Capítulo 3

9.4K 547 214
                                    


Lauren

Nos apretamos contra el cuerpo de la otra, gimiendo y jadeando, prácticamente locas por la ira y la lujuria. ¿O era solo ira? No, no, la ira no era tan buena. Todo mi cuerpo estaba en llamas, cada una de mis terminaciones nerviosas se erizaba por la necesidad que tenia de que Camila me tocara.

«¡Oh, Dios! Estaba acariciándome Camila Cabello, actriz lesbiana ».

¡No! ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! Tres síes contra un no. Ganaba la mayoría. ¡Santo Dios! Su sabor era increíble. Sabía a menta y a algo que era solo suyo. Después de una pequeña muestra, deseaba profundizar en su boca todo lo que pudiera, enredar mi lengua con la suya, muerta de hambre por ella —¡por ella! —, que parecía tan desesperada como yo. Me buscaba con la misma intensidad que la buscaba yo. Me puso una mano en las nalgas y me apretó con fuerza contra su erección. ¡Oh, Dios! ¡Qué; grande era! Sí, muy grande. Y yo me frotaba contra ella como una gata en celo. Una gata en celo que ya no podía contenerse. Que se había vuelto loca. Esa era yo.

«¡Miau!».

De pronto me di cuenta de que Camila tiraba de mí para que me pusiera de pie y yo la seguí de buen grado, sin romper ni un momento el contacto con sus labios. Ella nos llevó hacia atrás, hasta que mi espalda chocó contra la sólida superficie, y se apretó contra mi cuerpo con un gruñido. Solo entonces me soltó y oí como plantaba las dos manos a ambos lados de mi cabeza, enjaulándome entre ellas. Siguió trabajando mi boca, lamiendo y chupando mi lengua mientras se apretaba contra mi otra vez, gimiendo en mis labios. Los sonidos que emitía y la sensación de la pared a mi espalda, inmovilizándome, despejaron un poco la niebla de la lujuria. ¡Oh, Dios! Era una locura.

¿Qué estaba haciendo? Un par de minutos antes, estábamos insultándonos y de repente...,¿qué había ocurrido? Seguro que lo que me hacía con su boca y su cuerpo era tan increíble porque era una profesional. ¡Oh, Dios! ¡Era una profesional! Se le daba bien eso porque lo hacía mucho. Mucho, muchísimo. Una vez más, ¿qué demonios estaba haciendo? Abrí los ojos y miré su cara a unos milímetros de la mía. Sus ojos cerrados y sus largas pestañas, que arrojaban sombras sobre sus mejillas, me devolvieron a la realidad. Emití un sonido gutural y aparte mi boca de la de ella, girando la cabeza al tiempo que le ponía las manos sobre el pecho para empujarla lejos de mí.

Dio un paso atrás; parecía aturdida cuando nos miramos a los ojos, jadeantes.

—¡Joder! Lo siento —dijo, finalmente.

—¿Qué es lo que lamentas? —Pregunté con rabia—.¿Los insultos o los besos?

—Los insultos. Los besos no los lamento nada.

Parpadeé. Y sí, a pesar de que seguía enfadada, ahora más conmigo misma que con ella, una parte de mí quería volver a besarla.

Sacudí la cabeza un poco, liberándome del último rastro de niebla. Estábamos en un ascensor. Ella era una estrella porno. Habíamos intercambiado un secreto y luego lo habíamos utilizado como arma arrojadiza.

Solté una risita sin humor y clavé la mirada en el techo al tiempo que respiraba hondo. Bajé los ojos hacia Camila, que me miraba con expresión de confusión. La vi arquear una ceja.

—¿Qué es lo que te hace tanta gracia?

Me di la vuelta y me senté, dejando caer la cabeza contra la pared. Ella se acerco y se apoyó en la pared del fondo del ascensor, justo a mi derecha, dobló las rodillas y apoyó en ellas los antebrazos.

—Nosotras—gruñí—. Somos horribles. Cada una ha compartido un secreto y no hemos tardado ni cinco minutos en utilizarlo en contra de la otra. —Negué con la cabeza mientras la miraba.

Cariño,Te Amaré Por Siempre (Adaptación camren G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora