Capítulo 15

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Dos meses después, agosto

Lauren

Me detuve ante la casa donde había pasado la infancia y sonreí para mis adentros.

Estaba cansada después de las ocho horas de viaje desde Washington D. C. hasta Ohio, pero ver aquella edificación de ladrillo de Cape Cod me hizo sentir una inyección de alegría. Sabía exactamente dónde estaría sentado mi padre: en su raído sillón reclinable marrón delante de la televisión, ese sillón del que jamás se desharía, daba igual cuánto se lo suplicáramos mis hermanas y yo. Una vez, cuando tenía once años y asistía a clases de costura, mi hermana Megan le había hecho una funda con una tela llena de pequeñas margaritas amarillas. En el momento en que la vio, pareció que mi padre iba a cabrearse, pero luego miró a mi hermana, que estaba a punto de estallar de orgullo tras haber conseguido que la funda se ajustara de forma perfecta, y se sentó en ella.

—Vaya, vaya, Megan, no sabía que hubiera algo que llegara a hacer más cómodo este sillón, pero creo que tú lo has conseguido —había dicho finalmente. Luego se acomodó apoyando la cabeza en el respaldo con una enorme sonrisa de satisfacción. Sí, mi padre era un gran hombre.

—¿Papá? —grité, abriendo la puerta y entrando.

Él salió del salón sonriendo.

—Mira, si es mi Lauren. —Me dio un beso en la mejilla—. La facultad de derecho te está sentando bien. Estás fantástica.

—Gracias, papá. Así es. —Sonreí.

—¿Cómo ha ido el viaje?

—No ha estado mal. He venido escuchando un par de audio libros en la radio, así que se me ha hecho bastante corto.

—Audio libros, GPS... —Se burló—. Dentro de poco la gente no tendrá ninguna razón para aprender a leer un libro ni para interpretar un mapa. Ya verás...

Puse los ojos en blanco.

—Deberías probarlo, papá. Quizá cambiarías de opinión.

Cogió mi pequeña maleta y se la llevó al salón, donde nos sentamos. Dentro de una semana comenzarían las clases de otoño, y había ido a casa para estar con mi padre y mis hermanas los días entre la finalización del curso de verano y el comienzo del nuevo semestre. Solo serían un par de días, pero los echaba de menos. Añoraba mi casa.

—¿Taylor y Megan no están aquí? —pregunté.

—No, vendrán dentro de un rato. Salen de clase a las cinco.

Asentí. Mis hermanas estaban en la universidad. Megan en Wright State, estudiando para ser maestra, y Taylor en la escuela del hospital local, donde ofrecían una beca para los estudios si firmabas un contrato para trabajar allí un par de años cuando te graduaras. Estaba orgullosa de las dos. Eran buenas estudiantes y habían trabajado durante el verano para ayudar con los gastos.

Me levanté.

—¿Te traigo algo? Voy a buscar un vaso de té helado.

—Sí, una cerveza. Gracias.

Me dirigí a la pequeña cocina y abrí la nevera para coger una lata de Budweiser, la marca que mi padre bebía desde hacía más tiempo del que puedo recordar. Me serví un vaso de té y regresé al salón. Le di la lata a mi padre, que la abrió y tomó un sorbo.

—Cuéntame qué tal en clase, Lauren —pidió.

Tomé un largo sorbo de té.

—Papá, lo cierto es que tengo algo que decirte. —Lo miré con nerviosismo.

Cariño,Te Amaré Por Siempre (Adaptación camren G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora