Capítulo 28

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Lauren

—Estoy segura de que me olvido algo —le dije a Noah por quinta vez.

—Cariño, has repasado la lista. No te has olvidado nada. Y si así fuera, puedes reemplazarlo cuando lleguemos allí. Relájate. —Me acarició la rodilla.

Asentí con aire distraído mientras se abrían las puertas del avión y la fila comenzaba a moverse hacia delante.

—Sí... —Mi voz se desvaneció mientras los dos nos levantábamos.

Noah bajó el equipaje de mano del compartimento superior. Tras coger el asa de la maleta y subirla para hacerla rodar detrás de mí, avancé delante de él hacia la salida.

Me había despertado con una sensación de nerviosismo, y no terminaba de deshacerme de ella. Quizá estaba incubando algo. No estaba segura. Estaba yendo a casa por primera vez en mucho tiempo. Debería sentirme relajada y excitada. Sin embargo, no podía reprimir la idea de que me había dejado algo, de que algo estaba mal. No ayudaba que me hubiera pasado la noche dando vueltas en la cama, sin dormir, sin poder desconectar mi cerebro. Estaba demasiado cansada; tenía que ser eso.

Además, seguramente el viaje en sí me ponía un poco nerviosa. Noah y mi familia solo se habían visto una vez, cuando mi padre y mis hermanas me habían visitado en Las Vegas, al poco tiempo de mudarme. Habíamos ido a cenar todos juntos, pero llevaba poco tiempo saliendo con él. Así que realmente esta era una oportunidad inmejorable para que Noah llegara a conocerlos bien. Lo que era... bueno, ¿verdad? Me mordí el labio.

Atravesamos la terminal. Teníamos una hora de espera antes de embarcar en el siguiente vuelo a Dayton, así que decidimos comer algo en uno de los restaurantes cercanos a nuestra puerta de embarque.

Mientras bajábamos por una escalera mecánica, miré a las personas que subían por otra escalera que había pegada, y una anciana captó mi atención. Me sonrió y me guiñó un ojo. Me quedé paralizada; aquella mujer tenía algo familiar... Le devolví la mirada estirando el cuello según nos íbamos alejando, pero ella no giró la cabeza más.

Al atravesar la enorme sala central del aeropuerto, pasamos junto a una niña que dibujaba en un cuaderno. Justo cuando pasamos junto a ella, me sonrió y sostuvo ante su madre lo que estaba pintando. Giré la cabeza para ver lo que era y el tiempo se ralentizó cuando percibí la delicada flor amarilla que había en el papel. Volví la cabeza hacia delante y seguí andando, pero algo se deslizó por mi columna vertebral.

Cuando llegamos a la terminal donde se encontraba nuestra puerta de embarque, nos sentamos en un pequeño restaurante donde servían sopa y algunas variedades de sándwiches, y Noah se acercó a la barra para pedir.

Mientras estaba allí sentada esperando que regresara, miré a mi alrededor. Una mujer, que estaba sentada en una mesa cercana, de espaldas a mí, me llamó la atención. Pelo castaño claro y anchos hombros. El corazón se me aceleró y contuve el aliento. «¿Era Camila?». No podía ser. ¿Cómo...? Empecé a ponerme de pie al tiempo que lo hacía ella, y sentí que no podía respirar. Cuando se volvió hacia mí, me inundó una profunda decepción y casi se me escapó un sollozo.

«No es ella». Me volví a hundir en la silla mientras me sujetaba con la mano al borde de la mesa. Me quedé mirando al frente durante varios minutos. La realidad que estaba sintiendo me atravesó el alma. «¡Oh, Dios mío...!». Me di cuenta de todo allí sentada, en medio de un restaurante de bagels en el aeropuerto de Atlanta. Era Camila lo que había dejado atrás. Era a Camila a quien quería. A Camila. Que me hacía sentir fuera de control en muchos sentidos, que era cualquier cosa menos seguro.

La confianza me inundó como el primer rayo que aparece en la salida del sol sobre el horizonte. Camila había ido a verme a Washington D. C. Había vuelto a mí después de cambiar su vida. Casi lloré cuando la realidad inundó mi mente. No me había permitido pensar en ello en serio, pero ¿mi vida habría sido diferente? Supe de repente que sí, que habría sido muy distinta porque me habría lanzado a sus brazos sin vacilar ni un momento. Por alguna razón, aquel no había sido nuestro momento. Pero ahora sí lo era.

Cariño,Te Amaré Por Siempre (Adaptación camren G!P)Where stories live. Discover now