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«¿Quién es?»
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  Dio un suspiro haciendo fricción entre uno de sus brazos para lograr un mínimo calor requerido en su desnutrido cuerpo.

  Cerró sus ojos y elevó su cabeza dejando las gotas de agua se deslizaran desde su rostro hasta el resto de su cuerpo desnudo.

  Dejando que un suspiro algo pesado de sus labios escapara, bajó su cabeza hacia el suelo y abrió levemente sus ojos mirando los mosaicos mojados.

  Tan solo llevaba unos minutos dejando que el agua corriera, permitiéndose de manera egoísta abusar de aquel recurso que era casi escaso para él.
  No perdería demasiado tiempo en salir, siendo que luego tendría que pagar el costoso precio que le cobraban, no por cantidad, sino por conveniencia del dueño.

  Cerró la llave de agua y con una mueca tanteó la toalla que había apoyado anteriormente sobre el retrete.

  Se secó casi por completo, dejando al último su cuello y cabello.

  Llevó la tela hasta aquella zona que evitaba tocar de cualquier modo, a sabiendas de la horrible marca que había quedado allí, ya no tan notoria por el paso de los años.
Con cuidado masajeó el lugar secando y evitando tocar de más para no sentir donde su piel se hundía levemente y la marca era visible para la persona que observase con atención.

  No quería ni siquiera hacerse la idea de las mil y un situaciones que había tenido –sufrido–, con aquellos baños y secados desde que la marca, que arrasó con su vida, se había hecho no específicamente sobre su nuca, solo un poco más al costado izquierdo llegando de manera leve a la curvatura de su hombro.

  Negó levemente y en cuanto escuchó unos pequeños pasos secó de manera superficial su cabello y se cambió rápidamente con una de sus viejas prendas, medianamente abrigadas.

  Aún sintiendo el frío en la planta de sus pies, llevó su mano hacia la manija de la puerta y la abrió con una sonrisa que no llegaba a ser verdadera, a la espera de que el menor llegara hasta donde estaba con su pequeño cuerpo y dulce sonrisa.

  El pelinegro corrió la poca distancia que lo separaba de su padre y saltó a sus brazos haciendo que éste, lo agarrara en el aire e imitara sonidos de avión para divertirlo.

  Dando unos giros en su lugar besó las mejillas del cachorro y lo acomodó entre sus brazos.

—Buenos días JiMinnie. — el cachorro sonrió, provocando que sus ojos se cerrasen y la ternura abordara el cuerpo de TaeHyung —¿Qué quieres desayunar bebé? — entre sus brazos, JiMin hizo un mueca pensativa terminando por encoger sus hombros con duda —Anda, dime. — insistió con un puchero hacia su hijo.

  Sin esperar respuesta fue camino hacia la cocina, tan solo dando unos cortos pasos.

  Dejó, como de costumbre, a su hijo sobre una de las sillas y buscó la bolsa del día anterior.
  Agradecía que había bastante variedad y dejando de lado quien se la había dejado era eficiente de muchas formas.

  Lamió su labio inferior y sacó lo más accesible para esa mañana, mirando de reojo el brillo en los ojos de su pequeño.

  Con una leve elevación de las comisuras de sus labios, se giró dejando los alimentos frente al pequeño quien se acomodaba a su gusto sobre la silla.

—Come. — su voz sonó dulce, y mucho más tranquila que de costumbre.

  El menor asintió y comenzó a desayunar frunciendo un poco sus labios.

⟦ Sɪɴ Pᴀʟᴀʙʀᴀs ⟧ ~ᴷᴼᴼᴷᵀᴬᴱ~ ᵒᵐᵉᵍᵃᵛᵉʳˢᵉWhere stories live. Discover now