Capitulo 23

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Jeremy me dejó en la puerta de mi casa, y si, sé que sonaré como una perra pero agradecí que el auto de Caleb no estuviera. No estaba con ánimos de soportar otro de sus ataques de celos. Me despedí de mi compañero con un saludo de mano y entré decidida a tomar mi refrescante baño. Apenas puse un pie en el salón oí risas provenientes de la cocina, me acerqué sigilosamente, intrigada por los decibeles de las carcajadas.

El escenario con el que me lo encontré no lo hubiese pensado ni para alguna película, mi padre y Margherite estaban abrazados, bebiendo una copa de vino mientras ella intentaba cocinar. Ver cómo él besaba su hombro y la observaba con absoluta devoción provocó que tuviera que contener las lágrimas. Un recuerdo vino a mi mente, dónde mi madre me enseñaba a cocinar galletas y mi padre la abrazaba por detrás. Ella deslizaba su mano enharinada por su cara y así comenzábamos una guerra de harina.

Corrí a mi habitación, tratando de que ellos no se dieran cuenta de mi presencia. Entendí que él amaba a la mamá de Caleb y era algo a lo que debía acostumbrarme. Una vez en mi dormitorio fui directo a la caja de los recuerdos donde almacenaba las fotografías y cartas de mi madre. Con las lágrimas fluyendo libremente por mis mejillas, comencé a torturarme con fotos de mi niñez, cuando éramos una familia feliz.

—¿Por qué tuviste que dejarme? —sollocé tirando el contenido de la caja al piso.

Tapé mi rostro con la almohada y me permití desahogarme. Los minutos pasaban y el llanto iba mermando, hasta transformarse en un horrible hipido. Me encerré en el baño y abrí el grifo para templar el agua, antes de que pudiera quitarme la ropa mi móvil comenzó a sonar. Corrí de regreso a la habitación y el identificador de llamadas ponía el nombre de Cassidy.

—¿Qué sucede Cass?

—Jessie tienes que venir de inmediato —su voz estaba siendo opacada por los gritos de fondo.

—¿Dónde estás? ¿Qué es lo que pasa?

—Estoy en la práctica de hockey, tienes que venir a detener a Caleb.

—¿Caleb? ¿Qué pasa con él? Por Dios sé más específica —exclamé al tiempo que cerraba la ducha y volvía a mi habitación por mi chaqueta.

—No sé qué sucedió, pero él y Aaron comenzaron a discutir. Tienes que venir antes de que Caleb haga algo estúpido y consiga que lo echen del equipo.

—¡Maldición! Voy para alá, por favor trata de tranquilizarlo.

—Josh está hablando con él, así como tres de sus compañeros. No sé cuánto tiempo más podrán retenerlo, apresúrate.

Corté la llamada y respiré hondo antes de entrar a la cocina e interrumpir a los enamorados. Pero dada la situación necesitaba que alguien me llevara hacia el estadio de hockey, aunque eso significara que mi padre y la madre de Caleb presenciaran la pelea.

—Siento interrumpirlos —carraspeé y ellos voltearon rápidamente, separándose —. Papá, necesito me lleves a un lugar.

—¿Qué es tan urgente, Jessie?

—Caleb está metido en una pelea con un compañero del equipo —susurré y noté que Margherite llevó una de sus manos a su boca.

—Vamos, en el camino nos dirás que sucedió.

Mientras nos dirigíamos hacia el estadio les expliqué lo que Cassidy me había dicho, no era mucho pero comenzaba a entender el porqué de la discusión. Posiblemente alguien le había mencionado a Caleb de mi encuentro con Aaron. Dios, esto no es bueno, pensé. En cuestión de minutos estuvimos en la práctica y bajé del automóvil antes de que mi padre siquiera lograra estacionarlo correctamente.

Irresistiblemente ImposibleWhere stories live. Discover now