IX. Como la Luna y el Sol🌙

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“Por mucho que mi corazón revolotee, estoy preocupado.  El destino está celoso de nosotros. Como tú, estoy tan asustado, cuando me ves, cuando me tocas”

Yoongi intentó averiguar que era lo que más le atraía de Jimin, y como con las diferencias abismales que lo separaban, había logrado que Yoongi se encontrara pensando en lo equivocado que estaba el libro de su madre, que el amor no tenía controversias, que nacía como un resfriado; se ignora los síntomas hasta que es demasiado tarde.

Hasta que uno se encuentra con la cabeza recargarda en su mano, mirando a la persona en frente preguntándose ¿Por qué me gustas tanto si somos diferentes?

— ¿Te gusta la escuela? -le preguntó Yoongi, mirándolo limpiarse la migas de las galletas que habían comido diez minutos antes.

— Si, me destaco mucho en matemáticas -le contestó, ignorante de la forma en la que Yoongi la miraba, no muy distinta de las miradas que le daba él a la Luna cuando estaba grande en el punto más alto del cielo — ¿A ti te gusta?

Yoongi negó. Odiaba la escuela. Pensaba terminar la secundaria y dedicarse de lleno a escribir. Su madre no había empezado una carrera universitaria y hoy por hoy, era una de las escritoras más reconocidas del momento.

— ¿Qué me dices de los días nublados? -preguntó, intentaba conocerlo más, porque encontraba absurdo estar sintiendo una atracción tan fuerte con alguien que prácticamente, no conocía.

— Los detesto ¡Odio cuando llueve! No hay Luna, no hay estrellas no hay nada para mirar más que nubes feas -contestó con un suspiro molesto al final — ¿A ti te gustan?

Yoongi se limitó a asentir. A él le encantaban los días lluviosos, mirar las gotas gruesas y fría caer y empapar todo a su paso. Yoongi encontraba vida en ello, vida que le daba a sus relatos melancólicos que dedicaba a su madre y que escondía de su prejuiciosa mirada. Se la imaginaba mirando lo escrito con una sonrisa irónica, burlona. ¿A esto le llamas escribir? Le preguntaría con desdén y Yoongi probablemente, seguiría insistiendo en impresionarla, algún día.

— Por supuesto que te gustan -dijo Jimin, sacándolo de sus pensamientos. Le miró, lo tenía en frente, sentado con las piernas cruzadas sobre la raíz húmeda del árbol que le sirvió de refugio el día anterior —. De donde vienes no llueve, y apuesto a que encuentras esto mágico ¿No? La lluvia, los insectos ¡Todo! No consigo imaginar a una persona que esté contenta de la lluvia. Así no se aprecia bien el cielo nocturno. Y luego, soy yo el que desvaría.

Yoongi suspiró. El en cambio estaba sentado en una roca musgosa, mirándolo sin poder evitarlo ¿Qué tenía que le gustaba tanto? Jimin era como cualquier otra persona, solo que con delirios cósmicos y un fuerte enamoramiento de todo lo que al espacio exterior refiere.

— Eres terco -comentó, sonriendo —. No se cuantas veces repetí que…

— No eres un extraterrestre -rodó los ojos —. Ya, y no se cuantas veces voy a repetirte que no te lo creo.

Cuando decía esas cosas… ya no le gustaba tanto.

Pero luego, Jimin se aburría, justo como cuando Yoongi cálculo que serían pasada las cuatro de la tarde que Jimin propuso un juego.

Si no eres un extraterrestre, intenta encontrarme como si fueras un humano.

Aquello no tenía sentido, pero no le dió tiempo a pensarlo cuando Jimin se echó a correr y desapareció en cuestión de segundos. Yoongi sonrió de lado y caminó procurando ser discreto. Escuchó su risa rebotar en las copas de los árboles y hacer un delicioso eco en todos lados. Quizás me gusta su risa, pensó mientras intentaba agudizar sus sentidos y escuchar más.

A cosmic child. «Yoonmin» [EDITANDO]Where stories live. Discover now