Capítulo 25

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Lauren

Cerré la puerta de mi casa en cuanto entré y respiré hondo lentamente. No había sido una buena idea. Lo peor era que durante un tiempo había sido perfecto. Me había divertido con ella. Me había reído por primera vez en mucho tiempo. Pero luego había hecho aparición esa maldita tensión sexual y lo había arruinado todo. ¿Cómo no lo había previsto? Estábamos hablando de la jodida Camila Cabello. Me había engañado a mí misma porque quería ir a cenar con ella. Sin duda era tonta. Y la había besado. ¡Oh, Dios mío! Estaba engañándome a mí misma además de engañar a Noah. Y Camila tenía razón, era yo la que había saltado sobre ella. Le había dicho que parara y lo había hecho, y luego la decepción que me inundó fue tan cruda e intensa que prácticamente la había atacado, como si me estuviera ahogando y su boca contuviera el aire que me podía salvar la vida. Emití un sollozo.

Lo había arruinado todo. Había llegado a reconciliarme conmigo misma en lo que a Camila se refería. Nos separamos la primera vez sabiendo que no podía ser parte de su vida y, dadas las circunstancias, lo habíamos hecho en las mejores condiciones posibles. Y agradecía el papel que desempeñó en mi vida. Cuando me acordaba de ella, lo hacía con cariño..., imagino. Pero ¿y ahora? Acabábamos de separarnos de nuevo, solo que en esta ocasión no había sido en buenos términos. Ella lo había arruinado todo.

Era así de simple: volvía a sentir emociones desagradables hacia Camila Cabello. Fui hacia el sofá con piernas temblorosas y me hundí en él sin molestarme en quitarme el abrigo.

La ira se apoderó de mí. ¿Por qué tenía que habérmela encontrado de nuevo? ¿Por qué tenía que vivir en Las Vegas? Yo era... feliz. «¡Estupendo!». Y, de repente, estaba de vuelta, entrometiéndose en mi vida y poniéndomela patas arriba, haciendo que me cuestionara muchas cosas, igual que la primera vez. La rabia me inundó. Saqué el móvil del bolso. Iba a llamarla y a dejarle las cosas claras. ¿Quién se creía que era? ¿Cómo podía haber alguien tan arrogante? ¿Cómo se atrevía a pedirme que rompiera mi compromiso cinco minutos después de volver a entrar en mi vida? ¿De verdad? Miré fijamente mi teléfono y luego lo lancé a un lado al darme cuenta de que ni siquiera tenía su número. Respiré hondo. Seguramente eso era lo mejor que podía pasar. Dejarse llevar por la ira podía ser tan malo como enviar mensajes de texto estando borracho.

Una mala idea. Me fui a mi habitación y me preparé para acostarme. Ese día tenía que terminar ya.

El despertador sonó a las cinco de la mañana y lo apagué antes de levantarme de la cama. No había dormido bien. Estaba de mal humor y, sí, seguía enfadada. No podía identificar con exactitud por qué estaba tan cabreada, quizá por el hecho de que Camila había vuelto a poner mi mundo patas arriba. Debería haberme largado de aquel hotel como si hubiera visto a un demonio del infierno en el mismo momento en que puse los ojos sobre ella, allí de pie con toda su gloriosa belleza. Era el diablo hecho carne. A veces era una diablilla divertida y dulce, cierto, pero ¿no era igual que el mismísimo Lucifer? Así era como me atraía, me sentía dispuesta a renunciar a mi alma por saborear esos labios pecaminosos, por ver ese maldito hoyuelo que tanto me afectaba.

Salí de la ducha y me envolví el pelo en una toalla antes de secarme el cuerpo, y luego me dejé caer en la cama. Estaba siendo demasiado dramática. Bueno, me había desequilibrado verla, sí, pero ¿qué más daba? Lo único que tenía que hacer era dejar claro que era feliz con mi vida y que no iba a romper mi compromiso por ella, una mujer con la que había pasado solo un fin de semana hacía mucho tiempo, una mujer a la que no conocía en realidad. ¿O sí lo hacía? Fruncí el ceño.

¿Qué era lo que realmente sabía de Noah? Conocía a su familia. Sus padres vivían en San Francisco y nos habíamos reunido con ellos varias veces cuando visitaron a Noah en Las Vegas. Eran gente encantadora. Sabía que el quiso ser abogado desde que era un niño. Era amable, le gustaba colaborar en causas benéficas y leer novelas de misterio. Se había convertido en un culto brillante. Nunca habíamos discutido y siempre era considerado conmigo. ¿Resultaba tan aburrido como había dicho Vero? Vale, quizá si era completamente sincera, sí, lo era un poco. ¿Y qué? También era estable, sólido y no sometía mis emociones a una constante caída en picado como otras personas. No le haría daño a Noah, no podía.

Cariño,Te Amaré Por Siempre (Adaptación camren G!P)Where stories live. Discover now