"FUI YO EL QUE LO ARRUINÓ"

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Puse el noticiero de la mañana y escuché a Eve llegar. Admiraba la paciencia que nos tenía y lo mucho que soportaba nuestras diferencias.

Comenzó a hacer el desayuno y yo fui a ver el noticiero mientras bebía mi vaso de agua con hielos.

Me llamó para desayunar, después decidí entrar a la ducha mientras Giovani dormía plácidamente.

Tras quince minutos bajo la lluvia artificial, me vestí, rocíe perfume y lave mis dientes. Al salir Giovani, ya no se encontraba ahí, ese hombre tenía el poder de escabullirse sin hacer ruido.

Tomé mis cosas dispuesta a salir.

-Te voy a dejar, ¿Te parece? -Interrumpió Giovani.

Negué. -Gracias, tienes que ir a entrenar.

-No esta muy lejos, puedo hacerlo. -Me sonrió.

Negué. -Gracias, pero no. -Le sonreí de vuelta. -Mejor desayuna. - Se levantó del sofá. -Llegarás tarde. -Me aproximé a la salida. -Al rato nos vemos. -Traté de sonreírle.

Me tomó del brazo y yo me espante un poco. -Que te vaya bien. -Deseó.

Estaba muy confundida y empeore cuando sentí su abrazo sin avisar, pero le correspondí, tenía mucho sin tenerlo entre mis brazos -sin contar lo de ayer- y sus abrazos me recargaban de energía y tranquilidad.

-Bonito día. -Susurré al separarme de él. Recibí una bonita sonrisa y terminé por salir de la casa.

...

Mi día había estado demasiado ajetreado, a parte de conducir el programa, grabé unos spots y una entrevista, me ofrecí a revisar la redacción de una crónica y ya no aguantaba más, necesitaba dormir.

Llegué a casa, el sillón se veía sumamente cómodo y Coco me movía la cola invitándome a acariciar su suave pelaje, así que no me negué y segundos después ya estaba acurrucada a lo largo del sofá con el perrito sobre mi estómago y terminamos tomando una relajante y reparadora siesta.

El sillón se hundió por la orilla y no hice el mínimo esfuerzo de poner atención.
El peludo movía la cola pero tampoco se preocupó en moverse.
-Laia... -Nombró con sutileza.

Solo pude entreabrir un ojo, sabía que era él, pero mi cuerpo aún dormía.

-¿Ya estas despierta? -Preguntó divertido.

Asentí y lo miré. Sus risas fueron un despertador perfecto, lo mire exaltada y tape mi cara con mis manos. -¿Qué haces viéndome dormir? -Pregunté apenada.

-Llevo tres horas aquí. -Bromeó entre risas.

Y es que de verdad había dormido casi toda la tarde, el cielo estaba un poco obscuro ya. -¡Qué pena! -Susurré.

Él negó con esa sonrisa divertida y trató de acostarse en la orilla del sillón.
Mi corazón como siempre, acelerándose a mil por hora y las manos comenzaron a temblarme levemente, pero a pesar de eso me acomodé de lado para que Giovani tuviera más espacio. -Llegaste temprano. -Traté de sonreírle.

-Porque quiero ir a cenar contigo. -Dijo mirándome a los ojos mientras acariciaba a Coquito.

Sentí mis manos sudar un poco y no supe que responder o decir, solo pude agachar la mirada.

-¿Aceptas? -Me sonrió.

A esa sonrisa nada se le puede negar, así que solo asentí sonriente.

-Pues entonces hay que arreglarnos. - Dijo con una sonrisa. Dejó a su mascota en el suelo y se levantó. -Anda, apresúrate.

Dicho eso lo vi alejarse a su habitación. Yo solo me retoque el maquillaje y peinado, puesto que apenas terminó la grabación me fui a casa.

ÁNGEL DEL DESTINO | Giovani dos Santos |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora