La pequeña Dixon. ~Chandler Riggs.

Capítulo 23: Los Magos.

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Mis ojos se abrieron de repente, sentí como si me estuviera cayendo de un lugar y me recompuse levantándome del suelo. Al parecer, estaba en el suelo tirada, pero no entendía donde me encontraba, era un lugar de color blanco, no lograba ver ningún tipo de objeto distintivo, solamente me rodeaban unas cuatro paredes sin poder hacer nada más que estar en ese pequeño cuarto, no tenía puertas ni ventanas, pero había una clara luz que me cegaba. No podía salir de ese lugar, me era imposible ya que no tenía ninguna salida de esa habitación.

— ¿Dónde estoy? — pregunte a la nada, estaba hablando sola, no había nadie más que me acompañe en este momento, y por eso estaba más confundida. Necesitaba ayuda.

Como si mis pensamientos se hubieran escuchado, aparecieron dos luces blancas a lo lejos de la habitación, estaban saliendo de una de las paredes, justamente era la que se encontraba frente mío. Me acerque un poco más hacia la luz, y cuando llegue hacia ella una fuerza me tiro hacia afuera haciéndome retroceder, y terminar cayéndome de culo al suelo. De la luz, salieron dos personas, me parecían conocidas, pero me estaba cegando con tanto brillo. Así que puse mi brazo sobre mis ojos, y espere a que la luz cediera.

— Creo que ya sabes la respuesta, pequeña. Ya hemos estado en esta posición una vez, ¿nos recuerdas? —preguntó uno de ellos.

— No puedo verlos —murmuré achinando los ojos, todavía esperaba a poder tener una buena visibilidad. Cuando de pronto, las luces desaparecieron, distinguí a los dos magos que había tenido anteriormente en mis sueños. Asentí con la cabeza ante su pregunta.

— Quiero que sepas una cosa, querida: El amor es una fuerza que es más hermosa y más terrible que la muerte. Te deberás preguntar porque digo esto —me quede en silencio mirándole fijamente, creo que era Dumbledore si no mal recuerdo—, bueno, lo digo por lo que pasaste anteriormente, quiero que entiendas lo que significa el amor y todos los pensamientos que tenes en relación a ello.

— Las explicaciones que necesitan los jóvenes son largas y fatigosas —cuestiono el de gris, mientras rodaba los ojos y se sujetaba de su bastón—, un traidor puede traicionarse a sí mismo y hacer involuntariamente un bien.

— Los jóvenes no podéis saber cómo piensan ni como se sienten los ancianos, pero los ancianos somos culpables si olvidamos qué significa ser joven —le contesto el otro ante su opinión de los "jóvenes".

Ambos ancianos me estaban mareando, hablando de amor, de traición. ¿Esto tenía algo que ver con Carl, y con Matthew? No podía lograr entender las cosas que me estaban diciendo, era como si hablaran con acertijos o de esa forma que no se entienden las palabras y lo único que sabes es que tienen un significado importante y que hay que poder sacarlo para saber qué es lo que traman.

— ¿A qué viene todo esto?

— Queremos que sepas como son las cosas —explicó Gandalf—, el peligro llega por la noche cuando menos se lo espera.

— Exactamente, es hora de elegir entre lo que es fácil y lo que es correcto.

Me quede en silencio, me estaban mezclando todos los temas. "Peligro, traición, amor, elegir, correcto". Esto significaba que yo tenía que ver muy bien acerca de todo lo que me estaba pasando cerca mío, tenía que ver muy bien la gente que me traicionaba y poder perdonarlas. O eso es lo que supongo.

— ¿Qué quieren decir?

— Ya lo estas sacando vos sola, pequeña, la comprensión es el primer paso para la aceptación, y sólo aceptando puede recuperarse —volvió a hablar Dumbledore.