada.

Antía: Ahhh... Pues... es una red social a la  que te conectas desde un ordenador, tablet o móvil y que te permite comentar o escribir sobe que te está pasando o lo que piensas en ese momento. ¿Me has entendido?

La tecnología había evolucionado mucho en 12 años, estaba claro.

María: Si...

Entonces, ella sacó su móvil, que era idéntico al de Blas y el mio, que me había regalado el, y, en pocos segundos, me enseñó varios mensajes que aparecían sobre la pantalla, todos escritos por Blas.

Antía: ¿Ves?

"He encontrado a mi ángel de la guarda", "Estoy muy orgulloso de ti", "Me has cambiado la vida" o, simplemente, "Te quiero", eran algunos de sus comentarios.

Antía: ¿Ahora ya confías un poco más en el?

María: Mmmm... supongo...

Ahora sólo tenía que volver a hablar con el.

-Narra Antía-

Blas tenía razón.

María era desconfiada hasta un punto "extremo" aunque, con su historia, todos seríamos igual que ella.

Ahora, ya se había calmado un poco, cosa que me alegraba.

La verdad, me daba un poco de miedo preguntarle si quería volver a su lado, por como iba a reaccionar, así que le escribí un Whatsapp a Blas.

-Conversación Whatsapp-

Antía: Ya está un poco más calmada, ¿la llevo?

Blas: Pregúntale a ella pero... ¿que pasó? ¡Si estaba bien!

Antía: Eso mejor lo hablas tu con ella más tarde. Y te suplico que no te enfades con ella por lo del golpe. Por favor...

Blas: Tranquila, no lo haré... Esto ya nos ha pasado varias veces...

-Fin de la conversación Whatsapp-

Por suerte, al preguntárselo, aceptó, aunque ahora estaba un poco avergonzada por la situación y por como iban a reaccionar ellos.

Pero me tenía a mí.

¿Puedo confiar en mi ángel de la guarda?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora