11- Hamburguesas y papas fritas

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Una semana después...





Miradas y gestos, era la única comunicación que teníamos en la escuela y el vecindario. 

-¿Me podrías decir qué pasa? -pregunta Carlos, mi amigo gay.

-¿A qué te refieres? -pregunto.

-Ay amiga, ¿me quieres ver la cara de estúpida? Hablo de ti y Adonis -contesta.

Me muerdo el labio y tomo un trago de mi botella con agua.

-Nada, no pasa nada.

-Vamos Jane, dime. Cuando los dos cruzan miradas, inmediatamente las apartan y veo cómo te ruborizas. Ah, pero cuando no te mira, es como si lo acecharas, como si fuera un manjar... Y bueno, de hecho lo es, pero tú no miras así a casi nadie. Es una mirada de lujuria, amiga y esa sólo a Raymond se la tirabas de vez en cuando.

Bajo la mirada a mi comida.

-Ah y hablando de ese pedazo de mierda... Pues te he visto algo deprimida, pero, no como deberías -dice Tony, el capitán del equipo de natación.

-¿A qué te refieres? -pregunto.

-Por favor, muñeca, he roto demasiados corazones como para saber cómo se ve una chica después de romper con su novio. Es decir, te ves algo deprimida, pero no lo suficiente.

-¿Quieres ver mi depresión? -lo reto.

-No es que quiera, solo que no es normal verte así.

Me subo la manga de mi camisa manga larga y ellos me miran como si no supieran qué hacer. 

-Mierda, tápate eso -dice Tony.

-¿Querías ver mi jodida depresión? Ahí está -digo con amargura.

-Jane, eso... Está mal -dice Carlos.

-¿Qué es lo que está mal? -pregunta Adonis.

Claro, únete al club en el momento menos adecuado.

Me bajo la manga antes de que él vea las cortadas que me hice esa noche en su casa. Trago forzosamente mientras él se sienta a mi lado.

-Las cortadas que me hice la semana pasada -murmuro con la cabeza gacha.

Él me rodea con su brazo y da un fuerte suspiro.

-Sí -admite y ve a Tony y a Carlos-, pero Jane prometió no volverlo a hacer -me mira-, ¿cierto Jane?

-Sí.

Él me besa en la coronilla y todos nos ven. Me ruborizo.

Escucho murmuros; "¿No era la novia de Raymond?" "¿Terminaron?" "¿Qué hace ella con Adonis?" "Raymond la engañó" "Adonis sólo se está aprovechando" "Se ven lindos juntos".

Todo ésto me molesta y me levanto de la mesa.

-Niña, ¿qué haces? -pregunta Carlos.

-¿Les haría daño si por una vez siguieran con sus miserables vidas en vez de fijarse en la de alguien más? ¡Mejor váyanse  a ver la rosa de Guadalupe si quieren drama! O mejor aún... ¡Consíganse una vida, inútiles de mierda! -hablo en voz alta y firme, para luego irme a otro lado a comer.

Y a como es de esperar, me mandaron con la consejera escolar.

Y como era de esperar, no me sirvió en nada y ¿por qué? Pues primeramente, no tenía ganas de contarle la historia de mi vida y cómo llegamos hasta aquí y segundo, la única persona en la que confío completamente es Adonis y sólo él me hace sentir mejor ahora.

Juguemos a ser papásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora