Capitulo 22

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Me encaminé hacia el sector donde se reunían los integrantes del comité periodístico, aprovechando el primer período. Me escabullí de la clase de Ciencias a tiempo para no encontrarme con Caleb. Sabía que tal vez estaba obrando mal haciendo esto a sus espaldas, pero no tenía más alternativas y cuando vi la nueva nota pegada en mi casillero, mi determinación aumentó. Esta vez habían sido más creativos, me dibujaron cómo si yo fuese un integrante más del equipo de hockey, aludiendo a mi personalidad marimacho. Tomé el papel y esta vez lo guardé, necesitaba evidencia.

Me detuve ante la puerta, dudando en golpear o entrar directamente, pero mi vacilación fue interrumpida cuando una chica con grandes anteojos salió. Se detuvo abruptamente cuando me vio y frunció el ceño, ajustando los libros que tenía contra su pecho.

—Mmm ¿puedo ayudarte?

—Sí, espero —estiré mi cuello para tratar de ver hacia adentro. Ella carraspeó y volví mi atención —. Lo siento, estoy buscando a Aaron. ¿Está aquí?

 —¿Aaron? —volvió a mirarme como si no entendiera el porqué preguntaba por él y volteó para observar sobre su espalda, analizando si decirme el paradero de Aaron o no —. Sí, está en edición.

—Genial —suspiré y esperé que dijera algo más, pero solo se quedó de pie viéndome como si yo fuese un cachorro en exhibición —. ¿Podrías por favor decirle que Jessica lo busca?

Un destello de reconocimiento cruzó por su rostro y me pareció ver que su ceño se profundizaba aún más. Me pareció que no le agradaba mucho a esta chica.

—¿Jessica Kellers?

—Sí. No tengo mucho tiempo. ¿Puedes avisarle que estoy aquí? —mascullé perdiendo la paciencia, no me gustaba estar bajo el escrutinio de nadie y menos de esta chica que al parecer se creía superior a mi por estar dentro de un comité escolar.

—Sí, claro. Espera aquí —volvió sobre sus pies y cerró la puerta en mis narices.

Resoplé y cambie mi peso de un pie a otro, contando mentalmente hasta diez. No era una chica popular cómo para que me consideraran una perra y no pertenecía al club de los nerds, pero esta chica estaba actuando como si yo fuese la bruja del instituto.

Pocos minutos después la puerta se abrió y la silueta de Aaron apareció, junto a la ceñuda señorita anteojos. La oí suspirar cuando pasó por su lado y lo saludó con un beso en la mejilla. Ahora entendía todo, esta muchacha estaba enamorada de Aaron y seguramente se enteró que él me invitó a salir, por eso la mueca de desagrado en su rostro cuando oyó mi nombre. Genial, tenía una enemiga no buscada dentro del equipo periodístico. Lo que me faltaba era alguien con el poder de divulgar cosas sobre mí, no que las tuviera, pero siempre podían inventarse.

Aaron carraspeó y me miró enarcando una ceja, por lo que dejé de lado mis pensamientos y lo increpé.

—Necesito tu ayuda.

—¿Mi ayuda?

—Sí —miré para todos lados, notando que teníamos público y tiré de su brazo —. ¿Podríamos hablar en un lugar más privado?

—Claro —contestó pestañando varias veces, incrédulo por lo que acababa de pedirle —. Sígueme.

Entramos al salón donde se emitía la revista escolar y lo seguí hacia una puerta que decía Edición. Fui consciente de todas las miradas posadas en mí cuando caminábamos y volví a respirar cuando él cerró la puerta, dándonos privacidad.

—¿Nunca reciben visitas o qué? —farfullé dejándome caer en una silla.

—Por lo general no, y menos de la novia del capitán del equipo de hockey —masculló imitando mi acción al sentarse frente a mí. Nos separaba una mesa llena de papeles que Aaron se apresuró en apartar de mi vista.

Irresistiblemente ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora