Capítulo XXIX

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Después de actualizar este capítulo, subiré la primera portada de las dos novelas que estoy por subirles. Ojala y puedan apoyarme también en ese proyecto y la agreguen a sus listas de lectura.

¡Feliz San Valentín! Las quiero muchísimo <3

Lucas Ferreyra:

Son las dos de la madrugada y sigo mirándolo todo por el gran ventanal de piso a techo de mi oficina. No he vuelto a ver a Nadia, y eso, parece estar consumiéndome el alma... sus palabras se han quedado clavadas en mi cabeza. "Sintiéndome el reemplazo de alguien irremplazable para ti" ¿así se sentía? Porque yo no lo veía así. Tengo miedo, me da terror que a ella le pase lo mismo que le paso a Daniela, y allí esta... estuvo a punto de morir, no sé si fue por mi culpa, pero lo que le paso fue a causa de problemas del pasado que incumben a mi familia.

Lleve el vaso de vidrio a mis labios una vez más para terminar el whiskey en el. Al hacerlo, alzo la vista y mi reflejo aparece en el espejo frente a mi... nunca me había visto de tal manera, luzco desaliñado, con grandes ojeras, y una capa de lagrimas sin derramar cubre mis ojos... y todo es por ella, por esa chica alegre y desgarbada que conocí hace más de un año. ¿Cómo no pude darme cuenta que es tan especial? ¿Cómo la deje meterse tanto en mi? Hasta... hasta el punto de hacerme olvidar, de hacerme sentir... bien. ¡No, no, no! Me separo del ventanal y camino hasta mi escritorio tomando asiento detrás de este y dejando el vaso sobre él.

¿Qué hacia? ¿Ya había olvidado a Daniela? ¿Tan rápido? Dios, soy un desgraciado. No la merecí ni a ella ni a nadie. No merezco a Nadia, pero no puedo dejarla ir. La quiero... ¡maldita sea! –Me levanto del escritorio y camino por toda la estancia- ¿Qué acabo de decir? ¿Estoy enamorado de Nadia? ¡Carajo, no! Ella era solo una aventura, una más, pero no una cualquiera. Hale mi cabello en un gesto desesperado. Me detuve de golpe.

De acuerdo, necesito aclarar mi cabeza. Mañana iré a buscarla, hablare con ella y buscaremos una solución. La encontraremos, estoy seguro.

Esa noche, al salir de mi oficina le pedí a Bruce que pasáramos por su casa. El ya se ha recuperado del todo, gracias a Dios. Me cuesta mucho confiar en las personas y contratar a otro guarda espalda hubiese sido difícil. Todas las luces de la casa están apagadas y las puertas cerradas. No sabía qué hacer, pero buscaría una forma de no perder a Nadia Rossi.


(...)


Al día siguiente me vestí con uno de mis mejores trajes, hecho a la medida. Salí de casa después de estar totalmente listo y desayunado.

—A casa de Nadia Rossi, Bruce. —Pido, mientras busco su número en mi celular y la llamo. Esta apagado. Puedo ver, por el rabillo del ojo como Bruce me mira por el espejo retrovisor, para arrancar un segundo después

Conduce al menos por veinte minutos, ella vive al otro lado de la ciudad en un lugar muy diferente de donde vengo. Cuando Bruce estaciona frente a su casa, me bajo sin esperarlo y camino hasta su puerta para tocarla.

Al ver que nadie sale, vuelvo a tocar y lo sigo haciendo varias veces más, fallando cada una de ellas. Nadie sale, parece no haber nadie en casa. ¿Habrán salido? ¿A dónde?

—Señor, ¿busca a alguien? —me vuelvo para encontrarme a una señora de mediana edad, con algunas bolsas con vegetales en sus manos y cabello recogido.

—Si, a Nadia Rossi. —Digo amablemente y señalando la casa detrás de mí.

—Oh... las Rossi... —sonríe con nostalgia recordando algo y vuelve hablar —. Bueno, imagino que no lo sabes, pero ellas salieron ayer, —No lo entendía, si salieron ayer, ¿Por qué no han regresado? —. A Alemania. —Mi cuerpo se estremeció y mis ojos se abrieron asombrado y confundido —. Al parecer, a Nadia le salió un buen trabajo allá con su antigua jefa y se llevo a su madre con ella. Me dejaron al cuidado de la casa, pero sinceramente no sé cuando puedan volver. —Trague duro tratando de controlar el centenar de emociones que colisionan dentro de mí, debí empuñar mis manos para evitar el visible temblor en ellas. —. ¿Está bien, señor? —Me pregunta, debe verme tan perturbado que ha preguntado aquello. Trague duro, negando y encaminándome de nuevo a la camioneta, pero respondiendo antes:

Después de tiWhere stories live. Discover now