El Hermano De Mi Amiga #AH&L1

2. Tiempo de chicas, Nick

Uno al frente del otro, nuestros pechos chocando. Puedo sentir su respiración y todo.

- Así no sería divertido el juego – Dice tras mostrar una sonrisa burlona – ¿Qué tal si cuando salimos les hacemos creer que paso algo? Sería divertido.

- Si, supongo – Acepto sin prestar mucha atención en realidad, ya que no sé por qué, pero en vez de verlo a los ojos, veía sus labio. 

¡Qué te pasa Olivia! 

Es el hermano de Maddie.

Duro un rato viéndolo, o tratando de distinguir su rostro entre la poca luz dentro del armario.

Sin darme cuenta, el empieza a acercarse cada vez más, haciendo que mi corazón pase de ir a un ritmo normal, a mil kilómetros por hora.

Hasta que ¡BAM!

Me besa. 

Drake me besó. 

El hermano de mi mejor amiga me esta besando. 

Lo peor es que le estoy siguiendo el beso, y me gusta, de paso.

Es un tanto extraño. Ya había besado a un chico antes, pero no nada como Drake.

Va lento, pausado pero con firmeza. Su mano aparta un mecho de mi cabello que me quiere caer en el rostro mientras una de mis manos se dirige a su torso, como queriendo buscar estabilidad.

Al separarnos por aire, el me mira directamente a los ojos. 

Nos apartamos un poco y justo a tiempo, ya que la puerta se abre de golpe. Los chicos avisan que ya han pasado los 4 minutos. 

Yo salgo de ahí en ese momento, dejando a Drake en el armario. 

Una vez fuera le pido a Jackson que me lleve a casa. El accede, y me lleve a casa.

En toda la noche no puedo dormir, pensando en ese beso.

Qué me había gustado, de hecho.

*Fin de Flashback*

Luego de eso no hablamos del tema. Todo volvió a ser como antes. 

Excepto mis sentimientos hacia él, claramente.

Pero en realidad aun no se si me gusta, o se trata solo de una atracción. 

Me gustaría hablarlo con Maddie, pero no sé cómo se vaya a tomar eso de que su mejor amiga empiece a sentir cosas por su hermano.

Concéntrate, Oliv.

Cállate, conciencia.

Cuando los chicos desaparecen de nuestra vista, la campana suena, haciéndonos volver a la realidad. 

Maddie y yo nos dirigimos al salón. Por suerte aún no había llegado el Sr. Hamish. 

Ese hombre nos pone los nervios de punta a todos. 

Nos sentamos juntas como siempre en los puestos de atrás junto a la ventana. Poco después, entra nuestro queridísimo profesor -nótese mi sarcasmo- con su carpeta en una mano y una taza de café en otra. 

Ese hombre bebe demasiado café para su edad, pienso.

La clase pasa lenta, sin nada nuevo. Presentan a algunos alumnos nuevos, de los cuales no escucho los nombres. 

El timbre suena, haciéndome despertar del trance, en el cual siempre entraba cuando estaba en la clase del Sr. Hamish.

Aun así salgo bien en los exámenes. Que curioso.