Capítulo 12: Llegada.

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Por fin había llegado a casa. Daniel, ese policía que había sido transferido a Denver había sido muy amable y me había traído en su coche particular.  En el camino me había contado su situación y porqué había sido transferido. No ha debido de ser fácil para él, tenía a toda su familia y sus seres queridos en Seattle, sus raíces y metas residían allí.

En mi caso no fue tan difícil. Los lazos afectivos que me unen a mi familia no son ni por asomo tan fuertes como lo son en el caso de Daniel. Además, en mi caso habría que definir primero seres queridos y que aportan en la vida antes de decir que tengo alguno.

De cualquier forma, cabe destacar que se ha portado como un policía de primera y cumple con su deber aunque no esté de servicio, y es de admirar. Así es como deberían ser todos los policías. Preocupados por sus ciudadanos y tratando de resolver sus problemas mientras esté dentro de sus posibilidades.

Saco mi teléfono móvil del bolsillo y miro la hora. 1:03. Demonios, algo tarde. Conociéndoles seguro que ya todos están durmiendo y no tengo llaves de la maldita casa. Como sea, no pienso quedarme fuera así que si tienen que despertarse y mover él culo para abrirme la puerta, que lo hagan.

La sangre ya había parado en su afluencia al exterior. Sin embargo, la zona estaba todo enrojecida y aún dolía. Como todo lo que quería era llegar a casa, rechacé la oportunidad de ser atendida en un hospital o por él mismo, con la intención de curarme yo misma.

¿Cómo lo haría si no me abren la puerta? No soy un fantasma que pueda atravesar paredes. Además, les había avisado de que llegaría hoy. Es decir, no concretamente la hora pero estaban avisados de mi llegada. 

Toco el timbre porque era evidente que él teléfono no lo iban a coger, no lo habían hecho antes tampoco. Llamo al timbre con insistencia, no deja de sonar ese "ring-ring" que molesta cada vez más, pero nadie parece levantarse a abrir.

Jack aún no aparece. Se ocultó desde que Daniel asomó frente a él, y de cierta manera es mejor. Sigo hundiéndome en mis pensamientos y tratando de sintetizar todo lo sucedido en el día de hoy que no me percato ni de cuando abren la puerta, por fin.

—¿Carrie?

Claro que era yo, ¿quién más?

—¿Cómo llegas a estas horas?  

—Preguntas otro día, mamá.

Tirando de mi maleta y con la horrenda caja bajo mi brazo, entro en la casa y le pongo fin a esta travesía que me traía más que harta. Harta por lo cansado que es el viaje, por la gente estúpida que me ha molestado en el, por haber tenido que aguantar al payaso irritante durante larguísimas horas, pero sobretodo, por haber terminado derrotada frente él.

Debido a que es un ser sobrenatural se cree que puede embaucarme y manipularme como si fuese una marioneta. Demonios. Bien es cierto que tiene más poder, pero no más cerebro, de eso estaba segura. El muy desgraciado había logrado que mantuviese la caja de mi lado y necesitase de su "magia" para llegar a donde quería.

Laughing Jack pretendía crear una relación de dependencia entre nosotros. Una relación en la que necesite de él para avanzar. Pero eso no sucederá.

—¿Qué pasó en tu brazo? ¡Carrie!

—Solo ve a por el botiquín y deja de hacerme preguntas.

Mamá siempre había sido una pesada por teléfono, por mensajes e incluso por las redes sociales comentando en cada foto todo lo que me quería y me echaba de menos. Que terrible, no recordaba lo malo que era recibir toda su atención.

En seguida regresa con el botiquín en las manos y tratando de no hacer mucho ruido, supongo que los demás estarían durmiendo. Saca de él esos productos para desinfectar las heridas y pide mi brazo para comenzar a tratar las perforaciones.

—¿Cómo te has hecho esto?— pregunta, mirando las heridas de mi brazo con horror.

—Trae— refunfuño quitándole los medicamentos— Yo misma puedo hacerlo.

De esa manera no tendría porqué responder a ninguna de sus preguntas. Lo cierto es que ya estaba demasiado cansada tras todo lo ocurrido el día de hoy y no tengo ganas de complicar más las cosas.

Golpeo las heridas suavemente con el algodón empapado en ese líquido que estaba destinado a desinfectar la herida. Después, sigo las indicaciones de mi madre y coloco unas gasas en las zonas de las marcas de sus garras y lo vendo momentáneamente.

Observa que todo esta bajo control ya y no espera ni cinco segundos para abalanzarse sobre mi y comerme la cara a besos.

—Que guapa que estás. Te he echado tanto de menos.

—Mamá estoy cansada, sal de encima.

No es que no la quiera, que lo hago. Simplemente no soy una persona cariñosa y no me gusta que me den mimos. En lugar de eso, preferiría con unas palabras tal vez. Tampoco demasiadas, mamá tiene cierta tendencia a convertir cualquier conversación en un interrogatorio, y eso es algo que tampoco soporto.

—Bueno, porque es muy tarde. Mañana te achucharé más.

Deposita un beso en mi frente y se va a dormir por fin. Que descanso.

Previamente me había explicado donde estaba el cuarto en el que me iba a quedar, concretamente mientras sanaba mis heridas. Arrastro mi maleta y la maldita caja del payaso hasta el final del pasillo y entro en la habitación que me habían asignado. Dejo la maleta por ahí, coloco la caja encima de una de las cómodas y me lanzo sobre la cama.

Laughing Jack seguía desaparecido y debía aprovechar. Por fin podría dormir durante ocho largas horas por lo menos. Después, dependería de la clase de despertar que tuviese.

Me levanto de la cama para sacar mi pijama de la maleta. Estaré muy cansada, pero soy una persona que no es capaz de dormir por su pijama. No sólo por cuestión higiénica, sino por comodidad además.

Cuando me saco la camiseta y el pantalón y me quedo en ropa únicamente una leve risa hace eco en mi mente. ¿Me lo estaré imaginando? Frunzo el ceño. Ese condenado payaso quiere volverme loca. Giro la parte frontal de la caja para que mire hacia la pared por si acaso y termino de cambiarme.

La tranquilidad que respiro cuando Jack no está cerca es muy placentera. Sin embargo, también me preocupa que clase de cosas esté maquinando mientras se mantiene oculto y lejos de mi.

Sea lo que sea tengo que ver la forma en la que me libro de él. Me puso contra las cuerdas una vez, y me hizo suplicarle que parase hace unas horas. Las cosas no pueden seguir así.

Laughing Jack tiene que desaparecer de mi vista. Que se pierda, no me importa lo que le suceda, pero que simplemente se evapore y me deje respirar tranquilidad de una maldita vez.

Let me in | Laughing Jack #CreepyAwards2019Where stories live. Discover now