C A P I T U L O I |Mentira Perfecta|

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CAPITULO 1

MENTIRA PERFECTA

11:34 a.m

¡Maldita sea! ¡llego tarde! Tengo cuidado al correr, y más cuando sé que tengo zapatos de tacón. Suspiro de alivio cuando llego hasta el guardia de seguridad, que por suerte no me dice nada, me conoce desde hace año y medio. Casi tropiezo con todo el mundo, al entrar a la empresa. Miro el reloj cerca de las 11:34 a.m. mi jefe me iba a despedazar y luego fritar como un pescado.

Una pequeña vocecita, dice que no sea exagerada. Pero al parecer es que todavía no capta que mi jefe es un maldito. Aunque sea una palabra muy fuerte le cabe en todas las letras y más cuando tiene nacionalidad rusa, eso quiere decir que es más frio que un tempano de hielo. Pero eso no le quitaba lo provocativo que era él. Desde sus ojos grises a su cabello rubio y teniendo un 1,85 de alto. Todo aquello era un factor deseable sobre todas las mujeres que salían de su oficina despeinadas y con el labial corrido, subo por las escaleras hasta llegar al último piso, eso me ha tomado cerca de 10 minutos, y maldigo cuando el ascensor abre sus puertas justamente cuando he llegado al sitio.

Maldita sea mi suerte.

Me echo el cabello para atrás y tomo asiento en mi oficina, aunque no me puedo quejar, desde mini bar a una pequeña nevera tengo disponible. Miro el reloj de la pared, no puedo creer que se me haya hecho tarde, yo debería se encargada del tiempo se mi jefe desde cuantos minutos exactos tiene que estar hasta los segundos que debe durar. Dejo la Tablet en mi mesa y prendo la Mac del lugar.

Vuelvo a tomar el aparato. Y busco la agenda del día de hoy. Está un poco desocupada, Así que es un buen punto para mí. No toco la puerta de madera, ya que me está esperando desde hace media hora.

—Buenos días Señor Ivanov, tengo su itinerario para el día de hoy. —me apresuro al hablar y lo más conveniente fuera sido que respondiera con un "aja".

Todo estaba en completo silencio. Maldigo a mis adentros, subo la cabeza hasta hallar su mirada penetrante, trago grueso y veo que encarna una ceja.

Por el amor de Dios, ¿Cómo este ser humano puede ser tan admirable? Su aspecto varonil, su cabello perfectamente peinado, rubio y sus ojos asomando un gris claro, Hasta que se oscurecieron y eso solo significaba una cosa.

Estaba enojado, o quizás hecho una ira.

—puedo saber Russet ¿Por qué jodidamente está llegando tarde a tu puesto de trabajo comenzando la semana?

Como lo odio. Respiro hondo y con una sonrisa hipócrita respondo

—no volverá a pasar. seguiré con su agenda del día de hoy, en unos minutos tiene una reunión con los inversores franceses y vendrán los japoneses para después de las cinco de la tarde. He aplicado una cena en un restaurant en la zona céntrica de New York. —vuelvo a levantar la mirada. Me sigue observando, viéndome de arriba abajo. Lo siguiente que escucho es un chillido del mueble, mientras se levanta caminando hacia donde me encuentro.

Me quedo estática, lo tengo dando vueltas alrededor de mi hasta que se para y me quita la Tablet de la mano. Dejándola en la mesa de vidrio.

—Cásate conmigo. —mi corazón retumbo y mis ojos se abrieron más de lo normal.

— ¿de qué está hablando? —me entra una risilla nerviosa lo estoy observando detenidamente, esperando que sea una broma de mal gusto— ¿tiene fiebre?

Lucien Ivanov no bromea

—Cásate conmigo. —me vuelve a decir en un tono más autoritario. —no estoy para juegos Russet. —me toma de la mano y me da una vueltilla. – eres la mentira perfecta para mí. Solamente te haría falta un poco de brillo en tu mirada. —sonríe de lado mientras se recuesta de la mesa de vidrio llevándome con él a estar un poco más cerca.

Casada con mi MALDITO Jefe © [MALDITOS IVANOV'S I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora