C A P I T U L O Xx |5/5|

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Le encargue que mi secretaria me trajera el desayuno del restaurante de al lado de la empresa. Podía decir que los waffles estaban deliciosos. Tuve la valentía de darme una hora de descanso intentando que mi mente saliera el nombre de Lucien. Salgo de mi ensoñación cuando llaman a la puerta.

— ¿bueno?

—disculpe, pero el señor Lucien necesita un reemplazo de secretaria. Al parecer se dio de baja la que quedaba, y usted es la indicada para que escoja una candidata.

Me quito los lentes y bajo el documento que simulaba leer.

— ¿en qué tiempo?

—las candidatas están en sus puestos. —mi secretaria me tiende la lista con varios curriculums y se retira de mi despacho me tiro en el sillón nuevamente

—el Señor Lucien no se encuentra—dice al cerrar la puerta de la oficina. Tomo el teléfono de la oficina y me dispongo a llamar a mi prometido. No contesta. Genial esto me recuerda a comprar un nuevo teléfono.

—¡con las buenas!—entra un chico el chico que estaba hablando con Corinne y Lucian. Mi mente lo detecta rápidamente— ¿no era la oficina de Diseño?

—la corrieron a una planta abajo. —menciono— si buscas a Charlotte. Tengo entendido que se dio de baja por maternidad.

El cierra la puerta entrando en la oficina y me tiende la mano

—soy Hermes. La mayoría de las personas me llaman Hache. —me presento y le respondo de la misma manera.

Me recuerda a una persona en especifico.

—¿nos conocemos?—pregunta y el niega.

—habría reconocido esa carita en cualquier lado—me susurra y le suelto la mano de repente. Para cortar el hielo le pregunto.

— ¿Por qué te dicen Hache?

—mi nombre completo—responde— Hermes Hektors Havrol Holkov todas mis iniciales empiezan por la H

—tiene lógica, tu apodo. —me paso una mano detrás de la oreja apartando mi cabello rebelde.

—y si no me equivoco, eres la prometida de Lucien Ivanov. ¡Esther Russet!—ruedo los ojos.

—descubriste América en un vaso de agua. —me burlo mientras recojo mis pertenencias y lo coloco en el bolso de mano.

— ¿A dónde vas?

—voy a seleccionar una candidata para el puesto de secretaria de Lucien—comento mientras bostezo— ¿me acompañas o tienes algo de trabajo?

Me vendría bien algo de compañía para pasar la mañana.

—no me quejo, tengo mucha flojera de hacer el papeleo de los pasantes de la universidad—comenta mientras me sigue el paso.

Abro el despacho de Lucien, luego de un mes sin pasar por aquí. Todo se encuentra en perfecto estado. Todo huele a él, pareciera que se impregnara aquí su perfume marcando territorio. Espero que mi secretaria les termine el protocolo a las aspirantes al cargo. Ellas no saben en donde se están metiendo.

—es lindo ver que tu futuro esposo tenga una foto tuya en el despacho.—dice Hermes y frunzo el ceño— ¿Dónde se conocieron? Nunca te he visto por este lugar. Pareces modelo—me muestra la foto.

—mierda.—le quito la foto que estaba protegida por un marco.

Los tacones me dan dolor de los pies, y me quito las sandalias masajeándome los dedos, me llama enana y me paro del asiento tropiezo con mis propios pies y caigo encima de él. Se agacha para tomarme de la cintura y me fijo que nuestros rostros se encuentran muy juntos.

—si querías caer en mis brazos solo tenías que decirlo—me alejo de él rápidamente y no me había fijado de mi secretaria Amanda nos estaba observando de manera interrogativa.

Alisándome la falda le pregunto si todo está en orden para empezar.

—todo está preparado. —responde— Señorita Ivanova. —enfatiza el apellido de Lucien como si me quisiera decir algo.

—mientras no tenga el apellido de mi marido legalmente. Soy Russet—le escupo— tráeme a las aspirantes.

—¿ruda? Me gusta—no para su coqueteo

—detesto que las personas se metan en mis asuntos Hermes.

Hache, busca una silla y se sienta a mi lado. Me encargo de detallar la foto, ¿Qué hacia Lucien con una foto mía? Y peor aún con el trajecito de lencería. Me vería más deseable si me hacía un aumento de seno.

Estaba decida a pasar por el cirujano.

— ¿Cuál es tu nombre? —pregunto a la primera aspirante, su vestimenta detonaba todo. Tenía una falda visiblemente corta. Y una camiseta a juego con algunos botones desabrochados de más. Tenía una envidiable cabellera rubia.

—Eloy—le lanza una sonrisa lasciva a Hermes y ruedo los ojos.

—siguiente, gracias te llamaremos—la tacho de la lista.

Hermes me mira descolocado dejando ir a la chica de piernas largas.

—muchas putas sueltas lo siento. No tengo suficientes correas para tantas perras en el lugar de trabajo de mi marido.

— ¡me la fueras dado a mí, joder!

—su número esta anotado en su curriculums—se lo paso y el me mira contento.

Todo un casanova.

Entra una señora bajita. Con un vestido hasta las rodillas tiene un aspecto amable.

— ¿nombre?

—Amelia—responde eficazmente. Y sonrió

— ¿Por qué crees merecerte el puesto?

—he trabajado en distintas franquicias y no he tenido queja de ningunos de mis jefes.

— ¿tienes experiencias en aguantas demonios?

—mi especialidad es calmarlos con un té de manzanilla.

—Contratada.

—Lucien Ivanov—

Perfecto. Cuando pose mi mirada en ello sabía que le calzaría mañana. Khaterine fue la que me recordó que tenía que comprar el anillo por mí mismo, el oro blanco resaltaría su piel suena mi celular y hago cuenta que se enteró que hoy tendría que buscarme una secretaria que se acople a mí. No contesto. Mi madre. Tiene la ridícula intensión que no me comunicara con ella hasta el día del matrimonio.

Estúpidas tradiciones, lo único que deseaba era tenerla debajo de mi gimiendo mi nombre una y otra vez hasta que llorase de placer.

—Lucien, quiero un helado—se queja mi hermana menor y le doy la tarjeta. —que sean dos Khat.

—Esther Russet—

El reloj marco las seis de la tarde y procedo a quitarme la ropa de trabajo para cambiarme por un pequeño vestido negro mientras suelto mi cabello dejándolo caer en ondas. Khaterine me ha dicho que Lucien se había ido a su despedida de soltero.

—no dudaría que todas sus amantes de años se estén regocijando en su pene mientras hacen una orgia—me pinto los labios de rojo buscando unas sandalias.

Salgo a darle un beso a mi perro. Josseth me grita a lo lejos.

— ¡no tomes tanto Linda!

—hare mi mejor intento. —me despido mientras subo al Nissan. 

Casada con mi MALDITO Jefe © [MALDITOS IVANOV'S I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora