39

3K 143 14
                                    

— ¿Paulo me podés decir para que nos hiciste venir hasta acá? — Preguntó Luz con impaciencia. — Tu mamá me está esperando para salir.

— Ya lo sé, no les voy a robar mucho tiempo. — Se rascó la cabeza reiterada veces con nerviosismo.

— ¿Porque estás tan nervioso? — Está vez el que pregunto fue Joaquín.

— Mi idea era poder hablar con ustedes, remediar en cierto modo las cosas. — Luz lo interrumpió.

— Conmigo ya hablaste y creo que fui lo bastante clara en decirte que está todo más que bien, que no hay ningún tipo de problemas y que cualquier cosa que necesites siempre voy a estar con vos porque además de ser el padre de mi hijo, vas a ser siempre mi amigo Paulo. — La voz de Luz sonaba con un poco alegría y a la vez de felicidad.

— Yo quise remediar las cosas con vos desde un principio Paulo, pero bueno, tu orgullo es mucho más grande que vos. — Paulo lo miró, se notaba en su cara el arrepentimiento. — De todos modos me hace bien saber que puedo volver a contar con vos hermano porque la verdad que no me gusta que estemos atravesando por esto.

— A mi también me da gusto saber que puedo volver a contar con vos Tucu. — Ambos se abrazaron con una sonrisa en su rostro mientras se golpeaban la espalda con pequeños golpes.

— Chicos parecen una pareja. — Emitió Luz totalmente asqueada. — ¡Y esto es más incómodo que antes!

Ambos rieron y negaron con la cabeza.

— No les quiero robar más tiempo. Sé que deben tener muchas cosas de que hablar y tiempo que recuperar. — Luz miró a Paulo notando el rumbo al que estaba dirigiendo la conversación.

— No Paulo, no te confundas. — La voz de Luz sonaba completamente fuerte. — Joaquín y yo somos amigos, amigos como somos nosotros. No sé qué va a pasar más adelante pero en este momento no quiero saber nada con ninguno de los dos. — Ambos la miraban con atención. — De todos modos lo que haga de mi vida a ustedes no tiene porqué importarle, pero si hay algo que les voy a pedir, es que no hagan de esto una guerra en la que el trofeo soy yo porque van a terminar mal los dos.

Parecía que estaba leyendo la mente a ambos con esa última frase, mientras que los dos al mismo tiempo se rascaban la nuca demostrando nerviosismo.

— Otra cosa, aprovechando que están los dos acá. — Los ojos de la tucumana pasaban del rostro del cordobés al rostro del tucumano. — Como dije antes no sé qué va a pasar más adelante con esta especie de triángulo amoroso que se formó, pero si hay algo que no quiero que cambie es esto, esta amistad que tenemos. Paulo. — Miró al delantero de la Juventus. — Nosotros dentro de unos meses vamos a ser padres, no quiero que las cosas se compliquen por x motivo, necesitamos estar juntos, sin estarlo, para darle lo mejor, eso significa que no me voy a ir de Italia asique saca esa idea de tu cabeza. — El cordobés asintió con una sonrisa y está vez su vista se dirigió al delantero tucumano que residía en Sevilla. — Y a vos no quiero volver a perderte después de recuperarte, no sé qué va a pasar con nosotros pero en este momento disfruto de estar con vos, de esta relación que de a poco vamos formando una vez más.

Ambos asintieron con una especie de duda en sus pensamientos que no pretendían expresar.

— Ahora con su permiso Alicia me está esperando. — Se levantó del sillón en el que se encontraba y comenzó a tomar sus cosas.

— ¡Luz espera! — La tucumana giró sobre su eje y volvió a mirar al jugador quien saco un sobre blanco deñ bolsillo de su buzo de entrenamiento. — Son pases para ustedes, para que puedan ir a ver a la selección y a hacerme el aguante a mi. — Luz tomó el sobre y le dirigió una mirada a Joaquín. — Hay dos para cada fecha, osea que hay uno para cada uno, la ubicación es la misma en la que va a estar mi familia.

PERFECTA • Joaquín Correa • [Wattys 2018]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora