42 (III)

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— Me tiene completamente cansada. — Suspiró y dejó el celular sobre la mesa.

— ¿Qué te pasa ahora? — Preguntó Joaquín quien estaba cocinando.

No le iba a decir que era Desire, iba a alterarlo más de lo que ya se encontraba.

— ¿Te enteraste que en Tucumán ya están hablando de nosotros?

— Cambia el tema, que no pasa nada eh. — Le recriminó. — Tu mamá debe estar de contenta. — El ironismo apareció en su voz y Luz sonrió.

— Seguro se debe estar acordando de que tiene otra hija aparte de Sol. — Lo último lo dijo con un poco de tristeza en su voz, Joaquín lo noto y se acercó a ella.

— ¿No te parece que es hora de dejar el orgullo de lado? Digo la necesitas, y no me digas que no es así, porque la necesitas. — Las manos de Joaquín estaban en los hombros de Luz y su barbilla apoyada sobre su cabeza. — Te aseguró que ella también te extraña.

— ¿Estuviste hablando con ella no Joaquín? — El jugador hizo una mueca y Luz rió. — Si, estuviste hablando con ella.

— Era de la única forma en la que podía tener información sobre vos, sabes que ella no le puedo decir que no. Igual tampoco que le cuento tu vida, solo le digo si estás bien o no.

Luz se levantó de la silla y lo abrazo de repente, el correspondió sin dudarlo un segundo.

— ¿Y eso porque fue? — Luz sonrió y acarició el cabello del delantero del Sevilla.

— Porque sos una especie de angel guardián. — Ninguno rompía la conexión que sus ojos habían establecido. — ¿Porque haces todo esto? — Pensó en voz alta.

— Porque nunca debi haberte hecho todo lo que te hice, te lastime como una vez prometí que no iba a hacerlo y sin emabrgo hoy sigo acá mimandote como hace años atrás, equivocarme con vos fue la peor decisión que tome en la vida. — Comenzó a acercarse sin dejar de mirarla, Luz corrió su rostro y dejó un beso en la mejilla de Joaquín casi rozando sus labios.

— De a poco Tucu. — Una sonrisa se dibujo en el rostro de ella y algo punzo dentro de Joaquín. — Yo te quiero y eso no hay dudas, pero es mucho por lo que nosotros pasamos como para hacer que nada pasó. — Dejo un beso en la mejilla del jugador casi en sus labios y se despegó de el. — Hay olor a quemado.

Cuando Joaquín cayó en la cuenta, destapó la olla y vapor inundó la cocina acompañado de un terrible olor a quemado.

— Bueno, todo pasa por algo. Capaz nos agarrabamos alguna intoxicación o algo así. — Emitió Luz mirando la olla completamente quemada.

— ¡Gracias eh! — Recriminó el jugador y ella lo abrazo por la espalda sonriendo con un brillo en sus ojos que compraba a cualquiera. — ¿Y ahora que vamos a comer?

— Mate, que otra cosa. Ahora preparo unos tostados para acompañar. — Se metió en la cocina y comenzó a lavar el desastre que había dejado el jugador. — Recordarme que nunca más te ponga a cocinar.

Era rara la relación que tenían, parecia que los años no habían pasado y que las peleas no habían existido. ¿Quien pudiera romper los momentos incómodos con su ex pareja y seguir como si nada riéndose de lo que hace el otro? Es casi imposible eso, como también Luz veía imposible hace unos meses atrás volver a estar de esta manera con el sabiendo que estaba a la vuelta de la esquina de volver al lugar donde fue feliz, de volver a los brazos de Joaquín como tantas veces lo había imaginado después de su separación,

Pero lamentablemente había un problema que le impedía esa felicidad, ya no podía irse y dejar todo a la deriva como lo hizo a los dieciocho años; ahora tenía que pensar en lo mejor para la personita que iba a llegar dentro de unos meses,  incluso ambos sabían que lo mejor era que crezca cerca de su papá.

— ¿Cuando tenés la próxima ecografía? — Joaquín rompió los pensamientos de Luz a la vez que me pasaba un mate a la tucumana.

— Cuando vuelva de Rusia, la reprograme para que Paulo pueda estar. — Acariciaba su vientre con una mano y sonría al tacto, el solo la miraba hipnotizado.

— ¿Ya decidiste que nombre le vas a poner? — Se sentó al lado de ella y miraba emocionado su pequeña panza.

— Yo tengo mis candidatos pero se que a Paulo no le van a gustar y vamos a discutir por los nombres. — Tomó la mano de la persona que tenía a su lado y la apoyo en su pequeño vientre. — Hola Tío, acá estoy soy chiquito, mi mamá dice que me puedo llamar Federico o Camila. — Una sonrisa se dibujo en el rostro de Joaquín y un pequeño movimiento apareció en el vientre de Luz. — Según el presentimiento de mi mamá voy a ser Federico.

Joaquín no paraba de emocionarse tenía lágrimas y una sonrisa de por medio.

— ¿Federico? — Preguntó el jugador levantando la vista.

— No le digas a Paulo el porque del nombre, no va a querer ponérselo. — Le suplicó con una sonrisa.

— No voy a decir nada, pero mi intuición dice que es Camila.

— Por favor no, ¿Sabes lo insoportable que van a ser vos, Paulo y todos lo que la rodeen? — Exclamó tomando del mate que tenía en frente. — La compadezco antes de que nada mira lo te digo.

— Cuánta maldad que tenés Luz. — Recriminó el tucumano y ella levantó los brazos.

— ¡Y SI ES VERDAD!

Cuando Joaquín estaba por seguir con la mini pelea su celular sonó y al ver el nombre en la pantalla suspiro.

— No quiero atenderla. — Musitó y dejó el celular de lado.

— ¿Puedo hacerlo yo? — Pregunto con una sonrisa en su rostro más grande que la del gato Alicia en el país de las maravillas, sabía que se iba a arrepentir, pero igual asintió.

– ¡Al fin me atiendes querido! — Exclamó del otro lado del celular.

Joaquín está ocupado en este momento, ¿Te puedo ayudar en algo?

– Pensé que fui bastante clara con vos, pero parece que no. ¿Acaso no entendimos que te quiero lejos de lo que es mío?

– ¿Perdón, que es tuyo? Porque Joaquín es una persona, no un objeto.

– No te hagas la graciosa conmigo Luz. Aléjate de Joaquín.

– Buenísimo dale, yo le doy tu mensaje. ¡Que tengas buen día!

Corto la llamada sin dejarla responder  con una sonrisa en su rostro.

— ¿Qué quería? — Preguntó mirando la cara de triunfo que tenía Luz en ese momento.

— Que me aleje de lo que es suyo, pero no sé qué es suyo. — Emitio levantando los brazos con una sonrisa enorme en su rostro, le entrego el celular y desapareció de la habitación.

– No te imaginas todo lo que se te viene, Desire querida. — Pensó y se adentro en su habitación para relajar tantas tensiones bajo la lluvia artificial de agua caliente.




Hola, como están? Yo mal y creo que se reflejó en el capítulo, tengo una mezcla de sentimientos que me voy a morir en cualquier momento.

Veo mundiales desde el 2006 nunca en casi doce años sentí tanta frustración como en este, con decirle que ni emoción tenía les digo todo, desde un principio estuve desconforme con el técnico y con su planteo estúpido, igual banque a la selección y la sigo bancando, como a Lionel, siempre de la vereda de el, pero lo de ayer fue vergonzoso para todos y en cierto modo decepcionante, incluso de el. Soy de la generación que necesita que Messi gane un mundial para taparle la boca a mucha gente, pero hoy lo veo más difícil que nunca, solo queda confiar en la camiseta u los jugadores nuevos que sin duda son nuestra única salvación.

Me siento completamente devastada desde ayer, ayer dormí todo el día al igual que hoy, y pido disculpas si el capítulo no está a la altura de la novela pero mis sentimientos están completamente arruinados, espero que les guste. Hoy más que nunca necesito sus críticas constructivas asique les pido que por favor además de votar comenten y me ayuden a salir de este pozo depresivo en el que voy a estar hasta el martes.

Los quiero, un beso 💚

PERFECTA • Joaquín Correa • [Wattys 2018]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora