Capítulo 29

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Lauren

Camila me sentó frente al fuego y me quitó el abrigo empapado. Cogió una manta del sofá y me la puso sobre los hombros. Me castañeteaban los dientes con tanta fuerza que apenas podía oír mis propios pensamientos.

-Lauren, nena -me dijo en voz baja-. ¿Qué te ha pasado? ¿Cómo es que estás aquí?

-Lo he roto -dije.

Sus ojos buscaron los míos y se detuvo cuando estaba quitándome los calcetines mojados, esperando a que continuara.

-Estaba yendo a casa por Navidad y me di cuenta -dije con rapidez, y sacudí la cabeza un poco-. Lo supe todo el tiempo, pero... es que... Me di cuenta en medio del aeropuerto y se lo dije a Noah. Entonces regresé a Las Vegas, y fui al Trilogy para buscarte, para decírtelo. -Volvía a llorar de nuevo.

Camila frotaba mis pies congelados entre sus manos mientras me miraba: me observaba hablar con una expresión amable en su rostro.

-Fue tu amiga Dinah quien me dijo dónde estabas y me cambió el coche.

Apareció un gesto de sorpresa en su cara, pero movió la cabeza y sonrió.

Se puso de pie y salió de la habitación. Cuando regresó, un par de segundos después, llevaba una toalla en la mano. Se acercó de nuevo y comenzó a secarme el pelo con ternura.

-¿Y luego qué? -preguntó con suavidad.

Casi había dejado de temblar, y una plácida calidez fluía por mis extremidades, el calor del fuego se filtraba en mi carne fría. Suspiré y me arrebujé en la manta.

-Según iba acercándome aquí, comencé a distraerme y, al final..., me quedé sin gasolina -concluí, mordiéndome los labios con vergüenza-. Justo a los pies de la colina. Me ha dado tiempo a aparcar el todoterreno de Dinah a un lado, y he subido a pie el resto del camino.

Camila frunció el ceño.

-Podrías haberte hecho daño -dijo.

Estiré el brazo y le cubrí la mejilla con la mano. Cerró los ojos durante unos segundos mientras ella dejaba caer la cabeza hacia mis dedos.

-No me he hecho daño, solo tengo frío. He perdido la bota a unos doscientos metros de la puerta, aunque no me ha importado. Seguí adelante porque estaba saliendo el sol y... -Ahogué un sollozo y acerqué mi cara a la suya-. Te dije que el amanecer siempre me recordaría a ti y así ha sido todo este tiempo... todos estos años...

Volvió a cerrar los ojos brevemente y luego me besó en los labios con suavidad. Me besó los párpados y la nariz.

-A mí también. Has venido a mí cada amanecer.

Se me escapó otro sollozo mientras buscaba sus labios llenos, que frotó contra los míos con ternura, sin presión, solo lo justo para absorber su calor y su presencia.

-Nunca te he dejado marchar, y aun así he sido yo la que se ha quedado helada - dije por lo bajo en referencia a Titanic.

Camila me miró durante un instante y luego se echó a reír. Sonrió con los ojos brillantes.

-La parte positiva es que creo que estoy curada. No necesito más terapia cinematográfica -aseguró.

Ahora fui yo la que se rio, y ambas nos miramos con ojos sonrientes, poseídas por el calor del momento.

-Tenemos mucho de qué hablar -comentó en voz baja, poniéndose seria.

Asentí moviendo la cabeza, sin poder reprimir mi sonrisa. Ya tendríamos tiempo de ponernos al día.

Cariño,Te Amaré Por Siempre (Adaptación camren G!P)Where stories live. Discover now