Capítulo 30: La Cabaña.

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¡¿QUÉEEEEEEEEEE!? ¡¿Me van a usar como premio de apuestas?! Son unos tarados tremendos. No puedo creer que ambos hablen así de mí, yo no soy nada para ellos. No soy algo que se consigue por medio de un jueguito entre ver quién de los dos me 'conquista'. Están locos si creen que eso va a funcionar.

Me dio mucha bronca, estaba enojada, frustrada, ¿Por qué me venía a juntar yo con estos chicos? ¿Por qué yo? Me pregunte mentalmente viendo al cielo.

Me quería ir de ahí, buscar un lugar tranquilo. Yo solamente no podía creerlo, necesitaba pensar en paz y estar un tiempo sin hombres.

Así que decidí alejarme, corrí del lugar y la verdad que intenté no hacer ruido alguno, pero al parecer se dieron cuenta y fueron a investigar que había sido. Pero yo, fui más rápida, y logré salir sin que se dieran cuenta. Me acerqué hacia el muro, y lo crucé. Tenía que salir de acá.



***



Corrí, y corrí, y corrí. Mis piernas ya no daban para más, me dispuse en descansar contra un árbol, por suerte todavía no me había cruzado con ningún Walker, lastimosamente mi ballesta la había dejado en el Reino, y solamente cargaba conmigo un cuchillo pequeño. Me insulté mentalmente por haberme ido sin recursos y comencé a caminar hacia la izquierda.

Encontré unas bayas y al identificar que eran moras, agarre unas cuantas para poder guardar y tener algo con lo que alimentarme en el viaje. Mientras seguía caminando, iba comiendo una que otra porque eran deliciosas.

— ¡Pablo, me parece que escuché algo!

El grito me hizo desconcertarme, tire al suelo la baya del susto, y la agarre rápidamente, ¿o no saben de la regla de los 5 segundos? La froté, y me la metí en la ropa. Me preparé envainando el cuchillo en mano, y me escondí detrás de un árbol.

— No hay nadie, Iván.

— Te juro que escuche algo.

— Separémonos a investigar, vos a la izquierda y yo a ala derecha.

Al notar al que supuestamente se llamaba Iván acercarse a mí, me le abalance y le clave el cuchillo en el cuello, ¿Por qué hice eso? Me podría haber servido, pero sentí una furia que no pude evitar y termine acuchillándolo y matándolo. Limpie la sangre con su remera, e investigué sus bolsillos a ver que encontraba. No había nada.

Me comí otra baya y comencé a caminar en búsqueda de Pablo, caminé por un tiempo y me cruce con una hermosa cabaña. Sonreí ante eso, pero sentí un golpe en mi espalda, y como me hacía caer hacia adelante

— ¿Qué carajos te pasa?

— Mataste a mi hermano, ahora te voy a matar a vos —dijo apuntándome con una escopeta, trague saliva nerviosa y busque el cuchillo intentando hacer un movimiento antes que él.

No lograba alcanzarlo, sabía que se venía el fin, ya no podía hacer nada, hasta que escuché unos pasos cerca y un Walker se le tiro encima a Pablo, mordiendo su hombro derecho. Sonreí al cielo por eso, y le pateé en la pierna izquierda, haciendo que se caiga. El Walker era Iván, ya que no le había dado en la cabeza, empezó a comerlo, y yo rápidamente agarre la escopeta, me fije si estaba cargada.

Pero, si disparaba iba a hacer ruido y atraería a un motón de walkers mas, decidí no disparar, y les clave el cuchillo a ambos hermanos en la cabeza.

— Uff, que suerte tuve.

Tire una baya al aire y la atrape con la boca de forma victoriosa mientras iba hacia la cabaña, tenía la escopeta en mano, y estaba preparada para cualquier cosa. Seguramente ellos ya habrían investigado la cabaña, o eso espero.

Adentro pude ver que tenía dos pisos, una escalera en el medio, y diferentes cuartos. El comedor, la cocina, un baño, todo vacío. Subí las escaleras, y entré en las diferentes puertas, dos habitaciones, otro baño, y un salón de juegos. No había ninguna señal de peligro, estaba yo sola. ¿Pero porque se encontraban los hermanos acá? ¿Qué habrían estado haciendo? ¿Por qué los mate tan rápido y no los cuestione? Me regañé a mí misma internamente y  baje las escaleras hacia la cocina para ver si había algo interesante para comer.

Afortunadamente encontré una lata de conservas, y al fijarme que no estaba vencida, rápidamente la abrí y comencé a comerla. Estaba con mucha hambre, las bayas eran riquísimas pero no me llenaban. Me senté en la mesa del comedor, y termine mi comida.

Era un buen lugar, podría ser un refugio o un escondite para mí, no es tan fácil de encontrar esta cabaña, ni siquiera sé cómo es que llegué, pero la verdad que me la puedo quedar y hacer mía.

Estaba cansada, después de tanto correr, y de tener que luchar contra Iván y Pablo, decidí ir a tomarme una siesta en la habitación de arriba, entré a la que había una cama doble y me acosté tirándome. Guardé bajo la almohada el cuchillo, y puse la escopeta contra la mesita de luz. Me sentía como si estuviera en mi casa.

No se cómo ni cuándo, pero fui atrapada en los brazos de Morfeo.


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Espero que les haya gustado el capítulo, voy a subir uno por semana y ya falta poco para que terminen son 50 capítulos!

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Hasta la proxima, xoxo.

La pequeña Dixon. ~Chandler Riggs.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora