12- ¡Al fin descubro su nombre completo!

10 4 7
                                    

Seis meses, mucha comida chatarra y ningún encuentro caliente después...




JANE




-¿Cómo estoy? -le pregunto a Jake.

-¡Linda! -sonríe.

Ay, como lo quiero.

-Gracias -sonrío.

Él suelta risitas y se va corriendo.

Mi mamá entra al cuarto.

-Te ves muy linda hoy. Adonis es un chico afortunado.

Me sonrojo.

-Gracias mamá.

-¿A dónde irán? -pregunta.

-No lo sé. Quiere que sea una sorpresa.

Me aparto unos mechones de cabello del rostro y la miro.

-Confío en él. Siempre lo he visto con buenos ojos, siempre supe que él te quiere -mira hacia una esquina de mi cuarto, como si recordara algo y luego ríe-. Cuando me dijiste que él te había invitado a salir, me sorprendí porque han pasado años...

-¡Mamá! -digo avergonzada.

-Es cierto -ríe-, eres una joven muy hermosa y tienes muchas cualidades y él supo verlas y valorarlas. No como ese pedazo de mierda de Raymond.

Río a carcajadas.

-Wow, ¿por tanto tiempo me ha querido?

-Si, niña ciega -ella voltea los ojos-. Solo quería que él te lo dijera o que tú misma te dieras cuenta.

-Mmm, ya.

Alguien toca el timbre.

-Debe de ser él -digo.

Abro la puerta y para mi sorpresa, no es Adonis.

-R-raymond -digo.

Él sonríe. Está vestido algo elegante y tiene un ramo de rosas en la mano.

-Jane, hola.

Me da las rosas, pero yo no las acepto.

-¿Qué haces aquí? -frunzo el ceño.

Él da un paso adelante para acercarse a mí, pero yo retrocedo.

-Yo eeehhm... Quería decirte que he estado pensando en ti éstos seis meses -da otro paso adelante y yo sigo retrocediendo. Baja la vista- y te extraño.

Siento sus dedos helados tocando mi piel y levantando mi barbilla.

Siento que no me puedo mover.
Veo cómo todo pasa en cámara lenta.

Mierda mierda mierda mierda mierda ¡MIERDAAA HAZ ALGO QUE SE ESTÁ ACERCANDOOO!

En el último instante lo empujo. Pero él cae al suelo, no por mi empuje, sino por el de Adonis.

-¡¿Qué mierdas haces aquí imbécil!? -dice.

-No es tu asunto Melbourne. Déjame en paz.

-No -miro cómo la vena de su cuello resalta.

Piensa con claridad, no dejes que su cuerpo te distraiga.

-Eres un idiota, no dejaré que la toques.

-¡Ella no es de tu propiedad! -exclama Raymond.

-¡Ah! ¿y de la tuya si?

-Mira hijo de perra, ya me estás enojando -dice Raymond quitándose el saco.

Juguemos a ser papásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora