Capítulo 11: Otro lado.

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Demonios. Tengo menos orientación que una veleta en borrasca. En adición, tener a Laughing Jack hablando solo cerca de mis oídos es de lejos una de las peores torturas por las que he pasado. ¡Ni siquiera entiendo lo que dice! Musita cosas que no entiendo y se ríe solo. Nadie puede oírle, ni verle y menos sentirle. ¿Con quien demonios está hablando? En caso de que lo haga consigo mismo, ¿de qué narices se ríe?

El tiempo pasa y siglo prácticamente en la misma zona. No importa que intente usar google maps o que le pregunte a la gente que vive aquí. Todos dicen lo mismo, "sigue por aquí, luego así y finalmente asa", pero no se porqué narices termino regresando a la misma maldita avenida.

Por supuesto que he tratado de llamar a la primer Ev pero no responde su teléfono. También traté de llamar a mamá pero nada. Os estaréis preguntando, "¿no sabes donde está tu casa?". ¡Por supuesto que lo sé! Pero mi madre se mudó hace unos meses porque la casa era muy pequeña, ahora todos vivían juntos. Y claro, yo estaba demasiado ocupada haciendo mi vida sola y apartada de todos ellos como para preocuparme de a dónde se iban.

Estoy tan cansada de caminar sin obtener resultados, ¡y Jack no cerraba la maldita boca!

—¡Jack!— exclamo, exasperada.

No deja de reír por lo bajo a pesar de que he chillado prácticamente por su nombre, tratando de lograr que se callase de una maldita vez.

¿No era un payaso mágico? ¡Podría hacer magia y callarse durante un mes!

Espera un momento. Mágico. Un payaso que hace trucos de magia.

—¡Jack, llévame a esta dirección!

Una señora, suponía que la dueña de la tienda, que barría delante a su negocio, me mira con preocupación. La vieja ha arrimado la oreja y me ha oído hablar aparentemente sola. Y comenzaba a pensar que lo estaba cuando soy completamente ignorada por él.

Le lanzo una mala mirada a la señora que no deja de mirarme con curiosidad. No soy un maldito mono de feria. Más importante, ¿qué le pasaba a Jack? Ese puto payaso trataba de provocarme con sus risitas. Ni siquiera me miraba.

¿Quería jugar? ¿Qué tenía de gracioso? Tras el vuelo, el viaje en taxi y todas las vueltas que he dado por la zona no me quedaban fuerzas ni para gritarle en la cara lo idiota que es.

—Jack, te estoy hablando.

Pero la respuesta era la misma, es decir, ninguna. ¿De qué coño se ríe? Comenzaba a enfurecerme más que a molestarme.

Maldición. ¿Quería provocarme no es así? Que chillara como una loca en medio de la calle y me tomaran como tal, para poder reírse aún más. Estúpido.

Saco las llaves de casa de mi bolsillo. Se habían quedado ahí de cuando eché el cerrojo y salí camino al aeropuerto. Con cuidado e intencionadamente, incluso con una pizca de maldad, trazo una linea con el acero sobre el dibujo de la caja. Dejo su superficie bastante rayada y observo como Laughing Jack chilla y se tapa los oídos.

¿Cómo no me di cuenta antes? No entiendo al cien por cien con que mecanismos funciona esta caja, sin embargo ahora entiendo porqué la cuida tanto, y es que es evidente que está relacionado con él. Me falta averiguar de que forma. Parece sufrir cuando la rayo, ¿qué pasaría sí...?

—Ni lo pienses.

Clava sus garras en mi brazo de tal forma su logra traspasar mi piel. Mis llaves caen el en suelo y evito gritar del dolor. La sangre no tarda en hacerse presente, pero esta o el dolor no es lo que mas me aterran. Es la mirada de él quién lo hace. Sus zarpas son como cuchillas, y su presión aumenta por momentos, a ritmo que su ceño se frunce y aprieta los dientes, iracundo. En estos momentos preferiría tener de mi lado al Laughing Jack que se comporta como un niño y tiene una mirada animada mientras come chuches.

—Suéltame.

Mi voz apenas es audible. No entendí porque no fui capaz de gritar y escupir en su cara, supongo porque cada vez clavaba mas sus garras y la sangre no dejaba de salir y de salir. Por encima de cualquier cosa, mi corazón se oprimía cuando esos ojos profundos y malignos me lanzaban miradas severas. Pero no lo hacía, ni me soltaba ni dejaba de asustarme con esas miradas tan tétricas.

—¿Estás bien?

Un chico que pasaba por la zona me observó sangrar en silencio luchando por no llorar. En realidad sus garras provocaban un dolor peor que cualquier herida o corte que me haya hecho jamás.

Su intervención provoca que Jack me suelte de una vez. Me llevó la mano al brazo y trato de tapar las salidas de la sangre. Demonios, duele, y duele muchísimo. El castaño, preocupado, se ofrece a llevarme a un hospital. Me niego, y únicamente le entrego el papel donde traía escrita la dirección de mamá y la prima Evelyn. El muchacho accede, aunque no deja de preocuparse por las heridas de mi brazo.

Pero yo era únicamente capaz de pensar en una cosa, y eso era el cambio tan radical que se había producido en Jack. Bueno, pensándolo desde otra perspectiva, quizá no ha sido un cambio, sino una revelación. Durante mucho tiempo le estuve dando vueltas a ese extraño comportamiento suyo de mocoso de cinco años, y ahora me doy cuenta de porqué. Me perturba ese otro lado tan agresivo. Siempre había estado quejándome de lo difícil que es aguantar a un niño revoloteando alrededor, pero creo que sería incluso peor tener a un payaso agresivo detrás de uno.

—¿Te duele?

Comienza con las preguntas. Como me había hecho esas heridas o quien había sido. Me revela que es policía y me enseña su placa. "Daniel Doyle" que pena que un hombre tan atractivo desperdicie su vida siendo policía municipal. Como sea, no es asunto mío y no podría importarme menos.

Recojo las llaves del suelo y evito responder a sus preguntas. Finalmente me insiste en que debo denunciar lo ocurrido y castigar al culpable, pero rechazo cualquier tipo de opción que me proponga.

Es imposible que pueda castigar a un payaso con semejante poder. Además, no quiero ni imaginar que es lo que Jack podría hacerme si le traiciono.

—Solo lléveme a esta dirección.

Afortunadamente Laughing Jack se había retirado por el momento, y lo cierto es que no me importa a donde se haya ido. Todo lo que necesito es llegar a casa y curar las heridas de mi brazo.

He sido una estúpida. Laughing Jack parece estúpido pero no lo es, y tiene más fuerza de la que pude imaginar. Tendré que andarme con cuidado.

Let me in | Laughing Jack #CreepyAwards2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora