—Señor. —Me llama Verónica. Aparte la mirada de sus manos unidas y la volví a su rostro que pareció palidecer aun mas. Aparte la vista siguiendo a Verónica que me guía una vez más hacia dentro.

— ¿Viste a Nadia con ese chico? —le pregunto a mi secretaria mientras nos adentramos, ella asiente mirándome. —. Quiero saber quién es, llama a Bruce y que investigue todo sobre él. Les doy media hora para hacerlo, lo envías a mi correo personal. —Ella asiente decidida y apresura el paso. Verónica se ha olvidado que alguna posibilidad entre ambos. Me alegre por ella cuando supe que empezó a salir con uno de mis asociados.

Estoy ansioso hasta la mierda, desconcertado. No saber quién es ese hombre me mantiene en vilo. Mi vista se posa en la entrada de vez en cuando buscándola con la mirada, esperando verla entrar al fin. Vuelvo la vista de nuevo hacia los hombres frente a mí que hablan sobre las inversiones exitosas que han tenido este año. El celular en mi bolsillo vibra y sin pensarlo una vez más lo saco de inmediato. Es un correo. De Bruce.

Asunto: Investigación.

De: Bruce Price.

Para: Lucas Ferreyra.

Es un documento con una foto del tipo y su descripción física, pero no es eso lo que me importa.

Nombre: Max Baker.

Padres: Emilio Baker y Amanda Bastean.

País de nacimiento: Estados Unidos.

País donde reside actualmente: Alemania- Berlín.

Edad: 26 años.

Estudios: Universidad Eberhard-karls- Universitat Tubingen- Alemania. Graduado como Psicólogo. Pos-grado en intervención psicosocial en situaciones en crisis, emergencias y catástrofes. (Universidad autónoma de Madrid) Máster en terapia familiar y de pareja. (Universidad compútense de Madrid)

No posee antecedentes criminales. Conoció a la señorita Nadia mientras cursaba su pos-grado en la universidad de Alemania. Han salido desde entonces.

Cerré los ojos con fuerza al leer lo último. Trague el nudo que se ha formado en mi garganta y volví a guardar mi celular en una de las bolsas de mi pantalón.

— ¿Todo bien, Lucas? —Pregunta Jeremías a mi lado, con el ceño fruncido y la preocupación asomándose en su rostro —. Estas... pálido. Fatigado.

—Estoy bien. —Le aseguro, desviando la vista y humedeciendo mis labios. ¡Maldita sea! Joder, no, no pueden estar saliendo, no de esa manera. Entonces, como para torturarme más un recuerdo llega a mi cabeza. La llamada... esa que atendió mientras yo estaba en su casa y con la que se veía tan entusiasmada. Era el...

Pase saliva, acalorado, por un mal humor que me va invadiendo de a poco. Exhale con cansancio. Bien, debía calmarme, de todas maneras ya tenía planeado quedarme solo antes de que ella llegara. Esto no me puede sacar del camino que tanto me ha costado transitar, ese lleno de calma y donde las culpas no existen.

Tome una copa de un mesero que llego hasta dónde estamos y, mientras le doy un trago veo a mi hermano menor fijar la vista hasta un punto a nuestro costado derecho y por inercia lo sigo: es ella. Como dije antes, va impecable, hermosa. Ya el no la lleva de la mano, pero si la guía por el lugar colocando una de sus manos en la espalda baja de ella. Esa espalda que tanto acaricie.

Para cuando desvió la vista de nuevo Jeremías me observa interrogante. Niego con la cabeza y termino la copa en mis manos.

Debíamos esperar que todos los invitados terminaran de llegar y, mientras lo hacíamos nos dedicamos a saludar a los que ya han entrado, como dice mi hermana – a darles la bienvenida-.

Después de tiWhere stories live. Discover now