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Buenos Aires, Argentina

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Buenos Aires, Argentina

A mediados del mes de noviembre, Génesis debió viajar a Buenos Aires para recibir el diploma por la carrera de Tecnicatura en Ceremonial y Protocolo. Tiziano aceptó que viajara pero más entusiasmado estaba con la sorpresa que le tenía preparada.

Cuando llegó a su departamento, Alejo la recibió con un abrazo.

―No creí que vendrías ―le contestó con una sonrisa.

―Tuve que hacerlo, de otra manera no me entregarán el título. Ya pregunté y me dijeron que tenía la obligación de presenciar la ceremonia.

―Iba a viajar cuando terminabas si es que no podías venir, ya sabemos cómo se pone Tiziano teniendo de por medio un contrato firmado.

―Sé que ibas a viajar a Italia y que de ser posible me entregabas el título pero las cosas tuvieron un cambio y Tiziano no tuvo problema en dejarme viajar, él mismo me dijo que lo hiciera cuando le comenté la fecha que se realizaba la ceremonia de graduación.

Durante aquella tarde, los primos se la pasaron charlando y comiendo algunos alimentos, hacía mucho tiempo que no se quedaban solos y aprovecharon aquel día para ponerse a charlar como lo hacían antes.

El día siguiente, por la mañana bastante temprano, comenzó la ceremonia de graduación. Había durado por lo menos unas tres horas entre discursos, entregas de diplomas, títulos y medallas. Luego de la graduación, cada egresado comenzó a sacarse fotos con familiares, amigos y parejas. Génesis se sacó con algunas de sus compañeras, una con Matilda, con sus tíos y con Alejo también.

―¿No te sacarás una foto conmigo también? ―preguntó detrás de ella la inconfundible voz de Tiziano.

Apenas se dio vuelta para enfrentarlo, ella casi se le tira encima al italiano, pero se moderó y actuó como una señorita decente.

―No creí que vendrías, es una sorpresa tenerte aquí ―le dijo la joven con una enorme sonrisa.

―Ni Stefano y ni tampoco yo, nos íbamos a perder tu graduación, felicitaciones ―le contestó el italiano con otra sonrisa.

―Gracias.

Matilda aprovechó la ocasión para mandar al frente a su mejor amiga con el italiano.

―Menos mal que llegaste, mi amiga estuvo melancólica desde que llegó de nuevo aquí.

Génesis quiso comérsela cruda y la mató con la mirada.

―No seas una exagerada, estaba melancólica solo porque se acercaba la graduación ―mintió la argentina.

―No seas una mentirosa, tú misma me dijiste que extrañabas al bombón italiano ―le respondió con una sonrisa socarrona y mirándola directo a los ojos.

―Me refería a Stefano ―se excusó.

―Dijiste Tiziano, no boludees, Génesis ―expresó riéndose.

De Margaritas y Un Amor italiano ©Where stories live. Discover now