XX

341 19 4
                                    


Oops! Questa immagine non segue le nostre linee guida sui contenuti. Per continuare la pubblicazione, provare a rimuoverlo o caricare un altro.

Sandra Boyt era una persona que no gustaba de las sorpresas, pero que disfrutaba, sin dudas, de las aventuras y obstáculos que ella misma se planteaba, es por eso que cuando empezó la relación con Javed Roosevelt, sabía perfectamente lo que pasaría, hasta el momento, todo lo planeado estaba yendo al pie de la letra; sin embargo, tenía cierto presentimiento de que algo no andaba bien y temía que Javed se dé cuenta de lo que en realidad estaba sucediendo. No pasó mucho tiempo desde la última vez que el doctor gritó, agonizante. Sandra decidió descansar, el experimento estaba pronto a su final y solo tenía que "deleitarse" con dos personas más, así que dejó el diario en el escritorio, tomó el celular de entre sus manos e hizo algunos mensajes, sonriendo, luego, es preparó una taza de café y la tomó sintiendo el calor del líquido pasar por su garganta y llegar a su estómago, se sentía en paz, pero sabía que la misma se iría pronto. Las ideas surgían de su cabeza sin que nadie lo pidiese y las constantes preguntas la agobiaban: ¿es esto bueno?, ¿lo estamos ayudando?, ¿podré dormir en las noches cuando todo esto acabe?, y ellos, ¿me ayudarán a superarlo?

Cuando acabó de tomar el café, dejó la taza en el mesón y caminó por los pasillos del edificio, recordando las cosas que habían pasado años atrás. Claramente recordó el amorío de universidad que tuvo con su maestro, recordó las noticias y los anuncios que hablaban del mismo, la denigración que pasó y la ayuda que nunca aceptó. Decidió tomar un descanso en una de las camillas que en mejor estado encontró y se recostó ahí, todavía con la mente llena de ideas.

Para cuando Sandra despertó, su cuerpo se encontraba relajado pero adolorida, sus párpados pesaban y apenas tenía el ánimo para levantarse, no sabía cuánto tiempo había pasado pero cuando salió de la habitación, el umbral del hospital se iluminaba con la luz de la noche.

Cogió el celular que se encontraba en el bolsillo de su falda, y vio que un mensaje le había llegado: "¿qué tal va todo?", lo miró por largo rato y siguió leyendo el mensaje una y otra vez mientras caminaba a la oficina. Cuando llegó, se quedó en el umbral de la puerta, se recargó y escribió: "Bien, ya solo faltan dos más" y guardó el celular en el mismo lugar donde lo había sacado. Se sentó en el sillón de cuero y miró a través del pasillo, tenía algo de frío y estaba extremadamente cansada, el único deseo que tenía en mente era el de poder irse a casa lo más pronto posible y regresar a trabajar como lo estaba haciendo antes de que la llamaran. Muchas veces pensó en renunciar, pero se dio cuenta de que lo que le estaban haciendo a aquel individuo que tanto le enseñó, ayudaría algún día a aquellos allá afuera, por ello cambió su deseo por otro, uno que pedía que nada de lo que habían progresado y sacrificado falle.

Al mirar el monitor se dio cuenta de que había dejado activada la cámara de la habitación donde se encontraba el doctor, lo miró con ojos de tristeza, él estaba dormido y los hombres que lo acompañaban platicaban entre ellos y se limpiaban las manos y los brazos con un pañuelo mojado, cuando estuvieron limpios, decidieron limpiar a Javed y así lo hicieron, con cuidado de no despertarlo. Cuando Sandra se fijó que la sangre se iba de su cuerpo, también lo hacían las marcas de los golpes.

Experimento FOBIA ©Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora