Experimento FOBIA ©

XXI

Cuando los ojos de Javed Roosevelt se abrieron, este se dio cuenta de que no se encontraba más en su hospital, ni encerrado en el cuarto con aquellos hombres, ahora simplemente se encontraba en una bata blanca en una camilla de metal y sentía como era observado. Un escalofrío recorrió por su espalda y cayó en un profundo sueño después de sentir como por la vena de su brazo recorrió un líquido algo espeso y frío.

Sandra se encontraba mirando el monitor que tenía la pantalla blanca, sabía que este último paso determinaría lo que sucedería después, tal vez años de fama y reconocimiento o... algo peor.

Con las manos temblorosas, sudor en la frente y un nudo en la garganta, arrancó lo que diríamos la última simulación, no lo hizo de inmediato y al ingresar el comando, cerró los ojos.

Al empezar, miró la pantalla con cautela, temiendo lo que se podía encontrar, el mirar su cara tratando de sobrevivir, haría que se sintiera peor, sin embargo, no era nada más que el mismo E21 que miró al llegar. Soltó un suspiro de alivio, los nervios ya no la consumían con profundidad y para cuando respiró con calma, se dijo que ya no podía hacer nada, todo el proyecto había avanzado, no podía arrepentirse ahora.

» Paras de tararear cuando las luces se prenden ante tus ojos y niegan que veas bien el panorama. Cuando recuperas la visión, viene junto un fuerte dolor de cabeza y debilidad en el cuerpo. Ya no estás en el cuarto oscuro con las luces parpadeantes azules, bajo tus pies hay un suelo de tierra seca y oscura. El cielo se tiñe de un color rosa pesado. La desorientación invade tu mente y lo único que puedes hacer es levantarte con dificultad del suelo, despertar a tus piernas, las cuales cosquillean y empezar a caminar. Tu respiración se siente extraña y tu mirada es algo borrosa, como si una viscosidad espesa y transparente se hubiese pegado a tus ojos. Tratas de quitarla con las manos, pero estás se sienten dormidas, demasiado débiles para poder siquiera hacer un mínimo esfuerzo.

»Realmente no te esfuerzas mucho, te sientes en un cansancio poco soportable, te dejas caer en el suelo y allí lloras con una profunda tristeza sin tener razón alguna. Cuando tus mejillas se sienten pegajosas y ya no tienes la capacidad de llorar más, te vuelves a levantar del suelo, te reincorporas y piensas a dónde puedes ir pues la noche se está acercando y no quieres estar perdido.

»Al dar unos pocos pasos para iniciar tu trayecto, el suelo se mueve bajo tus pies y gotas de lluvia caen sobre tu cabeza, golpeándola y provocándote un dolor casi imperceptible, cuando el suelo detiene su movimiento, sigues caminando como si nada hubiese sucedido, cerca encuentras un pequeño pájaro que ha empezado a cantar una dulce melodía que en menos de lo que puedes procesar, lo único que provoca en ti es desconfianza, el animal te mira con sus ojos redondo, llorosos y penetrantes. Lo miras directo y el animal se va volando y tú lo sigues con la mirada, tratando de entender lo que acababa de suceder.

»El animal se ha perdido de tu vista, detrás de una torre con forma de cilindro, es marrón, con aspecto descuidado y en su punta tiene una puerta que conduce a un balcón que no tiene protección alguna, da hacia fuera, la curiosidad te ataca en lo profundo de tu ser y con las pocas ganas de caminar que tienes, te movilizas hacia la torre, la cual se va haciendo más grande con cada paso que das, su altura es aproximadamente de unos veinte pisos, tienes esta sensación en tu pecho que te dice que subas por la torre pero tu inconsciente te detiene, le tienes miedo a las alturas; así que te sientas en el piso de tierra y miras el cielo, cambiante, tiene un movimiento similar al agua cuando has tirado una piedra a ella, te mareas.